Casi' una pachanga de amigos en la despedida de Casillas
Los cinco goles de ventaja de la ida hicieron de este partido un mero trámite para ambos equipos. El Liverpool se limitó a mantener su renta.
E.F.-Abascal
As
El Liverpool se clasificó para los cuartos de final de la Champions League por primera vez desde 2009 pese a empatar a cero ante el Oporto en un partido anodino. Los Reds ya habían dejado le eliminatoria más que sentenciada con el 0-5 de la ida y se limitaron a no estropear ese trabajo en lo que pareció un entrenamiento con público en Anfield.
Klopp reservó de inicio a Salah, Van Dijk y Oxlade-Chamberlain pero su once con Mane y Firmino en ataque tenía aún así potencial suficiente como para haber vencido otra vez en el caso de haberlo necesitado. Ese fue el problema. El Liverpool nunca vio peligrar su brillante clasificación y los portugueses se conformaron con evitar otra goleada humillante como la de Do Dragao.
Los dos equipos salieron al césped con el freno de mano puesto y hubo que esperar hasta la media hora de partido para ver la primera ocasión del partido en un disparo al palo de Mane desde la esquina del área. El partido tenía el atractivo añadido de poder ser el adiós de Iker Casillas a la Champions League pero, durante la primera mitad, el exportero del Real Madrid podría haberse quedado en el banquillo y nadie lo hubiera notado. Mane y Firmino echaron demasiado de menos el picante de Salah en ataque y cada vez que intentaron aproximarse a la meta del español el veterano Felipe se topó en su camino para evitar una posible ocasión de peligro.
El inicio del segundo tiempo estuvo tan marcado por el resultado de la ida como por el hecho de que el próximo sábado el Liverpool visitará al Manchester United en un partido crucial para lograr la segunda plaza de la Premier League. Klopp retiró a Firmino y Mane del campo para evitar cualquier susto metió a Salah e Ings el campo para darles rodaje de cara a la batalla de Old Trafford. Anfield y Casillas agradecieron el doble cambio porque el inglés y el egipcio crearon más peligro en un rato que resto de sus compañeros en la primera hora de partido. Así, la grada por fin disfrutó de algún gesto de calidad del ex de la Roma y el meta español tuvo ocasión de mostrar que aún conserva su sus reflejos de gato para despejar un buen cabezazo de Ings y mantener el 0-0.
E.F.-Abascal
As
El Liverpool se clasificó para los cuartos de final de la Champions League por primera vez desde 2009 pese a empatar a cero ante el Oporto en un partido anodino. Los Reds ya habían dejado le eliminatoria más que sentenciada con el 0-5 de la ida y se limitaron a no estropear ese trabajo en lo que pareció un entrenamiento con público en Anfield.
Klopp reservó de inicio a Salah, Van Dijk y Oxlade-Chamberlain pero su once con Mane y Firmino en ataque tenía aún así potencial suficiente como para haber vencido otra vez en el caso de haberlo necesitado. Ese fue el problema. El Liverpool nunca vio peligrar su brillante clasificación y los portugueses se conformaron con evitar otra goleada humillante como la de Do Dragao.
Los dos equipos salieron al césped con el freno de mano puesto y hubo que esperar hasta la media hora de partido para ver la primera ocasión del partido en un disparo al palo de Mane desde la esquina del área. El partido tenía el atractivo añadido de poder ser el adiós de Iker Casillas a la Champions League pero, durante la primera mitad, el exportero del Real Madrid podría haberse quedado en el banquillo y nadie lo hubiera notado. Mane y Firmino echaron demasiado de menos el picante de Salah en ataque y cada vez que intentaron aproximarse a la meta del español el veterano Felipe se topó en su camino para evitar una posible ocasión de peligro.
El inicio del segundo tiempo estuvo tan marcado por el resultado de la ida como por el hecho de que el próximo sábado el Liverpool visitará al Manchester United en un partido crucial para lograr la segunda plaza de la Premier League. Klopp retiró a Firmino y Mane del campo para evitar cualquier susto metió a Salah e Ings el campo para darles rodaje de cara a la batalla de Old Trafford. Anfield y Casillas agradecieron el doble cambio porque el inglés y el egipcio crearon más peligro en un rato que resto de sus compañeros en la primera hora de partido. Así, la grada por fin disfrutó de algún gesto de calidad del ex de la Roma y el meta español tuvo ocasión de mostrar que aún conserva su sus reflejos de gato para despejar un buen cabezazo de Ings y mantener el 0-0.