El barrio de Mbappé
Francia, AS
Es un privilegio que se reserva sólo para algunos elegidos. Mbappé tiene un mural en Bondy, la barriada del noreste de París que le vio crecer, como Zidane tuvo uno que miraba al Mediterráneo en Marsella o como el de Maradona, el mítico 10, que lucía en el centro de Nápoles.
El día ha amanecido frío en París. Una fina capa de nieve se ha instalado en la ciudad. Hay vacaciones escolares, y frente al gran edificio de viviendas de protección oficial en el que descansa el mural de Mbappé pasa un grupo de chicos. “Me representa, me hace feliz”, dice Mady, de 13 años y padres senegaleses. Todas las mañanas paso por aquí para ir a la escuela, la misma a la que fue él, y pienso que todo es posible. Mady juega en el equipo de Noisy le Sec. Sus dos amigos, Bader y Youssef, ambos de 14 años, el primero de padres tunecinos y el segundo marroquís, lo hacen en el París FC, más al centro de la ciudad. “Hay una cosa que hace a Mbappé más grande”, dicen. “No se fue al Madrid. Se quedó en Francia, en París, con los suyos. Es uno de los nuestros”. Y por eso no tienen inconveniente en posar haciendo su mismo gesto ante el mural de su ídolo.
A pesar de su juventud. Kylian Mbappé (19) tiene todos los honores en su barrio. En el mural no aparece distintivo alguno de la marca publicitaria que le viste, pero es la que está detrás de esta iniciativa que ocupa un lugar privilegiado, entre las autopistas A3 y N3, importantes arterias de entrada y salida a la gran urbe. Todos los que pasan cerca del barrio multicultural y obrero de Bondy pueden observar la mirada confiada del niño más aventajado de Francia y leer una leyenda: “Bondy, la ciudad de las posibilidades”.
Es un privilegio que se reserva sólo para algunos elegidos. Mbappé tiene un mural en Bondy, la barriada del noreste de París que le vio crecer, como Zidane tuvo uno que miraba al Mediterráneo en Marsella o como el de Maradona, el mítico 10, que lucía en el centro de Nápoles.
El día ha amanecido frío en París. Una fina capa de nieve se ha instalado en la ciudad. Hay vacaciones escolares, y frente al gran edificio de viviendas de protección oficial en el que descansa el mural de Mbappé pasa un grupo de chicos. “Me representa, me hace feliz”, dice Mady, de 13 años y padres senegaleses. Todas las mañanas paso por aquí para ir a la escuela, la misma a la que fue él, y pienso que todo es posible. Mady juega en el equipo de Noisy le Sec. Sus dos amigos, Bader y Youssef, ambos de 14 años, el primero de padres tunecinos y el segundo marroquís, lo hacen en el París FC, más al centro de la ciudad. “Hay una cosa que hace a Mbappé más grande”, dicen. “No se fue al Madrid. Se quedó en Francia, en París, con los suyos. Es uno de los nuestros”. Y por eso no tienen inconveniente en posar haciendo su mismo gesto ante el mural de su ídolo.
A pesar de su juventud. Kylian Mbappé (19) tiene todos los honores en su barrio. En el mural no aparece distintivo alguno de la marca publicitaria que le viste, pero es la que está detrás de esta iniciativa que ocupa un lugar privilegiado, entre las autopistas A3 y N3, importantes arterias de entrada y salida a la gran urbe. Todos los que pasan cerca del barrio multicultural y obrero de Bondy pueden observar la mirada confiada del niño más aventajado de Francia y leer una leyenda: “Bondy, la ciudad de las posibilidades”.