“El euro tiene que ser eliminado. Está condenado al fracaso”
La colíder la formación alemana de extrema derecha defiende la guerra al islam político, la jibarización del proyecto europeo y la idealización de un mundo encerrado en las fronteras nacionales
Ana Carbajosa
Berlín, El País
Alice Weidel es la cara amable de Alternativa para Alemania (AfD), el partido extremista y antiinmigración que ha desbaratado el tablero político alemán. Mientras los partidos tradicionales alemanes, disminuidos, han sido todavía incapaces de formar Gobierno cinco meses después de celebrarse las elecciones, AfD continúa su escalada. Encuestas recientes les sitúan desde hace días como la segunda fuerza política en Alemania, por delante de los socialdemócratas.
Weidel (Gütersloh, 1979) exuda satisfacción. Cuanto peor les va a los partidos tradicionales, mejor le va a AfD, un partido protesta que se nutre del descontento popular. La guerra al islam político, la jibarización del proyecto europeo, la salida del euro y la idealización de un mundo pasado y encerrado en las fronteras nacionales son los ejes de su discurso europopulista de libro, que ha resultado ser muy pegadizo, también en Alemania.
Mujer y lesbiana, Weidel es una rara avis en un partido muy masculino, que defiende el modelo de familia tradicional. La colíder de AfD recibe a EL PAIS, La Repubblica y Le Figaro en un momento crucial para el futuro de Alemania y de Europa. Dentro de unas horas se conocerá el resultado de la votación del partido socialdemócrata, que decidirá si hay vía libre para formar una nueva gran coalición y para acabar por fin con el bloqueo político en el centro de poder de facto de Europa.
Pregunta (P). Han entrado con mucha fuerza en el Bundestag. ¿Cómo piensan utilizar su posición?
Respuesta (R). Hemos superado al SPD, según las encuestas. Somos la segunda fuerza más fuerte, la tendencia es clara. Ejecutamos una política exitosa. Durante la campaña electoral se decía que con nosotros el Bundestag se hundiría en el caos, pero ha sido al revés. Los otros partidos se derrumban y nosotros estamos construyendo una nueva gestión de grupos parlamentarios a una velocidad tremenda. Está yendo muy bien.
P. Mientras, la socialdemocracia alemana se desploma, algo que ya ocurrido en otros países de Europa. ¿Cómo explica este fenómeno?
R. Si los ciudadanos ya no sienten que están representados por un partido, no les votan. La socialdemocracia no representa los intereses de su electorado original: los trabajadores. Vemos que AfD triunfó en circunscripciones electorales con problemas, donde viven personas con ingresos muy bajos y donde pagan impuestos horrendos. La gente difícilmente puede soportar el coste de la vida. Eso lleva a mucha frustración. Muchos se sienten engañados, en particular por el SPD.
P. Los estudios indican que su partido tiene éxito sobre todo en las áreas rurales, entre personas mayores y con menores ingresos. ¿Creen que son capaces de seducir al resto de la población con un discurso tan radical como el suyo?
R. No se puede hablar de radicalismos. Somos un partido con un programa liberal conservador.
P. Ustedes afirman que Alemania y el islam son incompatibles. ¿Cómo le explica esa contradicción a los millones de musulmanes que viven aquí?
R. No solo en Alemania. Francia y Reino Unido han avanzado mucho en la islamización de la sociedad y Alemania está también avanzando rápidamente debido a nuestras fronteras incontroladas. Quién hubiera pensado hace cinco años que sería tan rápido. Lo que AfD critica es el islam político. El salafismo y el wahabismo radicalmente suní crean sociedades paralelas y contra estas tendencias, AfD es muy claro. Hay muchos musulmanes, claro, que no tienen ningún interés en esta islamización, que pagan sus impuestos y que viven aquí pacíficamente.
P. En Alemania se ha abierto un debate muy intenso a raíz de un comedor popular que da de comer antes a los alemanes que a los extranjeros. Merkel lo ha criticado duramente.
R. Lo que la organización dice es: sólo tenemos una cantidad limitada, que necesitamos para ayudar a las personas necesitadas que viven con nosotros en la calle y no nos alcanza para ayudar a inmigrantes ilegales. Además de eso, los solicitantes de asilo reciben una prestación de nuestro Estado y están más que protegidos. Es una decisión completamente correcta.
P. ¿Los alemanes primero?
R. Sí, por supuesto. Es un gran problema cuando las fronteras no están controladas y cualquiera puede venir sin obstáculos a Alemania. Nuestros recursos son limitados. No puede ser que los alemanes necesitados se vayan con las manos vacías. ¿Por qué los más débiles de una sociedad deberían soportar la carga de una política de refugiados completamente fallida de nuestra canciller? A este país se le está exigiendo demasiado.
P. Los partidos de la gran coalición han anunciado que si hay nuevo Gobierno, tendrá un Ministerio de Interior y Heimat (un término a medio camino entre patria y hogar). ¿Qué es para AfD Heimat?
R. Este término es fruto de la influencia de AfD y es también un reflejo de la desesperación de la CSU [el partido hermano bávaro en el bloque conservador de la CDU] con vistas a la campaña electoral en otoño en Baviera. Para nosotros significa la preservación de los valores y las condiciones de vida tal y como las conocemos, la forma en la que crecimos. En un ambiente protegido, en una familia protegida, en un orden social intacto: estas son cosas que están incluidas en el término Heimat. Donde crecimos, donde tenemos nuestras raíces. Simplemente no queremos quedarnos desarraigados por una política caótica. No solo por los refugiados, sino también en la política energética, o en asuntos como la prohibición del diésel, donde los legisladores están completamente locos.
P. Berlín y París planean reformar la zona euro: más dinero para Europa, un euro ministro de Finanzas y el Fondo Monetario Europeo. ¿Apoyan estas reformas?
R. Estamos totalmente en contra de esas reformas. Un ministro de Finanzas conjunto requiere tener un presupuesto común de la UE. No nos engañemos, en realidad ya lo tenemos, a través de la gran política de redistribución en la Unión Europea, a través de las políticas de rescate del euro y de un presupuesto de la UE. Nos oponemos a ellas, porque socavan la soberanía del Parlamento. Estamos experimentando una anulación muy clara de los parlamentos.
P. ¿Debe Alemania incluso abandonar el euro?
R. Sí. El euro tiene que ser eliminado. Es una moneda que está condenada al fracaso. Todas las alianzas cambiarias han fallado históricamente porque el problema es que todos pueden beneficiarse de una moneda común, pero nadie contribuye a su estabilización. Los criterios de estabilidad se incumplen, sin mayores consecuencias. Nadie tiene el incentivo para mantener esta moneda, pero todos quieren hacer uso del fondo común.
P. Alemania, con sus exportaciones, se beneficia enormemente del euro.
R. La gente no compra nuestros productos porque sean baratos, sino porque son buenos.
P. ¿Qué papel debe jugar Alemania en política exterior?
R. Alemania debe ser neutral, también frente a Rusia. Cuando Alemania ha sido neutral, no ha habido problemas, pero ser neutral también significa tener un Ejército funcional. Actualmente apenas tenemos una Defensa. Podemos ser tomados por Estados diminutos como Lichtenstein o Luxemburgo y no podríamos defendernos. El Ejército alemán está por los suelos. Hay que incrementar la inversión para poder cumplir con nuestras obligaciones militares. Destinar el 2% [del PIB] a la OTAN es un mínimo.
P. ¿Con Rusia se refiere a las sanciones?
R. Estamos completamente en contra de las sanciones rusas. No solo por Rusia, también dañan a la economía alemana. Las sanciones siempre golpean a las personas equivocadas. No son un instrumento efectivo desde mi punto de vista.
P. Su partido tiene el porcentaje más bajo de mujeres en el Bundestag y protege un modelo familiar que usted no representa. ¿Es difícil para una mujer lesbiana ser presidenta de AfD?
R. No es difícil. El modelo que AfD defiende es un ideal, pero a la vez está a favor de mantener el status quo legal que protege a las parejas de hecho. Para mí, la pregunta más relevante es por qué tan pocas mujeres votan a AfD y eso nos lo tenemos que cuestionar en el partido.
P. Usted representa al ala liberal económica del partido. ¿No se siente crecientemente aislada? El partido se ha desmembrado ya dos veces porque sus presidentes, Bernd Lucke (2015) y Frauke Petry (2017), se fueron por considerar que AfD se ha derechizado demasiado. El último congreso del partido también confirmó un cambio a la derecha.
R. Soy la última representante del ala liberal económica en la Ejecutiva, pero por otro lado también tengo un posicionamiento muy claro con respecto a la política de refugiados. Y tengo mi mayoría, fui elegida con casi el 70% por el partido.
P. Angela Merkel ha aplacado a la derecha de su partido incorporando a su mayor crítico, Jens Spahn, al gabinete y prometiendo renovar la CDU con Annegret Kramp-Karrenbauer como secretaria general. ¿Lograrán recuperar los votantes que se pasaron a AfD?
R. Yo lo veo al revés: es Spahn el que se ha dejado incorporar en el gabinete de Merkel. Kramp-Karrenbauer tampoco es una señal conservadora. Y el acuerdo de coalición tiene una impronta claramente socialdemócrata, mucho más que antes. Ha quedado claro en el reparto de ministerios: enormes concesiones, solo para salvar la Gran Coalición.
Ana Carbajosa
Berlín, El País
Alice Weidel es la cara amable de Alternativa para Alemania (AfD), el partido extremista y antiinmigración que ha desbaratado el tablero político alemán. Mientras los partidos tradicionales alemanes, disminuidos, han sido todavía incapaces de formar Gobierno cinco meses después de celebrarse las elecciones, AfD continúa su escalada. Encuestas recientes les sitúan desde hace días como la segunda fuerza política en Alemania, por delante de los socialdemócratas.
Weidel (Gütersloh, 1979) exuda satisfacción. Cuanto peor les va a los partidos tradicionales, mejor le va a AfD, un partido protesta que se nutre del descontento popular. La guerra al islam político, la jibarización del proyecto europeo, la salida del euro y la idealización de un mundo pasado y encerrado en las fronteras nacionales son los ejes de su discurso europopulista de libro, que ha resultado ser muy pegadizo, también en Alemania.
Mujer y lesbiana, Weidel es una rara avis en un partido muy masculino, que defiende el modelo de familia tradicional. La colíder de AfD recibe a EL PAIS, La Repubblica y Le Figaro en un momento crucial para el futuro de Alemania y de Europa. Dentro de unas horas se conocerá el resultado de la votación del partido socialdemócrata, que decidirá si hay vía libre para formar una nueva gran coalición y para acabar por fin con el bloqueo político en el centro de poder de facto de Europa.
Pregunta (P). Han entrado con mucha fuerza en el Bundestag. ¿Cómo piensan utilizar su posición?
Respuesta (R). Hemos superado al SPD, según las encuestas. Somos la segunda fuerza más fuerte, la tendencia es clara. Ejecutamos una política exitosa. Durante la campaña electoral se decía que con nosotros el Bundestag se hundiría en el caos, pero ha sido al revés. Los otros partidos se derrumban y nosotros estamos construyendo una nueva gestión de grupos parlamentarios a una velocidad tremenda. Está yendo muy bien.
P. Mientras, la socialdemocracia alemana se desploma, algo que ya ocurrido en otros países de Europa. ¿Cómo explica este fenómeno?
R. Si los ciudadanos ya no sienten que están representados por un partido, no les votan. La socialdemocracia no representa los intereses de su electorado original: los trabajadores. Vemos que AfD triunfó en circunscripciones electorales con problemas, donde viven personas con ingresos muy bajos y donde pagan impuestos horrendos. La gente difícilmente puede soportar el coste de la vida. Eso lleva a mucha frustración. Muchos se sienten engañados, en particular por el SPD.
P. Los estudios indican que su partido tiene éxito sobre todo en las áreas rurales, entre personas mayores y con menores ingresos. ¿Creen que son capaces de seducir al resto de la población con un discurso tan radical como el suyo?
R. No se puede hablar de radicalismos. Somos un partido con un programa liberal conservador.
P. Ustedes afirman que Alemania y el islam son incompatibles. ¿Cómo le explica esa contradicción a los millones de musulmanes que viven aquí?
R. No solo en Alemania. Francia y Reino Unido han avanzado mucho en la islamización de la sociedad y Alemania está también avanzando rápidamente debido a nuestras fronteras incontroladas. Quién hubiera pensado hace cinco años que sería tan rápido. Lo que AfD critica es el islam político. El salafismo y el wahabismo radicalmente suní crean sociedades paralelas y contra estas tendencias, AfD es muy claro. Hay muchos musulmanes, claro, que no tienen ningún interés en esta islamización, que pagan sus impuestos y que viven aquí pacíficamente.
P. En Alemania se ha abierto un debate muy intenso a raíz de un comedor popular que da de comer antes a los alemanes que a los extranjeros. Merkel lo ha criticado duramente.
R. Lo que la organización dice es: sólo tenemos una cantidad limitada, que necesitamos para ayudar a las personas necesitadas que viven con nosotros en la calle y no nos alcanza para ayudar a inmigrantes ilegales. Además de eso, los solicitantes de asilo reciben una prestación de nuestro Estado y están más que protegidos. Es una decisión completamente correcta.
P. ¿Los alemanes primero?
R. Sí, por supuesto. Es un gran problema cuando las fronteras no están controladas y cualquiera puede venir sin obstáculos a Alemania. Nuestros recursos son limitados. No puede ser que los alemanes necesitados se vayan con las manos vacías. ¿Por qué los más débiles de una sociedad deberían soportar la carga de una política de refugiados completamente fallida de nuestra canciller? A este país se le está exigiendo demasiado.
P. Los partidos de la gran coalición han anunciado que si hay nuevo Gobierno, tendrá un Ministerio de Interior y Heimat (un término a medio camino entre patria y hogar). ¿Qué es para AfD Heimat?
R. Este término es fruto de la influencia de AfD y es también un reflejo de la desesperación de la CSU [el partido hermano bávaro en el bloque conservador de la CDU] con vistas a la campaña electoral en otoño en Baviera. Para nosotros significa la preservación de los valores y las condiciones de vida tal y como las conocemos, la forma en la que crecimos. En un ambiente protegido, en una familia protegida, en un orden social intacto: estas son cosas que están incluidas en el término Heimat. Donde crecimos, donde tenemos nuestras raíces. Simplemente no queremos quedarnos desarraigados por una política caótica. No solo por los refugiados, sino también en la política energética, o en asuntos como la prohibición del diésel, donde los legisladores están completamente locos.
P. Berlín y París planean reformar la zona euro: más dinero para Europa, un euro ministro de Finanzas y el Fondo Monetario Europeo. ¿Apoyan estas reformas?
R. Estamos totalmente en contra de esas reformas. Un ministro de Finanzas conjunto requiere tener un presupuesto común de la UE. No nos engañemos, en realidad ya lo tenemos, a través de la gran política de redistribución en la Unión Europea, a través de las políticas de rescate del euro y de un presupuesto de la UE. Nos oponemos a ellas, porque socavan la soberanía del Parlamento. Estamos experimentando una anulación muy clara de los parlamentos.
P. ¿Debe Alemania incluso abandonar el euro?
R. Sí. El euro tiene que ser eliminado. Es una moneda que está condenada al fracaso. Todas las alianzas cambiarias han fallado históricamente porque el problema es que todos pueden beneficiarse de una moneda común, pero nadie contribuye a su estabilización. Los criterios de estabilidad se incumplen, sin mayores consecuencias. Nadie tiene el incentivo para mantener esta moneda, pero todos quieren hacer uso del fondo común.
P. Alemania, con sus exportaciones, se beneficia enormemente del euro.
R. La gente no compra nuestros productos porque sean baratos, sino porque son buenos.
P. ¿Qué papel debe jugar Alemania en política exterior?
R. Alemania debe ser neutral, también frente a Rusia. Cuando Alemania ha sido neutral, no ha habido problemas, pero ser neutral también significa tener un Ejército funcional. Actualmente apenas tenemos una Defensa. Podemos ser tomados por Estados diminutos como Lichtenstein o Luxemburgo y no podríamos defendernos. El Ejército alemán está por los suelos. Hay que incrementar la inversión para poder cumplir con nuestras obligaciones militares. Destinar el 2% [del PIB] a la OTAN es un mínimo.
P. ¿Con Rusia se refiere a las sanciones?
R. Estamos completamente en contra de las sanciones rusas. No solo por Rusia, también dañan a la economía alemana. Las sanciones siempre golpean a las personas equivocadas. No son un instrumento efectivo desde mi punto de vista.
P. Su partido tiene el porcentaje más bajo de mujeres en el Bundestag y protege un modelo familiar que usted no representa. ¿Es difícil para una mujer lesbiana ser presidenta de AfD?
R. No es difícil. El modelo que AfD defiende es un ideal, pero a la vez está a favor de mantener el status quo legal que protege a las parejas de hecho. Para mí, la pregunta más relevante es por qué tan pocas mujeres votan a AfD y eso nos lo tenemos que cuestionar en el partido.
P. Usted representa al ala liberal económica del partido. ¿No se siente crecientemente aislada? El partido se ha desmembrado ya dos veces porque sus presidentes, Bernd Lucke (2015) y Frauke Petry (2017), se fueron por considerar que AfD se ha derechizado demasiado. El último congreso del partido también confirmó un cambio a la derecha.
R. Soy la última representante del ala liberal económica en la Ejecutiva, pero por otro lado también tengo un posicionamiento muy claro con respecto a la política de refugiados. Y tengo mi mayoría, fui elegida con casi el 70% por el partido.
P. Angela Merkel ha aplacado a la derecha de su partido incorporando a su mayor crítico, Jens Spahn, al gabinete y prometiendo renovar la CDU con Annegret Kramp-Karrenbauer como secretaria general. ¿Lograrán recuperar los votantes que se pasaron a AfD?
R. Yo lo veo al revés: es Spahn el que se ha dejado incorporar en el gabinete de Merkel. Kramp-Karrenbauer tampoco es una señal conservadora. Y el acuerdo de coalición tiene una impronta claramente socialdemócrata, mucho más que antes. Ha quedado claro en el reparto de ministerios: enormes concesiones, solo para salvar la Gran Coalición.