Quini se hace eterno en su adiós con 14.000 espectadores
Gijón se volcó para despedir al mítico delantero, fallecido al sufrir un infarto, en la capilla ardiente y en la misa en El Molinón-Enrique Castro 'Quini'.
EFE
El que fuera delantero del Real Sporting, el F.C. Barcelona y la selección española Enrique Castro 'Quini' ha sido despedido este miércoles por unas 14.000 personas en un funeral celebrado en el estadio de El Molinón, donde muchas de ellas también han pasado a lo largo de todo el día por la capilla ardiente. Un campo que, como comenzó recordando el capellán del Sporting, Fernando Fueyo, desde hoy lleva también el nombre de Enrique Castro, "y que desde hace mucho tiempo era un templo del fútbol y ahora es más que eso, una catedral".
El público recibió con una cerrada y prolongada ovación la salida al césped de El Molinón del féretro con los restos mortales de 'Quini' portado por una representación de la asociación de veteranos como Joaquín, Cundí, Redondo, Uría, David, Claudio o Ablanedo y, junto a ellos, el exjugador del Athletic de Bilbao y compañero suyo en la selección Dani. En las gradas hubo una amplia representación de casi todos los clubes de Primera y Segunda División así como el secretario de Estado para el Deporte, José Ramón Lete, o el presidente en funciones de la Federación Española de Fútbol, José Luis Larrea. Exjugadores como Luis Enrique o Lobo Carrasco y una amplia representación institucional encabezada por el presidente del Principado, Javier Fernández, y el del Parlamento asturiano, Pedro Sanjurjo, estuvieron presentes en el último adiós al que fuera siete veces Pichichi -cinco en Primera División (1974, 1976, 1980, 1981 y 1982) y dos en Segunda (1970 y 1977)- conocido como "El Brujo". Lete definió a Quini como "una de las figuras más destacadas en toda la historia del fútbol español" y afirmó que su muerte no es solo una pérdida para este deporte sino para toda la sociedad española". "La grandeza de las personas se mide no sólo por lo que hacen sino por lo que son y Quini fue una persona extraordinaria y así lo ratifican la gran cantidad de testimonios que se están realizando", destacó Lete, quien ensalzó la "bonhomía, generosidad y humildad" del jugador.
El capellán rojiblanco recordó cómo Quini "superó la enfermedad, el secuestro, la muerte de su hermano Jesús", y "ahora inesperadamente se le rompe el corazón de grande que lo tenía", unas palabras respondidas con una gran ovación desde las gradas. Fueyo destacó que "Quini amaba a todo el mundo y todo el mundo le amaba, siempre tenía una palmada o una palabra de ánimo; Quini es mucho Quini y por eso todo el mundo lo quería". En su intervención el párroco rojiblanco se acordó de otro funeral celebrado en el mismo escenario por ex entrenador del Sporting Manolo Preciado, lo que provocó otra gran ovación. Hubo también un momento para recordar alguna "travesura" de 'Quini', como cuando le bebió todo el vino de la misa antes de la eucaristía. Desde el mediodía la capilla ardiente registró un enorme afluencia de personas que quisieron homenajear la figura del ex jugador, delegado y relaciones institucionales del club, una riada que incluso superó el número de asistentes al funeral ya que durante buena parte del día lo hicieron al ritmo de 3.000 personas a la hora.
Se da la casualidad que mañana se cumple el 37 aniversario de su secuestro que se produjo el 1 de marzo de 1981 tras jugar un partido con el Barcelona, lo que conmocionó el mundo del fútbol hasta su liberación 25 días después. En un momento de la misa desde la grada se entonó el grito de "¡Ahora, Quini, ahora!" que durante muchas temporadas sonó en El Molinón lo que fue coreado por todos los asistentes, que también entonaron el himno del Sporting ondeando sus bufandas antes de que sus excompañeros retiraran de nuevo el féretro de 'Quini' ante los insistentes aplausos de los aficionados, muchos de ellos visiblemente emocionados. "Se nota, se siente, Quini está presente", coreó el estadio mientras el coche fúnebre se llevaba del césped los restos mortales del jugador, que mañana serán enterrados en el cementerio de La Carriona de Avilés en la intimidad, a petición de la familia, que siguió el funeral desde el banquillo del Sporting.
EFE
El que fuera delantero del Real Sporting, el F.C. Barcelona y la selección española Enrique Castro 'Quini' ha sido despedido este miércoles por unas 14.000 personas en un funeral celebrado en el estadio de El Molinón, donde muchas de ellas también han pasado a lo largo de todo el día por la capilla ardiente. Un campo que, como comenzó recordando el capellán del Sporting, Fernando Fueyo, desde hoy lleva también el nombre de Enrique Castro, "y que desde hace mucho tiempo era un templo del fútbol y ahora es más que eso, una catedral".
El público recibió con una cerrada y prolongada ovación la salida al césped de El Molinón del féretro con los restos mortales de 'Quini' portado por una representación de la asociación de veteranos como Joaquín, Cundí, Redondo, Uría, David, Claudio o Ablanedo y, junto a ellos, el exjugador del Athletic de Bilbao y compañero suyo en la selección Dani. En las gradas hubo una amplia representación de casi todos los clubes de Primera y Segunda División así como el secretario de Estado para el Deporte, José Ramón Lete, o el presidente en funciones de la Federación Española de Fútbol, José Luis Larrea. Exjugadores como Luis Enrique o Lobo Carrasco y una amplia representación institucional encabezada por el presidente del Principado, Javier Fernández, y el del Parlamento asturiano, Pedro Sanjurjo, estuvieron presentes en el último adiós al que fuera siete veces Pichichi -cinco en Primera División (1974, 1976, 1980, 1981 y 1982) y dos en Segunda (1970 y 1977)- conocido como "El Brujo". Lete definió a Quini como "una de las figuras más destacadas en toda la historia del fútbol español" y afirmó que su muerte no es solo una pérdida para este deporte sino para toda la sociedad española". "La grandeza de las personas se mide no sólo por lo que hacen sino por lo que son y Quini fue una persona extraordinaria y así lo ratifican la gran cantidad de testimonios que se están realizando", destacó Lete, quien ensalzó la "bonhomía, generosidad y humildad" del jugador.
El capellán rojiblanco recordó cómo Quini "superó la enfermedad, el secuestro, la muerte de su hermano Jesús", y "ahora inesperadamente se le rompe el corazón de grande que lo tenía", unas palabras respondidas con una gran ovación desde las gradas. Fueyo destacó que "Quini amaba a todo el mundo y todo el mundo le amaba, siempre tenía una palmada o una palabra de ánimo; Quini es mucho Quini y por eso todo el mundo lo quería". En su intervención el párroco rojiblanco se acordó de otro funeral celebrado en el mismo escenario por ex entrenador del Sporting Manolo Preciado, lo que provocó otra gran ovación. Hubo también un momento para recordar alguna "travesura" de 'Quini', como cuando le bebió todo el vino de la misa antes de la eucaristía. Desde el mediodía la capilla ardiente registró un enorme afluencia de personas que quisieron homenajear la figura del ex jugador, delegado y relaciones institucionales del club, una riada que incluso superó el número de asistentes al funeral ya que durante buena parte del día lo hicieron al ritmo de 3.000 personas a la hora.
Se da la casualidad que mañana se cumple el 37 aniversario de su secuestro que se produjo el 1 de marzo de 1981 tras jugar un partido con el Barcelona, lo que conmocionó el mundo del fútbol hasta su liberación 25 días después. En un momento de la misa desde la grada se entonó el grito de "¡Ahora, Quini, ahora!" que durante muchas temporadas sonó en El Molinón lo que fue coreado por todos los asistentes, que también entonaron el himno del Sporting ondeando sus bufandas antes de que sus excompañeros retiraran de nuevo el féretro de 'Quini' ante los insistentes aplausos de los aficionados, muchos de ellos visiblemente emocionados. "Se nota, se siente, Quini está presente", coreó el estadio mientras el coche fúnebre se llevaba del césped los restos mortales del jugador, que mañana serán enterrados en el cementerio de La Carriona de Avilés en la intimidad, a petición de la familia, que siguió el funeral desde el banquillo del Sporting.