Río de Janeiro registra 66 muertos en operaciones policiales en enero
Río de Janeiro, EFE
Río de Janeiro registró 66 muertes en enero de este año durante las múltiples operaciones policiales realizadas en diferentes favelas de la ciudad, según divulgó hoy por O Globo en base a estadísticas oficiales.
El número supone un aumento del 26 % con respecto al primer mes de 2017 y es el mayor inscrito en la capital desde 2008, cuando hubo en el mismo periodo 83 homicidios como consecuencia de los operativos lanzados por las fuerzas de seguridad.
La situación en el estado de Río, donde la mayor parte de la población se concentra en la capital homónima y su región metropolitana, se ha agravado aún más, pues en la última semana los tiroteos entre policías y supuestos narcotraficantes han ocasionado 13 muertos en la ciudad y la turística localidad Angra dos Reis.
En los dos últimos días se han sucedido cortes en la vía rápida conocida como la "Línea amarilla", una de las principales arterias de Río, donde se vivieron momentos de pánico entre los conductores que tuvieron que resguardarse en los arcenes o tumbados sobre el asfalto mientras escuchaban tiroteos en las cercanías.
Una de las zonas más golpeadas ha sido la favela de Ciudad de Dios, una barriada pobre situada en el oeste de Río de alrededor de 50.000 habitantes y que se hizo mundialmente conocida por la película homónima, dirigida por Fernando Meirelles y Kátia Lund.
"Mi hija de siete años ya sabe la diferencia entre tiros y fuegos artificiales", relató al portal G1 Marcele, quien vive cerca de ese punto.
En Ciudad de Dios cada cuatro días muere una persona de forma violenta teniendo en cuenta los tres últimos años, de acuerdo con los datos del Instituto de Seguridad Pública (ISP).
Lejos de solucionarse el problema, el Gobierno regional de Río de Janeiro estudia cerrar 18 de las 38 Unidades de Policía Pacificadora (UPP), según señaló en la víspera el comandante general de la Policía Militar en Río, coronel Wolney Dias.
La instalación de las UPP, reforzada con inversiones en infraestructura, educación y salud, formaron parte de una política de seguridad pública iniciada por el gobierno de Río en 2008 para expulsar a los narcotraficantes de las favelas de la ciudad.
Sin embargo, en los últimos meses, con el deterioro de la situación económica y de seguridad pública en Río, varias de esas bandas han regresado a las barriadas que controlaban.
El ministro de Defensa brasileño, Raul Jungmann, reconoció esta semana que el sistema de seguridad del país es "fallido" y que las Fuerzas Armadas presentes en la región sólo actúan como un "parche" contra el crimen.
La crisis de seguridad obligó al Gobierno central a enviar a mediados del año pasado 10.000 efectivos de las Fuerzas Armadas con la previsión de que permanezcan allí hasta finales de este año.
No obstante, su presencia no se ha traducido en una caída de la violencia ni ha disuadido a los criminales; de hecho, el número de muertes aumentó.
Río de Janeiro registró 66 muertes en enero de este año durante las múltiples operaciones policiales realizadas en diferentes favelas de la ciudad, según divulgó hoy por O Globo en base a estadísticas oficiales.
El número supone un aumento del 26 % con respecto al primer mes de 2017 y es el mayor inscrito en la capital desde 2008, cuando hubo en el mismo periodo 83 homicidios como consecuencia de los operativos lanzados por las fuerzas de seguridad.
La situación en el estado de Río, donde la mayor parte de la población se concentra en la capital homónima y su región metropolitana, se ha agravado aún más, pues en la última semana los tiroteos entre policías y supuestos narcotraficantes han ocasionado 13 muertos en la ciudad y la turística localidad Angra dos Reis.
En los dos últimos días se han sucedido cortes en la vía rápida conocida como la "Línea amarilla", una de las principales arterias de Río, donde se vivieron momentos de pánico entre los conductores que tuvieron que resguardarse en los arcenes o tumbados sobre el asfalto mientras escuchaban tiroteos en las cercanías.
Una de las zonas más golpeadas ha sido la favela de Ciudad de Dios, una barriada pobre situada en el oeste de Río de alrededor de 50.000 habitantes y que se hizo mundialmente conocida por la película homónima, dirigida por Fernando Meirelles y Kátia Lund.
"Mi hija de siete años ya sabe la diferencia entre tiros y fuegos artificiales", relató al portal G1 Marcele, quien vive cerca de ese punto.
En Ciudad de Dios cada cuatro días muere una persona de forma violenta teniendo en cuenta los tres últimos años, de acuerdo con los datos del Instituto de Seguridad Pública (ISP).
Lejos de solucionarse el problema, el Gobierno regional de Río de Janeiro estudia cerrar 18 de las 38 Unidades de Policía Pacificadora (UPP), según señaló en la víspera el comandante general de la Policía Militar en Río, coronel Wolney Dias.
La instalación de las UPP, reforzada con inversiones en infraestructura, educación y salud, formaron parte de una política de seguridad pública iniciada por el gobierno de Río en 2008 para expulsar a los narcotraficantes de las favelas de la ciudad.
Sin embargo, en los últimos meses, con el deterioro de la situación económica y de seguridad pública en Río, varias de esas bandas han regresado a las barriadas que controlaban.
El ministro de Defensa brasileño, Raul Jungmann, reconoció esta semana que el sistema de seguridad del país es "fallido" y que las Fuerzas Armadas presentes en la región sólo actúan como un "parche" contra el crimen.
La crisis de seguridad obligó al Gobierno central a enviar a mediados del año pasado 10.000 efectivos de las Fuerzas Armadas con la previsión de que permanezcan allí hasta finales de este año.
No obstante, su presencia no se ha traducido en una caída de la violencia ni ha disuadido a los criminales; de hecho, el número de muertes aumentó.