El misterio de los atentados en serie de Austin se agrava con el estallido de otro paquete bomba
En dos semanas se han registrado en la ciudad tejana cuatro explosiones con dos muertos y cuatro heridos
J.M.A.
Washington, El País
En dos semanas, cuatro bombas, dos muertos y al menos cuatro heridos. La cadena de misteriosas explosiones que ha sembrado el terror en Austin (Texas) registró el domingo por la noche su última entrega. Un artefacto activado por cable estalló en una zona residencial al paso de dos hombres blancos. Su estado era grave, aunque no se temía por su vida. La policía de Austin advirtió que se trata de un “atacante en serie” que ha demostrado tener conocimientos sobre explosivos pero admitió que desconoce los motivos de las alarmantes y enigmáticas deflagraciones.
Los investigadores consideran que se trata de atentados cada vez más elaborados. Hasta la fecha los ataques habían sido perpetrados con paquetes bomba dejados en la puerta de las casas. En el caso del domingo, fue un artefacto colocado en la calle y con una maquinaria más compleja. Las autoridades creen tener un “alto grado de confianza” de que la misma persona elaboró todos los explosivos.
“Lo que hemos visto es un cambio significativo en el patrón de conducta: en las anteriores ocasiones se trataba de objetivos definidos, ahora es un ataque a viandantes escogidos al azar”, explicó este lunes el jefe de la Policía de Austin, Brian Manley. "Esto cambia las cosas, nuestro mensaje de seguridad en este punto era decirle a la comunidad que no manejara paquetes sospechosos o no los recogiera, ahora necesitamos tener un nivel extra de vigilancia, y ante cualquier cosa que parezca fuera de lugar, no se acerquen a ella", agregó.
Ante el creciente pánico en Austin, el alcalde de la ciudad trató de mandar un mensaje de calma. “Hay un ejército de agentes federales. Tenemos recursos del Estado. Vamos a encontrar quién es responsable de esto y lo vamos a frenar”, dijo Steve Adler en declaraciones a la cadena televisiva Abc.
El primer estallido de la serie se registró el pasado 2 de marzo y acabó con la vida de un obrero de la construcción de 39 años. Las dos siguientes explosiones llegaron el lunes 12 de marzo: en una murió un estudiante de 17 años y resultó herida una mujer; en otra, la bomba alcanzó a una anciana hispana. En este caso, el artefacto iba dirigido a otra persona.
Los dos muertos eran amigos y miembros conocidos de la comunidad afroamericana local. Este hecho hizo sospechar a los investigadores que pudiera haber una motivación racial en los atentados. Sin embargo, el que los dos heridos del domingo sean blancos ha debilitado esta hipótesis.
“¿Es esto terrorismo? ¿Está relacionado con [delitos de] odio? Como hemos dicho desde el principio, no estamos dispuestos a clasificar esto como terrorismo u odio simplemente porque no sabemos lo suficiente”, señaló el jefe policial.
Manley, sin embargo, advirtió que la bomba del domingo se activó cuando los dos hombres pisaron un cable que la detonó, lo que demostraría que el atacante tiene una capacidad técnica mayor de la imaginada inicialmente. Los tres primeros explosivos eran de elaboración casera y estaban colocados dentro de paquetes que se entregaron a domicilio.
El jefe policial alertó del riesgo de que un niño que esté jugando en la calle pueda pisar uno de esos cables. “Lo cambia todo. Es más sofisticado, no apunta a individuos concretos”, agregó Christopher Combs, el agente especial del FBI que participa en las pesquisas. Más de 100 agentes, algunos especializados en explosivos, están trabajando en tratar de localizar al sospechoso.
En cualquier caso, los agentes consideran que el autor está lanzando un mensaje. “Ojalá nos esté escuchando; queremos comprender qué le ha traído hasta aquí, le queremos escuchar”, dijo el jefe de la Policía de Austin. “Hay gente inocente en esta comunidad que está siendo herida y esto debe terminar”.
La policía elevó a 115.000 dólares la recompensa por una pista sobre los ataques y pidió a la ciudadanía que extreme la precaución y la vigilancia. “Necesitamos cualquier pista, cualquier información por muy inconsecuente que uno pueda creer que es”, subrayó Manley. Pero, de momento, la histeria está invadiendo Austin: las autoridades policiales han respondido a 700 llamadas sobre paquetes sospechosos.
J.M.A.
Washington, El País
En dos semanas, cuatro bombas, dos muertos y al menos cuatro heridos. La cadena de misteriosas explosiones que ha sembrado el terror en Austin (Texas) registró el domingo por la noche su última entrega. Un artefacto activado por cable estalló en una zona residencial al paso de dos hombres blancos. Su estado era grave, aunque no se temía por su vida. La policía de Austin advirtió que se trata de un “atacante en serie” que ha demostrado tener conocimientos sobre explosivos pero admitió que desconoce los motivos de las alarmantes y enigmáticas deflagraciones.
Los investigadores consideran que se trata de atentados cada vez más elaborados. Hasta la fecha los ataques habían sido perpetrados con paquetes bomba dejados en la puerta de las casas. En el caso del domingo, fue un artefacto colocado en la calle y con una maquinaria más compleja. Las autoridades creen tener un “alto grado de confianza” de que la misma persona elaboró todos los explosivos.
“Lo que hemos visto es un cambio significativo en el patrón de conducta: en las anteriores ocasiones se trataba de objetivos definidos, ahora es un ataque a viandantes escogidos al azar”, explicó este lunes el jefe de la Policía de Austin, Brian Manley. "Esto cambia las cosas, nuestro mensaje de seguridad en este punto era decirle a la comunidad que no manejara paquetes sospechosos o no los recogiera, ahora necesitamos tener un nivel extra de vigilancia, y ante cualquier cosa que parezca fuera de lugar, no se acerquen a ella", agregó.
Ante el creciente pánico en Austin, el alcalde de la ciudad trató de mandar un mensaje de calma. “Hay un ejército de agentes federales. Tenemos recursos del Estado. Vamos a encontrar quién es responsable de esto y lo vamos a frenar”, dijo Steve Adler en declaraciones a la cadena televisiva Abc.
El primer estallido de la serie se registró el pasado 2 de marzo y acabó con la vida de un obrero de la construcción de 39 años. Las dos siguientes explosiones llegaron el lunes 12 de marzo: en una murió un estudiante de 17 años y resultó herida una mujer; en otra, la bomba alcanzó a una anciana hispana. En este caso, el artefacto iba dirigido a otra persona.
Los dos muertos eran amigos y miembros conocidos de la comunidad afroamericana local. Este hecho hizo sospechar a los investigadores que pudiera haber una motivación racial en los atentados. Sin embargo, el que los dos heridos del domingo sean blancos ha debilitado esta hipótesis.
“¿Es esto terrorismo? ¿Está relacionado con [delitos de] odio? Como hemos dicho desde el principio, no estamos dispuestos a clasificar esto como terrorismo u odio simplemente porque no sabemos lo suficiente”, señaló el jefe policial.
Manley, sin embargo, advirtió que la bomba del domingo se activó cuando los dos hombres pisaron un cable que la detonó, lo que demostraría que el atacante tiene una capacidad técnica mayor de la imaginada inicialmente. Los tres primeros explosivos eran de elaboración casera y estaban colocados dentro de paquetes que se entregaron a domicilio.
El jefe policial alertó del riesgo de que un niño que esté jugando en la calle pueda pisar uno de esos cables. “Lo cambia todo. Es más sofisticado, no apunta a individuos concretos”, agregó Christopher Combs, el agente especial del FBI que participa en las pesquisas. Más de 100 agentes, algunos especializados en explosivos, están trabajando en tratar de localizar al sospechoso.
En cualquier caso, los agentes consideran que el autor está lanzando un mensaje. “Ojalá nos esté escuchando; queremos comprender qué le ha traído hasta aquí, le queremos escuchar”, dijo el jefe de la Policía de Austin. “Hay gente inocente en esta comunidad que está siendo herida y esto debe terminar”.
La policía elevó a 115.000 dólares la recompensa por una pista sobre los ataques y pidió a la ciudadanía que extreme la precaución y la vigilancia. “Necesitamos cualquier pista, cualquier información por muy inconsecuente que uno pueda creer que es”, subrayó Manley. Pero, de momento, la histeria está invadiendo Austin: las autoridades policiales han respondido a 700 llamadas sobre paquetes sospechosos.