Lavrov considera “habladurías” las acusaciones de EE UU de injerencia rusa

El Consejero de Seguridad Nacional de EE UU considera la injerencia “incontrovertible”

Ana Carbajosa
Múnich, El País
“Habladurías”. Así ha calificado el jefe de la diplomacia rusa, Sergei Lavrov, las acusaciones precisas y procedentes de EE UU sobre la injerencia de 13 ciudadanos rusos en las elecciones de 2016. Ante los políticos, diplomáticos y expertos globales reunidos en la conferencia anual de Seguridad en Múnich. Lavrov aseguró que no hay “hechos” que refrenden las acusaciones. Media hora después, el consejero de seguridad nacional de EE UU, Herbert Raymond McMaster, ocupaba el mismo asiento y ofrecía una versión diametralmente opuesta: “La injerencia rusa es incontrovertible”.


El viernes pasado, Robert Mueller, el fiscal especial de la trama rusa, acusó a 13 ciudadanos rusos y a tres empresas de dirigir una campaña de intoxicación que mediante cientos de empleados y a través de las redes trató de influir en las elecciones presidenciales de 2016.

“La evidencia es incontrovertible y está a la vista de todo el mundo”, aseguró McMaster en Múnich. El teniente general estimó, sin embargo, que la estrategia rusa no le está dando buenos resultados al Kremlin. “Sus esfuerzos para polarizar la sociedad apoyando a grupos de extrema derecha y de extrema izquierda está logrando lo contrario. La injerencia Rusia nos está uniendo”. Y añadió: "No permitiremos a Rusia que tome a la población europea como rehén”.

Nicholas Burns, el que fuera subsecretario de Estado con George W. Bush, considera que el presidente Donald Trump ha mostrado “una extrema debilidad con Putin, haciendo dejación de sus funciones". "Las pruebas son evidentes, pero el problema es la división que existe entre el presidente y el resto de su Administración”, explica a este diario en los márgenes de la conferencia.

La intervención de McMaster era una de las más esperadas de la cita en la capital bávara. Los representantes de la comunidad internacional aquí reunidos esperaban que el teniente general les ayudara a desentrañar las líneas de la política exterior de una Administración estadounidense impredecible. McMaster dio algunas claves.

Estimó que asistimos a un momento “crítico” en el orden mundial de la postguerra, que dijo que está en peligro y citó a Corea del Norte, Irán y Siria como los principales factores de desestabilización global.

El asesor de seguridad nacional de EE UU dedicó especial atención a Irán, del que dijo está desplegando y armando una red de aliados en países como Siria, Líbano, Yemen e Irak. Según el análisis de Washington, Teherán estaría tratando de desestabilizar los países árabes a través de su red de influencia. “Es preocupante que esa red de aliados tenga cada vez más capacidades y cuente con un arsenal cada vez más destructivo”, dijo McMaster. “Tenemos que actuar sobre Irán ahora”, añadió.

McMaster también criticó el pacto nuclear iraní, haciéndose eco de la posición del propio Donald Trump. El presidente de EE UU ha expresado su rechazo en el pasado al acuerdo nuclear que en 2015 firmó Teherán con otras seis grandes potencias para limitar el programa nuclear iraní a cambio del levantamiento de sanciones. McMaster estimó que había que abordar “los graves fallos que tiene el acuerdo” así como “sus actividades desestabilizadoras, incluido el desarrollo y la proliferación de misiles”. El representante de EE UU acusó además a China, Rusia, Alemania, Japón y Corea del Sur de financiar la carrera armamentística a través de las transacciones comerciales de sus empresas.

Burns, que participó con las negociaciones estadounidenses con Irán en el pasado, explica que el discurso de McMaster responde a la preocupación de EE UU por el papel de Irán en la región. “Washington tiene razón cuando dice que le preocupan las pruebas con misiles balísticos de Irán y el apoyo a grupos armados, pero son asuntos distintos y por lo tanto no hay que mezclar los problemas”.

Una fuente europea presente en Múnich explica que están preocupados por Irán. "La falta de un liderazgo único en la Administración de EE UU y de una agenda clara nos preocupa”. Cunde además la sensación de que un fracaso del acuerdo nuclear iraní supondría el fracaso de un modelo de resolución de conflictos por la vía diplomática. “Si Irán falla, será muy difícil volver a defender una solución diplomática frente a la fuerza”, interpreta la fuente.

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