Berlusconi: “¿La joven de Femen? Sí, era una chica guapa”

Una activista del colectivo feminista logra protestar en el aula donde votaba el líder de Forza Italia

ÓSCAR GUTIÉRREZ
Milán, El País
Dice que no oyó lo que decía la activista de Femen, pero verla sí la vio. "Era una chica guapa", respondió el líder de Forza Italia, Silvio Berlusconi, a preguntas de los medios tras depositar el voto. Il cavaliere de antaño en estado puro. ¿Qué mejor manera de contestar a la protesta del colectivo feminista? No es la primera vez que esta organización se queda en topless delante del ex primer ministro, de 81 años.Ya le ocurrió en 2013 y en el mismo colegio electoral, el Dante Alighieri de Via Scrosati, en Milán, capital de su muy longevo imperio político y económico. Entonces nevaba, hacía incluso más frío que este domingo. Pero Berlusconi no sabe de abrigos; le basta con su chaqueta y camisa oscuras, esté el termómetro bajo cero o muy bajo cero. Hace cinco años fueron tres activistas, por una en esta jornada electoral. La joven llevaba escrita en el pecho desnudo la frase "estás acabado". Ni una mala palabra salió del ya veterano político italiano.


Sea por Berlusconi, que llegó al colegio con 45 minutos de retraso según lo previsto, sea por las novedades del sistema de voto, las colas en el Dante Alighieri hicieron a más de uno pensárselo. Y no solo los más veteranos en esto de elegir, que sin duda no quisieron aguardar los tres cuartos de hora que exigían algunas urnas, sino también algunos jóvenes se dieron la media vuelta. "No ha sido tan difícil", dice Steve Levy, de 41 años, tras dejar sus papeletas. Son dos boletos, uno para la Cámara de Diputados y otro para el Senado. El 36% de los escaños serán repartidos en circunscripciones uninominales (un solo diputado), y el 64% restante de forma proporcional, según los votos que reciban coaliciones o partidos. Una novedad de la última reforma electoral que hay que entender.

Eso alarga las colas, como también el nuevo sistema antifraude, una suerte de número de matrícula de cada papeleta que las mesas tienen que chequear antes de que caigan en la urna. A Berlusconi tampoco le gusta esto. Entró por un lateral de la escuela milanesa y de lo primero que le dijo a la prensa fue que él hubiera querido un sistema electrónico de votación, pero que su propuesta fue rechazada por el Parlamento. "¡Eres el number one!", le gritó una mujer en el hall del colegio. Así, en inglés. Al margen del show, los electores, los que iban y venían, tenían y tienen ideas más o menos claras de lo que esperan a partir de mañana: "Que mejore la economía", señala Levy, "que haya más trabajo y bajen los impuestos a las empresas".

Otros, no obstante, iban más con los tiempos. Marco Adinolfi, de 29 años, cree que los partidos finalmente miran más por "sus intereses particulares" que por la gente. "Espero que a partir de ahora haya más interés por las personas normales". Como Valentina, de 33 años. Es de las que, como su pareja, dice que volverá más tarde a echar el voto. "Ha sido una campaña muy difícil", apunta, "con muchas promesas, pero tengo la sensación de que la mayoría son irrealizables". Nadie creía realizable tampoco que Berlusconi fuera a acudir de nuevo a unas elecciones con tan buenas expectativas —la coalición de centroderecha podría alcanzar el 38% de votos—. Él está inhabilitado para asumir la jefatura de Gobierno —por lo que ha propuesto para el cargo a Antonio Tajani, presidente de la Eurocámara—, pero el que le vota puede ver bajo el logo de Forza Italia la frase "Berlusconi presidente".

Pese a la demora, sobre las 12.20, el ex primer ministro italiano se apuntó a la cola que llevaba al aula donde tenía que depositar el voto, con una espera prevista sin igual en la escuela debido a las medidas de seguridad y la presencia de los cámaras en el interior. Ahí, dentro del aula, ya estaba la activista de Femen aguardando. Ni siquiera a la prensa se les pidió la acreditación para acceder a la Dante Alighieri, así que no era difícil estar en primera línea a la espera del hombre más buscado. Él entró, se dirigió a las urnas y esperó a que los flashes hicieran su trabajo. Fue en ese momento en el que la frase "Berlusconi sei scaduto" (estás acabado) se asomó escrita en el pecho de la joven, ya de pie sobre una mesa frente al líder de Forza Italia. La policía y seguridad que acompañó al ex primer ministro intervino mientras este daba la espalda a la femen. Costó meterla en el vehículo policial mientras gritaba "¡estás acabado, Berlusconi, tu tiempo ha acabado!"

Por si acaso no llegó a escucharla, la prensa se lo recordó. Había gritado que estaba finito, le dijo una reportera de una cadena italiana. "Bueno, ella es joven", le contestó il cavaliere.

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