La sombra de Venezuela sacude la campaña presidencial en Colombia
Los dos países celebran elecciones con poco más de un mes de diferencia en un clima de elevada tensión
Francesco Manetto
Bogotá, El País
La grave crisis institucional y económica que atraviesa Venezuela y la deriva del régimen de Nicolás Maduro han entrado de lleno en la campaña electoral de Colombia, que celebra comicios legislativos el 11 de marzo y elegirá al sucesor de Juan Manuel Santos el 27 de mayo. La emergencia migratoria, la sombra del castrochavismo y las tensiones entre los dos Gobiernos se han convertido en uno de los ejes de la batalla política. El chavismo convocó presidenciales para el 22 abril. Ese proceso y sus posibles consecuencias ya están repercutiendo también en el país vecino.
Colombia lleva un año instalada en una precampaña vertebrada por las cuestiones que más afectan al país andino: la aplicación de los acuerdos con las FARC, la seguridad y el conflicto con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), la corrupción, la economía o la política antidroga. La situación de Venezuela siempre ha sobrevolado la conversación pública, pero desde hace semanas esa preocupación es uno de los ejes centrales de la agenda electoral.
El éxodo de venezolanos a Colombia, uno de los efectos de la huida hacia delante del Gobierno de Maduro, ha crecido exponencialmente. En 2017, decenas de miles de personas cruzaron diariamente los principales puestos fronterizos a lo largo de unos 2.200 kilómetros. Las autoridades calculan que llegaron para quedarse alrededor de 550.000 y estiman que antes de julio podrían alcanzar el millón. Esta diáspora ha hecho saltar las alarmas del Ejecutivo de Santos, que la semana pasada anunció un aumento de los controles y la construcción de un centro de atención al migrante con la ayuda de la ONU.
La llegada masiva de venezolanos tiene un impacto en los servicios públicos y en la calidad del empleo, no solo en los municipios de la frontera, sino en todo el país, asegura el Gobierno. Esta circunstancia, a la que Colombia no está acostumbrada, se ha convertido en uno de los temas de la campaña. Lo mismo sucede con las causas de esa fuga: la nefasta gestión del chavismo, la represión o la convocatoria de unas elecciones presidenciales sin garantías democráticas suficientes.
Germán Vargas Lleras, exvicepresidente de Santos y ahora uno de los candidatos con más posibilidades, según las encuestas, pidió al mandatario no reconocer el resultado de los comicios del 22 de abril y que invalide los votos de las presidenciales colombianas emitidos en Venezuela. Este ya había dejado claro que se trata de una cita sin validez. “En esas condiciones será imposible para Colombia, y pienso que para muchos países democráticos como los del Grupo de Lima, reconocer cualquier resultado”, dijo Santos la semana pasada tras reunirse con el secretario de Estado de EE UU, Rex Tillerson.
No obstante, la crisis de Venezuela sirvió a este candidato para atacar a tres de sus adversarios. Especialmente, al exalcalde de Bogotá Gustavo Petro, pero también el exregidor de Medellín Sergio Fajardo y el antiguo negociador con las FARC, Humberto de la Calle. Vargas Lleras, político conservador, es junto con Iván Duque, del Centro Democrático de Álvaro Uribe, quien más agita el fantasma del régimen chavista. Pero la comparación de los aspirantes más comprometidos con el proceso de paz choca con la historia política de cada uno. Solo Petro, disparado en la mayoría de las encuestas y protegido por un ejército de fieles seguidores en las redes sociales, manifestó abiertamente en el pasado simpatías por el modelo chavista. Fajardo señaló en una reciente entrevista con EL PAÍS que “Colombia debe reconocer que estamos frente a una dictadura del siglo XX” y De la Calle ha declarado en repetidas ocasiones ser un firme defensor de la democracia liberal frente al populismo.
Francesco Manetto
Bogotá, El País
La grave crisis institucional y económica que atraviesa Venezuela y la deriva del régimen de Nicolás Maduro han entrado de lleno en la campaña electoral de Colombia, que celebra comicios legislativos el 11 de marzo y elegirá al sucesor de Juan Manuel Santos el 27 de mayo. La emergencia migratoria, la sombra del castrochavismo y las tensiones entre los dos Gobiernos se han convertido en uno de los ejes de la batalla política. El chavismo convocó presidenciales para el 22 abril. Ese proceso y sus posibles consecuencias ya están repercutiendo también en el país vecino.
Colombia lleva un año instalada en una precampaña vertebrada por las cuestiones que más afectan al país andino: la aplicación de los acuerdos con las FARC, la seguridad y el conflicto con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), la corrupción, la economía o la política antidroga. La situación de Venezuela siempre ha sobrevolado la conversación pública, pero desde hace semanas esa preocupación es uno de los ejes centrales de la agenda electoral.
El éxodo de venezolanos a Colombia, uno de los efectos de la huida hacia delante del Gobierno de Maduro, ha crecido exponencialmente. En 2017, decenas de miles de personas cruzaron diariamente los principales puestos fronterizos a lo largo de unos 2.200 kilómetros. Las autoridades calculan que llegaron para quedarse alrededor de 550.000 y estiman que antes de julio podrían alcanzar el millón. Esta diáspora ha hecho saltar las alarmas del Ejecutivo de Santos, que la semana pasada anunció un aumento de los controles y la construcción de un centro de atención al migrante con la ayuda de la ONU.
La llegada masiva de venezolanos tiene un impacto en los servicios públicos y en la calidad del empleo, no solo en los municipios de la frontera, sino en todo el país, asegura el Gobierno. Esta circunstancia, a la que Colombia no está acostumbrada, se ha convertido en uno de los temas de la campaña. Lo mismo sucede con las causas de esa fuga: la nefasta gestión del chavismo, la represión o la convocatoria de unas elecciones presidenciales sin garantías democráticas suficientes.
Germán Vargas Lleras, exvicepresidente de Santos y ahora uno de los candidatos con más posibilidades, según las encuestas, pidió al mandatario no reconocer el resultado de los comicios del 22 de abril y que invalide los votos de las presidenciales colombianas emitidos en Venezuela. Este ya había dejado claro que se trata de una cita sin validez. “En esas condiciones será imposible para Colombia, y pienso que para muchos países democráticos como los del Grupo de Lima, reconocer cualquier resultado”, dijo Santos la semana pasada tras reunirse con el secretario de Estado de EE UU, Rex Tillerson.
No obstante, la crisis de Venezuela sirvió a este candidato para atacar a tres de sus adversarios. Especialmente, al exalcalde de Bogotá Gustavo Petro, pero también el exregidor de Medellín Sergio Fajardo y el antiguo negociador con las FARC, Humberto de la Calle. Vargas Lleras, político conservador, es junto con Iván Duque, del Centro Democrático de Álvaro Uribe, quien más agita el fantasma del régimen chavista. Pero la comparación de los aspirantes más comprometidos con el proceso de paz choca con la historia política de cada uno. Solo Petro, disparado en la mayoría de las encuestas y protegido por un ejército de fieles seguidores en las redes sociales, manifestó abiertamente en el pasado simpatías por el modelo chavista. Fajardo señaló en una reciente entrevista con EL PAÍS que “Colombia debe reconocer que estamos frente a una dictadura del siglo XX” y De la Calle ha declarado en repetidas ocasiones ser un firme defensor de la democracia liberal frente al populismo.