Albiol permite al Nápoles seguir soñando con el Scudetto
Marcó el único gol ante el Genoa, a pase de Callejón, para aprovechar el tropiezo el sábado de los juventinos, a quienes ya tienen a dos puntos.
Mirko Calemme
As
Italia sigue siendo el único campeonato de las mejores cinco ligas europeas cuya lucha por el título está abierta. Si la batalla por el Scudetto 2018 aún no tiene ganador es gracias al Nápoles, que tumbó al Genoa 1-0 con a un tanto de Raúl Albiol y vuelve a acercarse a la imparable Juventus de Allegri, cuya ventaja, ahora, es de dos puntos.
La derrota casera ante el Roma y el empate de Milán con el Inter parecieron haberle pasado factura al grupo de Sarri (que fue apoyado con varias pancartas por los tifosi tras las polémicas de la semana pasada), apagado en el primer tramo del partido. La delantera azzurra cometió muchos errores en la construcción de sus jugadas y chutó sin ninguna puntería hacia la portería de Perin. En el 20', además, el capitán Hamsik pidió el cambio por un problema muscular, y fue sustituido por Zielinski.
El Nápoles, no obstante, creció con el paso del tiempo, y su asalto culminó con un testarazo de Insigne, que golpeó el palo tras un saque de esquina lanzado por Callejón. En la reanudación el asalto continuó y también Mertens, con un disparo raso desde el límite del área, golpeó la madera. Los partenopei seguían atacando, pero cada vez con más nervios y menos cerebro. Hasta que apareció el intocable Raúl Albiol: el central español, que antes del partido fue homenajeado por haber superado las 200 presencias con la camiseta azzurra (esta era la 202), con un imperioso testarazo tras un córner de su amigo Callejón sacó del apuro a sus compañeros y a todo el San Paolo. Es su tercer gol desde que llegó a la sombra del Vesubio, sin duda el más importante. Un día redondo para el exmadridista.
Faltaban 20 minutos, aunque a partir de entonces ocurrió poco más: el Genoa, tímidamente, buscó sin éxito acercarse a Reina (aplaudido a pesar de haber pasado el reconocimiento médico con el Milán), mientras que los napolitanos fallaron varias veces el gol de la sentencia. El marcador no se movió y el San Paolo pudo celebrar un triunfo vital para seguir soñando con el título tricolore, esperado desde 1990: ganando los próximos nueve partidos, el Nápoles sería campeón de Italia. La lucha con la Vecchia Signora, que recibirá a los sureños el 22 de abril, continúa.
Mirko Calemme
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Italia sigue siendo el único campeonato de las mejores cinco ligas europeas cuya lucha por el título está abierta. Si la batalla por el Scudetto 2018 aún no tiene ganador es gracias al Nápoles, que tumbó al Genoa 1-0 con a un tanto de Raúl Albiol y vuelve a acercarse a la imparable Juventus de Allegri, cuya ventaja, ahora, es de dos puntos.
La derrota casera ante el Roma y el empate de Milán con el Inter parecieron haberle pasado factura al grupo de Sarri (que fue apoyado con varias pancartas por los tifosi tras las polémicas de la semana pasada), apagado en el primer tramo del partido. La delantera azzurra cometió muchos errores en la construcción de sus jugadas y chutó sin ninguna puntería hacia la portería de Perin. En el 20', además, el capitán Hamsik pidió el cambio por un problema muscular, y fue sustituido por Zielinski.
El Nápoles, no obstante, creció con el paso del tiempo, y su asalto culminó con un testarazo de Insigne, que golpeó el palo tras un saque de esquina lanzado por Callejón. En la reanudación el asalto continuó y también Mertens, con un disparo raso desde el límite del área, golpeó la madera. Los partenopei seguían atacando, pero cada vez con más nervios y menos cerebro. Hasta que apareció el intocable Raúl Albiol: el central español, que antes del partido fue homenajeado por haber superado las 200 presencias con la camiseta azzurra (esta era la 202), con un imperioso testarazo tras un córner de su amigo Callejón sacó del apuro a sus compañeros y a todo el San Paolo. Es su tercer gol desde que llegó a la sombra del Vesubio, sin duda el más importante. Un día redondo para el exmadridista.
Faltaban 20 minutos, aunque a partir de entonces ocurrió poco más: el Genoa, tímidamente, buscó sin éxito acercarse a Reina (aplaudido a pesar de haber pasado el reconocimiento médico con el Milán), mientras que los napolitanos fallaron varias veces el gol de la sentencia. El marcador no se movió y el San Paolo pudo celebrar un triunfo vital para seguir soñando con el título tricolore, esperado desde 1990: ganando los próximos nueve partidos, el Nápoles sería campeón de Italia. La lucha con la Vecchia Signora, que recibirá a los sureños el 22 de abril, continúa.