La ambición blaugrana se impone en Mestalla
El Valencia pudo igualar la eliminatoria con un remate al larguero de Rodrigo, pero el primer gol de Coutinho y otro de Rakitic sentenciaron la eliminatoria.
Santi Giménez
As
El Barça dejó claro en Mestalla que sigue teniendo hambre de títulos y supo sufrir para lograr el pasaporte a su quinta final consecutiva de la Copa del Rey al ganar al Valencia por 0-2 en un partido en el que el conjunto de Valverde supo aguantar las acometidas de un Valencia que lo intentó de todas formas, pero que se topó de bruces ante un equipo que es único gestionando estas situaciones.
Fundamentó su éxito el Barcelona en la maestría de un Messi descomunal que dominó el ritmo del partido cuando el Valencia apretaba, en un Rakitic táctica y físicamente inmenso, en la generosidad de Suárez, en el estado de gracia de Coutinho, que abrió el marcador y en un Piqué que jugó mermado jugándose la rodilla en una imagen que ejemplifica la ambición blaugrana. El Barça tratará de ganar su cuarta Copa consecutiva ante el Sevilla.
Cada uno de los técnicos preparó una sorpresa en su once inicial. Marcelino alineó a Vietto en punta con Zaza, dejando a Rodrigo como un fantasma indetectable que jugaba entre lineas del Barcelona atacando como un comando. Valverde, por su parte, alineó a André Gomes como cuarto centrocampista en un intento de conservar más la pelota y producir ataques largos, pero su ineficacia en ataque desesperó incluso hasta sus propios compañeros.
El guión de la primera parte estaba claro, el Barcelona buscaba el desgaste del Valencia a base de mucha posesión y el Valencia robar rápido para desplegar, de la mano del mencionado Rodrigo su arsenal. Fue precisamente Rodrigo el que tuvo la mejor ocasión de la primera parte al rematar de cabeza al larguero en el minuto 13.
Si en el bando che era Rodrigo la guía, en el Barcelona todo se movía al ritmo de Messi, que llevaba de cabeza a la defensa local con sus conducciones. Tuvo dos opciones el argentino en disparos de falta, pero no estuvo acertado. De hecho, al Barcelona se le apagaban las luces en los metros finales. Una circunstancia que, mientras el marcador siguiese en empate a cero, no preocupaba demasiado a Valverde.
La segunda parte, con varias balas frescas en la recámara de los técnicos, era a que iba decidir la suerte de la eliminatoria tras un primer tiempo jugado de poder a poder en busca del desgaste del rival.
El primero que sacó dinamita del banquillo fue Valverde, que retiró del campo a un André Gomes desesperante para dar entrada a Coutinho, quien a los cinco minutos de ingresar remató a gol un gran centro de Luis Suárez. La eliminatoria se le ponía en chino al Valencia, que necesitaba tres tantos en 40 minutos para lograr la hazaña.
Respondió Marcelino dando entrada a Guedes y a Carlos Soler y el Valencia tuvo sus minutos a la heroica, pero el Barcelona de la mano de Messi volvió a meter el miedo en el cuerpo a los locales con una doble ocasión de Messi y Alba en la que se protestaron dos manos valencianistas en el área.
Jamás desesperó el Valencia, que hizo un desgaste brutal y tuvo ocasiones para apretar la eliminatoria, pero se toparon con un Cillessen que se sumó a la fiesta. El Barcelona, que por un momento perdió el ritmo de juego, lo recuperó gracias a Rakitic Y Suárez, que dieron un curso de inteligencia táctica gracias a un estado físico brutal. Entre ellos dos fabricaron el segundo gol que ponía al Barça rumbio a su final número 40 de la Copa, este equipo no se cansa de competir. Es la ambición pura.
Santi Giménez
As
El Barça dejó claro en Mestalla que sigue teniendo hambre de títulos y supo sufrir para lograr el pasaporte a su quinta final consecutiva de la Copa del Rey al ganar al Valencia por 0-2 en un partido en el que el conjunto de Valverde supo aguantar las acometidas de un Valencia que lo intentó de todas formas, pero que se topó de bruces ante un equipo que es único gestionando estas situaciones.
Fundamentó su éxito el Barcelona en la maestría de un Messi descomunal que dominó el ritmo del partido cuando el Valencia apretaba, en un Rakitic táctica y físicamente inmenso, en la generosidad de Suárez, en el estado de gracia de Coutinho, que abrió el marcador y en un Piqué que jugó mermado jugándose la rodilla en una imagen que ejemplifica la ambición blaugrana. El Barça tratará de ganar su cuarta Copa consecutiva ante el Sevilla.
Cada uno de los técnicos preparó una sorpresa en su once inicial. Marcelino alineó a Vietto en punta con Zaza, dejando a Rodrigo como un fantasma indetectable que jugaba entre lineas del Barcelona atacando como un comando. Valverde, por su parte, alineó a André Gomes como cuarto centrocampista en un intento de conservar más la pelota y producir ataques largos, pero su ineficacia en ataque desesperó incluso hasta sus propios compañeros.
El guión de la primera parte estaba claro, el Barcelona buscaba el desgaste del Valencia a base de mucha posesión y el Valencia robar rápido para desplegar, de la mano del mencionado Rodrigo su arsenal. Fue precisamente Rodrigo el que tuvo la mejor ocasión de la primera parte al rematar de cabeza al larguero en el minuto 13.
Si en el bando che era Rodrigo la guía, en el Barcelona todo se movía al ritmo de Messi, que llevaba de cabeza a la defensa local con sus conducciones. Tuvo dos opciones el argentino en disparos de falta, pero no estuvo acertado. De hecho, al Barcelona se le apagaban las luces en los metros finales. Una circunstancia que, mientras el marcador siguiese en empate a cero, no preocupaba demasiado a Valverde.
La segunda parte, con varias balas frescas en la recámara de los técnicos, era a que iba decidir la suerte de la eliminatoria tras un primer tiempo jugado de poder a poder en busca del desgaste del rival.
El primero que sacó dinamita del banquillo fue Valverde, que retiró del campo a un André Gomes desesperante para dar entrada a Coutinho, quien a los cinco minutos de ingresar remató a gol un gran centro de Luis Suárez. La eliminatoria se le ponía en chino al Valencia, que necesitaba tres tantos en 40 minutos para lograr la hazaña.
Respondió Marcelino dando entrada a Guedes y a Carlos Soler y el Valencia tuvo sus minutos a la heroica, pero el Barcelona de la mano de Messi volvió a meter el miedo en el cuerpo a los locales con una doble ocasión de Messi y Alba en la que se protestaron dos manos valencianistas en el área.
Jamás desesperó el Valencia, que hizo un desgaste brutal y tuvo ocasiones para apretar la eliminatoria, pero se toparon con un Cillessen que se sumó a la fiesta. El Barcelona, que por un momento perdió el ritmo de juego, lo recuperó gracias a Rakitic Y Suárez, que dieron un curso de inteligencia táctica gracias a un estado físico brutal. Entre ellos dos fabricaron el segundo gol que ponía al Barça rumbio a su final número 40 de la Copa, este equipo no se cansa de competir. Es la ambición pura.