El PSG se pone a los pies de Neymar ante su peor crisis

Al-Khelaïfi, presidente del club parisino, consensuará su estrategia con el brasileño, cuya conducta es cada vez más desafiante. Unai Emery aguarda su salida

Diego Torres
El País
El Paris Saint-Germain, la empresa más subversiva que ha conocido la industria del fútbol en este siglo, depende de las decisiones de un hombre, Nasser Al-Khelaïfi, a quien sus colaboradores más estrechos no dicen todo lo que piensan por miedo a que los destituya. Es el parecer de uno de los expertos más veteranos que trabajan en la órbita del club francés. Lo confiesa al calor del incendio provocado por la eliminación de la Champions a manos del Madrid. El PSG sufre la condena de los proyectos que niegan la autocrítica y Al-Khelaïfi, pegado a la lógica de su estrategia, ha resuelto aferrarse a Neymar Júnior hasta las últimas consecuencias.


La hoja de ruta no se altera, según fuentes del entorno presidencial. Al-Khelaïfi ha resuelto destituir al entrenador, Unai Emery, y cree que debe redoblar su apuesta. Si hasta ahora permitió que la institución girara alrededor de Neymar, tras la eliminación en Champions pretende planificar la próxima temporada hombro con hombro con el brasileño. Que sea él quien apruebe la contratación del nuevo entrenador, de entre una terna que incluye a Zidane, Tite y Luis Enrique; y que sea él quien elija a los jugadores que le acompañarán. Nunca en la historia del fútbol un jugador gozó de más prerrogativas y cobró más dinero (47 millones de euros netos por curso) a cambio de menos pruebas de lealtad.
El PSG se pone a los pies de Neymar ante su peor crisis

Primer responsable de las inversiones del emirato de Qatar en la industria del deporte, Al-Khelaïfi es una de las referencias financieras del fútbol como director de la cadena beIN Sports, dueña de los derechos televisivos de medio planeta. Desde su despacho en Boulogne, sede de beIN y del PSG, ejerce de vicario del príncipe Jasim Al-Thani, ideólogo en la sombra de un plan multinacional de actuaciones con siete años de andadura. Aparentemente, su gestión es colegiada y actúa rodeado de técnicos que conocen perfectamente el fútbol. La realidad, según confiesan en su entorno, es que Al-Khelaifi cree poco en las visiones ajenas.

Retribuidos con los mejores sueldos del mercado, Antero Henrique, el director deportivo, y Maxwell Scherrer, su nexo con el vestuario, son extremadamente prudentes. Rara vez revelan sus criterios futbolísticos si creen que pueden chocar con los del jefe. Intuyen que Al-Khelaïfi es muy reacio a cuestionar sus propias ideas. Si busca opiniones ajenas es para reafirmarse. Los expertos del club empiezan a pensar que no sería tan descabellado desprenderse de Neymar este verano pero no se atreven a decírselo. El presidente no quiere oír críticas contra el brasileño. No quiere que le recuerden que su vida social excesiva y su falta de cuidado profesional suponen un agravio hacia la plantilla, obligada a comportarse según las viejas normas de orden para ponerse al servicio de un ídolo que decide cuándo jugar al fútbol y cuándo jugar a la play. Al-Khelaïfi rechaza que Neymar pueda ser el elemento que desmotiva a sus compañeros, transformando al PSG en un equipo acomodado a la falta de exigencia de la Ligue 1. “Los demás sienten que si ganan, gana Neymar, y que si pierden, pierde Neymar”, resume un empresario vinculado al PSG.

Al-Khelaïfi se niega siquiera a plantearse la venta de Neymar. Al revés, quiere proporcionarle más poder en la creencia de que así será más feliz y más leal. Como dice un agente: “Nasser cree que para que el proyecto salga bien, a Neymar tienen que salirle bien las lambrettas”.

Por segunda temporada consecutiva los dirigentes del PSG proclamaron que la conquista de la Champions era el objetivo prioritario de una inversión que alcanza los 1.115 millones de euros en fichajes desde 2011. Por segunda temporada consecutiva, el equipo fue derrotado con estrépito en el primer cruce eliminatorio. Por un parcial de 6-5 ante el Barça en 2017, y por 5-2 ante el Madrid esta semana. En el palco de autoridades del Parque de los Príncipes, Al-Khelaïfi se tapaba la cara espantado. Dicen en su entorno que está convencido de que con Neymar en el campo la historia habría sido diferente. También indican que olvida que Neymar jugó 90 minutos en el Bernabéu y que no hizo nada muy relevante.
Emery, condenado

Neymar perdió valedores dentro del PSG a raíz de su decisión de operarse en lugar de jugar contra el Madrid. Los más indignados consideraron una provocación su empeño por internarse inmediatamente en Belo Horizonte con el médico de la seleçao, Rodrigo Lasmar, en lugar de acompañar al equipo en el trance más difícil de la temporada. No comprenden por qué ni siquiera esperó hasta después del partido contra el Madrid para irse a Brasil. Hay ejecutivos del PSG que sospechan que Neymar lleva meses generando tensión para ver si le ofrecen una salida. Al-Khelaïfi no se da por enterado, pero las palabras de Marquinhos el martes resultan alarmantes: “Le he dicho a Neymar que tiene que seguir en el PSG; este equipo está creciendo”.

El hundimiento total o la supervivencia del gran proyecto del PSG dependerá de lo que resulte de la relación entre Neymar y sus patrones cataríes. Menos determinante resulta el destino de Emery. El entrenador español ya vive condenado a viajar como polizón. En el vestuario observan que los miembros del cuerpo técnico reciben trato de “interventores judiciales” por parte de los empleados. Al-Khelaïfi no les dirige la palabra desde el 14 de febrero, fecha del 3-1 en el Bernabéu. Se arrepiente de haber mantenido a Emery en 2017, tras el 6-1 del Camp Nou.

Al-Khelaïfi argumenta que optó por respaldar al técnico tras consultarle. Emery se justificó diciéndole que tras lograr un 4-0 en París, en el Camp Nou sus jugadores no siguieron el plan trazado y recularon. El presidente contrastó esta versión con Silva, Motta y Marquinhos. Los tres dieron la razón a Emery y le salvaron. Pero los asesores menos convencidos de Al-Khelaïfi le formularon una pregunta que todavía resuena en Boulogne: “Si los jugadores no le obedecieron en el Camp Nou, ¿no será porque Emery no sabe liderarlos?”.

Sea cual sea la respuesta, Emery, Al-Khelaïfi, y todo el PSG, penden del hilo fino de la voluntad de Neymar Júnior.

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