Trump pide prohibir el trucaje de rifles que los hace más letales

Acusado de pasividad ante las matanzas, el presidente lanza una propuesta que no hubiese evitado el tiroteo de Florida

Joan Faus
Washington, El País
Acusado de pasividad ante la epidemia de tiroteos masivos, el presidente estadounidense, Donald Trump, trató este martes de recobrar la iniciativa al recuperar una tímida propuesta sobre control de armas. El republicano firmó un memorando en que insta a su fiscal general a proponer una norma que prohíba la venta de piezas que convierten un arma semiautomática en automática y la hacen por tanto más letal, como una ametralladora. Es la primera vez que Trump defiende activamente como mandatario restricciones a la compraventa de armas. Ese artilugio se utilizó en la matanza de 58 personas el pasado octubre en Las Vegas, pero no se empleó en el tiroteo del pasado miércoles en una escuela de Florida, en el que murieron 17 personas.


Mientras crece el movimiento de protesta de los estudiantes de la escuela secundaria atacada en Parkland (Florida), la Casa Blanca ya avanzó el lunes que Trump, muy cercano a la industria armamentística, respalda la posibilidad de “mejorar” en el Congreso el sistema federal de supervisión de antecedentes para los ciudadanos que quieran comprar fusiles.

La propuesta de Trump respecto a la modificación de armas es más un gesto -mandar un mensaje de acción a la opinión pública- que una propuesta valiente y efectiva para rebajar las escalofriantes estadísticas de violencia armada en EE UU. Tras el tiroteo de Las Vegas, la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas inglesas) y destacados legisladores republicanos pidieron regular la venta de esas piezas, mientras que la Casa Blanca se declaró "abierta" al debate. Eso se interpretó como un incipiente viraje de los círculos conservadores dada su reticencia a cualquier regulación de las armas, pero desde entonces apenas se ha avanzado en ese asunto.

Prohibir los llamados bump stock, como se conocen en inglés, tendría un efecto limitado y no evitaría per se matanzas. Por ejemplo, Nikolas Cruz, el chico de 19 años que abrió fuego en la escuela de Florida, empuñó un rifle semiautomático AR-15 que no modificó. Esa misma arma, ideada para soldados en guerras, se ha utilizado en algunas de las peores matanzas de los últimos años en EE UU.

En el caso de Las Vegas, el tirador tenía 23 armas en la habitación desde la que disparó a los congregados en un concierto y la mitad tenían bump stocks. Esa pieza sustituye la culata y la extensión de apoyo. Utiliza el retroceso provocado por cada disparo para generar una secuencia, haciendo que el arma se convierta en automática. Ese tipo de objetos se pueden adquirir fácilmente por menos de 100 dólares.

En sus valoraciones públicas de la matanza de Florida y las ocurridas desde que es presidente, Trump no ha abogado por endurecer el control de las armas. Siguiendo el consenso republicano, ha sugerido que la solución recae más en un refuerzo de la seguridad. Este martes, al anunciar la firma del memorando, defendió, sin entrar en detalles, adoptar iniciativas que “hagan una diferencia” en la sociedad y sean “soluciones basadas en pruebas y medidas de seguridad que funcionan”.

De promedio, cada día mueren 93 personas por violencia armada en EE UU, según la Campaña Brady, que aboga por un mayor control. Se calcula que de media hay nueve armas privadas por cada diez ciudadanos. Es la proporción más alta del mundo. La Constitución estadounidense ampara el uso de las armas de fuego, que muchos consideran parte del ADN nacional.

Más de seis de cada diez estadounidenses culpan al Congreso y a Trump de no hacer suficiente para evitar tiroteos masivos, según una encuesta de The Washington Post y ABC News tras la matanza de Florida. Son casi el doble el número de ciudadanos que creen que los tiroteos son más consecuencia de fallos al abordar los problemas mentales del tirador que de una inadecuada regulación en la compraventa de pistolas y rifles.

Durante la campaña electoral, tras la muerte en 2016 de 49 personas en una discoteca en Orlando, Trump propuso que las personas que estén siendo investigadas como sospechosos de terrorismo, o que tengan prohibido volar, no puedan comprar armas. Es una medida reclamada por políticos demócratas y respaldada con matices por la NRA.

El último cambio legal significativo en todo EE UU es de 2007, cuando se amplió la prohibición de venta a personas con trastornos y delincuentes. Las mayores restricciones en los últimos años las han impulsado los Estados. Entre 1994 y 2004 estuvo prohibida la venta de rifles semiautomáticos, como el AR-15.

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