El Foro de Davos se reúne en Brasil bajo la sombra de la guerra comercial
El proteccionismo de Trump y la incertidumbre electoral en América Latina marcan el encuentro en São Paulo de dirigentes políticos y económicos
Xosé Hermida
São Paulo, El País
América Latina enfrenta un año contradictorio, con razonables perspectivas de crecimiento económico pero al mismo tiempo con importantes incertidumbres en el futuro inmediato. A la guerra comercial abierta por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se unen las elecciones presidenciales en seis países, incluidos los dos gigantes de la región, Brasil y México, en ambos casos con difícil pronóstico. Sobre estos grandes temas girarán los dos días de sesiones del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), que estos miércoles y jueves reúnen en São Paulo a dirigentes políticos y económicos de la región.
Brasil acoge este año el desembarco en América Latina del conocido popularmente como Foro de Davos, una oportunidad para que políticos, empresarios, líderes de opinión y representantes del mundo académico intercambien impresiones sobre los rumbos del continente en los próximos meses. El Foro, que se abre este miércoles en un acto con la presencia del presidente de Brasil, Michel Temer, arrancará entre los ecos de la reciente decisión de Trump de establecer aranceles a las importaciones de acero y aluminio, una consecuencia de la política de “América primero” que el propio mandatario de EE UU había expuesto sin tapujos el pasado enero en la clausura de las sesiones de Davos.
El asunto ocupará inevitablemente buena parte del foco de atención en São Paulo, entre otras razones, porque el país anfitrión es uno de los más afectados por la medida. EE UU es el destino de un tercio de las exportaciones brasileñas de acero, un sector del que dependen en el país 200.000 empleos directos. El Gobierno de Temer ya ha expresado su preocupación por las consecuencias de la medida y, aunque intenta buscar una solución diplomática, no descarta abrir una batalla legal en organismos internacionales. Uno de los participantes en el Foro de São Paulo será precisamente el director general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), el brasileño Roberto Azevedo.
La decisión de Trump ha acelerado el interés de algunos países por buscar acuerdos comerciales alternativos. La pasada semana, se abrieron oficialmente las conversaciones del Mercosur con Canadá, al tiempo que ese organismo intenta dar un impulso que permita alcanzar el eternamente aplazado pacto comercial con la UE. Temer se ha mostrado en las últimas semanas muy activo en ese campo, con conversaciones telefónicas bilaterales con varios líderes europeos.
El Gobierno brasileño se ha volcado con la reunión de São Paulo para prolongar el esfuerzo que ya inició en la pasada cumbre de Davos. Entonces Temer se desplazó a los Alpes suizos con el propósito de vender que su país, tras dos años de profunda recesión, ya ha encontrado el camino para recuperar su economía. “Brasil ha vuelto”, fue la frase con la que Temer resumió su mensaje en Davos. Los cálculos del Gobierno y de varios organismos del país son que el crecimiento económico en 2018 puede acercarse al 3%.
Pero Brasil es también el mejor ejemplo de que el continente americano se mueve este año entre dos aguas. Las buenas perspectivas económicas chocan con una incertidumbre política sin precedentes. Pese a la mejoría de los datos, el Gobierno de Temer acumula una enorme impopularidad y los candidatos presentados por los partidos que lo apoyan –todos en el espectro del centro-derecha- aparecen, por el momento, con muy escaso apoyo en las encuestas para las elecciones presidenciales de octubre. En todas las predicciones sigue apareciendo como gran favorito el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, aunque todo indica que su condena judicial por corrupción le impedirá llegar a la cita de octubre y hasta puede mandarle a la cárcel en las próximas semanas. Detrás de Lula, el mejor situado, con alrededor de un 20%, es el ultraderechista Jair Bolsonaro, que intenta atraerse a sectores económicos con un programa liberal.
El complicado año electoral en América Latina será el tema de una de las mesas redondas. Además de Brasil, la incertidumbre sobre el resultado final es también muy grande en México, con el izquierdista Andrés Manuel López Obrador al frente de las encuestas, y en otros países como Colombia.
En las sesiones del foro no faltarán otros asuntos de la mayor actualidad, como la corrupción, tras los escándalos que en los últimos meses han golpeado a varios países, con una constructora brasileña, Odebrecht, como gran protagonista. Y fuera del ámbito estrictamente económico habrá debates sobre, por ejemplo, el acoso sexual o las fake news, con una sesión moderada por el director adjunto de EL PAÍS, David Alandete.
Xosé Hermida
São Paulo, El País
América Latina enfrenta un año contradictorio, con razonables perspectivas de crecimiento económico pero al mismo tiempo con importantes incertidumbres en el futuro inmediato. A la guerra comercial abierta por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se unen las elecciones presidenciales en seis países, incluidos los dos gigantes de la región, Brasil y México, en ambos casos con difícil pronóstico. Sobre estos grandes temas girarán los dos días de sesiones del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), que estos miércoles y jueves reúnen en São Paulo a dirigentes políticos y económicos de la región.
Brasil acoge este año el desembarco en América Latina del conocido popularmente como Foro de Davos, una oportunidad para que políticos, empresarios, líderes de opinión y representantes del mundo académico intercambien impresiones sobre los rumbos del continente en los próximos meses. El Foro, que se abre este miércoles en un acto con la presencia del presidente de Brasil, Michel Temer, arrancará entre los ecos de la reciente decisión de Trump de establecer aranceles a las importaciones de acero y aluminio, una consecuencia de la política de “América primero” que el propio mandatario de EE UU había expuesto sin tapujos el pasado enero en la clausura de las sesiones de Davos.
El asunto ocupará inevitablemente buena parte del foco de atención en São Paulo, entre otras razones, porque el país anfitrión es uno de los más afectados por la medida. EE UU es el destino de un tercio de las exportaciones brasileñas de acero, un sector del que dependen en el país 200.000 empleos directos. El Gobierno de Temer ya ha expresado su preocupación por las consecuencias de la medida y, aunque intenta buscar una solución diplomática, no descarta abrir una batalla legal en organismos internacionales. Uno de los participantes en el Foro de São Paulo será precisamente el director general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), el brasileño Roberto Azevedo.
La decisión de Trump ha acelerado el interés de algunos países por buscar acuerdos comerciales alternativos. La pasada semana, se abrieron oficialmente las conversaciones del Mercosur con Canadá, al tiempo que ese organismo intenta dar un impulso que permita alcanzar el eternamente aplazado pacto comercial con la UE. Temer se ha mostrado en las últimas semanas muy activo en ese campo, con conversaciones telefónicas bilaterales con varios líderes europeos.
El Gobierno brasileño se ha volcado con la reunión de São Paulo para prolongar el esfuerzo que ya inició en la pasada cumbre de Davos. Entonces Temer se desplazó a los Alpes suizos con el propósito de vender que su país, tras dos años de profunda recesión, ya ha encontrado el camino para recuperar su economía. “Brasil ha vuelto”, fue la frase con la que Temer resumió su mensaje en Davos. Los cálculos del Gobierno y de varios organismos del país son que el crecimiento económico en 2018 puede acercarse al 3%.
Pero Brasil es también el mejor ejemplo de que el continente americano se mueve este año entre dos aguas. Las buenas perspectivas económicas chocan con una incertidumbre política sin precedentes. Pese a la mejoría de los datos, el Gobierno de Temer acumula una enorme impopularidad y los candidatos presentados por los partidos que lo apoyan –todos en el espectro del centro-derecha- aparecen, por el momento, con muy escaso apoyo en las encuestas para las elecciones presidenciales de octubre. En todas las predicciones sigue apareciendo como gran favorito el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, aunque todo indica que su condena judicial por corrupción le impedirá llegar a la cita de octubre y hasta puede mandarle a la cárcel en las próximas semanas. Detrás de Lula, el mejor situado, con alrededor de un 20%, es el ultraderechista Jair Bolsonaro, que intenta atraerse a sectores económicos con un programa liberal.
El complicado año electoral en América Latina será el tema de una de las mesas redondas. Además de Brasil, la incertidumbre sobre el resultado final es también muy grande en México, con el izquierdista Andrés Manuel López Obrador al frente de las encuestas, y en otros países como Colombia.
En las sesiones del foro no faltarán otros asuntos de la mayor actualidad, como la corrupción, tras los escándalos que en los últimos meses han golpeado a varios países, con una constructora brasileña, Odebrecht, como gran protagonista. Y fuera del ámbito estrictamente económico habrá debates sobre, por ejemplo, el acoso sexual o las fake news, con una sesión moderada por el director adjunto de EL PAÍS, David Alandete.