Conmoción en Italia por la muerte de Davide Astori, el capitán de la Fiorentina
Italia, AS
Italia este domingo, como cada semana, se había despertado con ganas de fútbol. Nápoles y Juve pusieron la pelea por el scudetto al rojo vivo, y nos esperaba un derbi con un renacido Milán y un Inter en crisis. Por la mañana, no obstante, un horrible mensaje empezó a circular en los whatsapp de los periodistas: “Ha muerto Astori”. Será otra fake news, que ahora desgraciadamente está de moda, o una hipérbole para comentar una lesión, rezaba uno. Pero no, era todo verdad: había muerto un futbolista, de los que nos parecen invencibles, semidioses, a los que veneramos, amamos, criticamos...Muere un futbolista y todos nos sentimos más débiles e indefensos.
Davide Astori tenía 31 años, y ayer estaba en Udine para jugar el Udinese-Fiorentina con la viola, de la que es el capitán. A las 23:30 del sábado, tras una partida de playstation con su amigo Sportiello, se fue a dormir. El domingo no apareció en el desayuno, él que siempre llegaba el primero. No contestaba al móvil. Todo parecía raro, hasta que un utillero del club derribó la puerta de su habitación y encontró su cuerpo. Una parada cardíaca le quitó la vida, según el procurador de Udine, por causas naturales, “aunque es muy raro que esto le pase a un futbolista sin ninguna señal previa”.
La noticia llegó rápidamente al estadio Ferraris de Génova, donde los jugadores de Genoa y Cagliari (equipo en el que Astori militó durante seis temporadas) estaban calentando para el partido de las 12:30. Sus expresiones y rostros al enterarse de lo ocurrido dieron la vuelta al mundo: en nada pidieron y lograron que no se jugase el partido. Normal. Mientras, los futbolistas de la Fiore estaban encerrados en el hotel de concentración, destrozados. Por la tarde volvieron a Florencia, mientras que la familia de Astori, que deja una mujer de 31 años (Francesca Fioretti, famosa modelo napolitana) y una hija de dos, llegó a Udine. El cuerpo fue trasladado a la morgue del hospital Santa Maria della Misericordia, donde hoy se realizará la autopsia.
Todo el mundo del fútbol italiano quiso despedirse de un chico humilde, sonriente, respetuoso. Parece retórico hablar así cuando fallece un joven, pero en el caso de Astori no lo es. Ni mucho menos. “Este lunes habría renovado el contrato para acabar la carrera con nosotros. Fue un orgullo conocerle y que haya sido nuestro capitán”, dijo entre lágrimas el dueño de la Fiorentina, Andrea Della Valle. Mientras, por iniciativa del presidente del comité Olímpico, Giovanni Malagó, todos los enfrentamientos de la jornada de Serie A y B se aplazaron: va a ser complicadísimo recuperarlos, sobre todo el derbi (habrá que cambiarle la fecha a la final de la Copa italiana, prevista para el próximo 9 de mayo), pero eso era lo de menos ayer. Nadie quería jugar ni ver partidos: se ha ido Davide, uno de los nuestros, uno di noi. Tocaba parar y despedirse. A veces, el espectáculo no debe continuar.
Italia este domingo, como cada semana, se había despertado con ganas de fútbol. Nápoles y Juve pusieron la pelea por el scudetto al rojo vivo, y nos esperaba un derbi con un renacido Milán y un Inter en crisis. Por la mañana, no obstante, un horrible mensaje empezó a circular en los whatsapp de los periodistas: “Ha muerto Astori”. Será otra fake news, que ahora desgraciadamente está de moda, o una hipérbole para comentar una lesión, rezaba uno. Pero no, era todo verdad: había muerto un futbolista, de los que nos parecen invencibles, semidioses, a los que veneramos, amamos, criticamos...Muere un futbolista y todos nos sentimos más débiles e indefensos.
Davide Astori tenía 31 años, y ayer estaba en Udine para jugar el Udinese-Fiorentina con la viola, de la que es el capitán. A las 23:30 del sábado, tras una partida de playstation con su amigo Sportiello, se fue a dormir. El domingo no apareció en el desayuno, él que siempre llegaba el primero. No contestaba al móvil. Todo parecía raro, hasta que un utillero del club derribó la puerta de su habitación y encontró su cuerpo. Una parada cardíaca le quitó la vida, según el procurador de Udine, por causas naturales, “aunque es muy raro que esto le pase a un futbolista sin ninguna señal previa”.
La noticia llegó rápidamente al estadio Ferraris de Génova, donde los jugadores de Genoa y Cagliari (equipo en el que Astori militó durante seis temporadas) estaban calentando para el partido de las 12:30. Sus expresiones y rostros al enterarse de lo ocurrido dieron la vuelta al mundo: en nada pidieron y lograron que no se jugase el partido. Normal. Mientras, los futbolistas de la Fiore estaban encerrados en el hotel de concentración, destrozados. Por la tarde volvieron a Florencia, mientras que la familia de Astori, que deja una mujer de 31 años (Francesca Fioretti, famosa modelo napolitana) y una hija de dos, llegó a Udine. El cuerpo fue trasladado a la morgue del hospital Santa Maria della Misericordia, donde hoy se realizará la autopsia.
Todo el mundo del fútbol italiano quiso despedirse de un chico humilde, sonriente, respetuoso. Parece retórico hablar así cuando fallece un joven, pero en el caso de Astori no lo es. Ni mucho menos. “Este lunes habría renovado el contrato para acabar la carrera con nosotros. Fue un orgullo conocerle y que haya sido nuestro capitán”, dijo entre lágrimas el dueño de la Fiorentina, Andrea Della Valle. Mientras, por iniciativa del presidente del comité Olímpico, Giovanni Malagó, todos los enfrentamientos de la jornada de Serie A y B se aplazaron: va a ser complicadísimo recuperarlos, sobre todo el derbi (habrá que cambiarle la fecha a la final de la Copa italiana, prevista para el próximo 9 de mayo), pero eso era lo de menos ayer. Nadie quería jugar ni ver partidos: se ha ido Davide, uno de los nuestros, uno di noi. Tocaba parar y despedirse. A veces, el espectáculo no debe continuar.