Independiente dejó atrás la tristeza y sumó de a tres pensando en las copas
Independiente dejó atrás la tristeza y sumó de a tres pensando en las copas
Clarín
Los brazos abiertos al cielo. La mirada empapada. El corazón a mil. Y una ovación que lo renueva. Martín Benítez, que había errado el penal definitivo ante Gremio por la Recopa el miércoles, se reivindicó con una tarde perfecta: hizo el gol y fue la figura en el triunfo de Independiente por 1 a 0 ante Banfield. Así, el Rojo escala en los puestos de clasificación a las copas, mientras que el Taladro sigue sumando frustraciones.
Qué manera de desintoxicarse, de arrancarse la maldita angustia del alma. Aunque nada pueda cambiar lo pasado, a Benítez lo de ayer le inyecta una gran dosis de optimismo justo cuando más lo necesitaba. El fútbol tiene efectos sanadores inmediatos cuando quiere. Díganselo a este misionero de 23 años que se puso de pie al siguiente partido. Y no solamente metió ese golazo que encontró una reacción tardía de Iván Arboleda y que quebró el resultado a favor del local; se hizo cargo del juego del equipo dirigido por Ariel Holan, que tenía la pelota pero que le costaba arrimarse con claridad al área rival.
Fernando Gaibor no gravitó. El ecuatoriano arrancaba al lado de Diego Rodríguez en el círculo central e intentaba ser el dueño de la distribución cuando recibía el balón. Pero pocas veces lo logró. Y Benítez, parado detrás de Silvio Romero, tuvo la llave en todo momento. Había dicho que, a pesar del dolor, estaba entero Benítez después de caer en Porto Alegre. Y por cómo jugó en Avellaneda, no mintió. Y eso que sus compañeros de arriba no estuvieron en su misma sintonía. Leandro Fernández anduvo errático, Romero no resolvió bien casi ninguna y Juan Manuel Martínez levantó en la segunda parte.
Tanto Independiente como Banfield -eliminado por Nacional del repechaje de la Libertadores- venían de recibir malas noticias coperas el miércoles. En ese sentido, el Rojo ganó el duelo de los necesitados de una alegría para recuperarse rápido del golpe. Holan, que no quiere descuidar el torneo local, optó por no poner a un equipo totalmente alternativo. Si bien cuidó a algunos pensando en el debut del jueves ante Deportivo Lara en Venezuela por la Libertadores, mantuvo a otros de los habituales titulares. Julio Falcioni (ausente ayer por cuestiones de salud) armó un 4-1-4-1, con Eric Remedi como único volante central, un doble comando compuesto por Enzo Kalinski y Jesús Dátolo y Pablo Mouche y Nicolás Bertolo por los costados para aprovechar las espaldas de los laterales rojos. Darío Cvitanich, el único de punta, jamás conectó con el resto.
Las única via por la que el visitante inquietó al dueño de casa fue la pelota parada. Un cabezazo de Danilo Ortiz tras un córner de Mouche y uno de Emanuel Brítez en su propia valla que desactivó Martín Campaña fueron las más claras del Taladro, que se adelantó luego del 0-1 y dejó varios huecos que Independiente supo utilizar en la segunda parte, aunque sin éxito a la hora de la definición. Arboleda se redimió del gol con un par de gran intervenciones: sacó un disparo de Alan Franco (otra vez de muy buena actuación) y le ahogó el grito al Burrito Martínez y a Emmanuel Gigliotti. También Ortiz sacó una en la línea de Fernández.
Falló nuevamente Independiente ante el arco de enfrente, esta vez el de Banfield, que terminó con diez por la expulsión de Remedi. Es un mal que se repite en el Diablo y que por ahora no tiene solución. Holan intensificó en las últimas semanas los trabajos de definición, pero todo sigue igual: no elige bien. ¿Será que de tanta intensidad ofensiva sus delanteros llegan pasados de revoluciones y carecen de frialdad en la estocada final? Es probable. De todos modos, le alcanzó ayer con la tarde de Benítez para festejar en el Libertadores de América por primera vez en el año y no desentenderse de los puestos de arriba.
Clarín
Los brazos abiertos al cielo. La mirada empapada. El corazón a mil. Y una ovación que lo renueva. Martín Benítez, que había errado el penal definitivo ante Gremio por la Recopa el miércoles, se reivindicó con una tarde perfecta: hizo el gol y fue la figura en el triunfo de Independiente por 1 a 0 ante Banfield. Así, el Rojo escala en los puestos de clasificación a las copas, mientras que el Taladro sigue sumando frustraciones.
Qué manera de desintoxicarse, de arrancarse la maldita angustia del alma. Aunque nada pueda cambiar lo pasado, a Benítez lo de ayer le inyecta una gran dosis de optimismo justo cuando más lo necesitaba. El fútbol tiene efectos sanadores inmediatos cuando quiere. Díganselo a este misionero de 23 años que se puso de pie al siguiente partido. Y no solamente metió ese golazo que encontró una reacción tardía de Iván Arboleda y que quebró el resultado a favor del local; se hizo cargo del juego del equipo dirigido por Ariel Holan, que tenía la pelota pero que le costaba arrimarse con claridad al área rival.
Fernando Gaibor no gravitó. El ecuatoriano arrancaba al lado de Diego Rodríguez en el círculo central e intentaba ser el dueño de la distribución cuando recibía el balón. Pero pocas veces lo logró. Y Benítez, parado detrás de Silvio Romero, tuvo la llave en todo momento. Había dicho que, a pesar del dolor, estaba entero Benítez después de caer en Porto Alegre. Y por cómo jugó en Avellaneda, no mintió. Y eso que sus compañeros de arriba no estuvieron en su misma sintonía. Leandro Fernández anduvo errático, Romero no resolvió bien casi ninguna y Juan Manuel Martínez levantó en la segunda parte.
Tanto Independiente como Banfield -eliminado por Nacional del repechaje de la Libertadores- venían de recibir malas noticias coperas el miércoles. En ese sentido, el Rojo ganó el duelo de los necesitados de una alegría para recuperarse rápido del golpe. Holan, que no quiere descuidar el torneo local, optó por no poner a un equipo totalmente alternativo. Si bien cuidó a algunos pensando en el debut del jueves ante Deportivo Lara en Venezuela por la Libertadores, mantuvo a otros de los habituales titulares. Julio Falcioni (ausente ayer por cuestiones de salud) armó un 4-1-4-1, con Eric Remedi como único volante central, un doble comando compuesto por Enzo Kalinski y Jesús Dátolo y Pablo Mouche y Nicolás Bertolo por los costados para aprovechar las espaldas de los laterales rojos. Darío Cvitanich, el único de punta, jamás conectó con el resto.
Las única via por la que el visitante inquietó al dueño de casa fue la pelota parada. Un cabezazo de Danilo Ortiz tras un córner de Mouche y uno de Emanuel Brítez en su propia valla que desactivó Martín Campaña fueron las más claras del Taladro, que se adelantó luego del 0-1 y dejó varios huecos que Independiente supo utilizar en la segunda parte, aunque sin éxito a la hora de la definición. Arboleda se redimió del gol con un par de gran intervenciones: sacó un disparo de Alan Franco (otra vez de muy buena actuación) y le ahogó el grito al Burrito Martínez y a Emmanuel Gigliotti. También Ortiz sacó una en la línea de Fernández.
Falló nuevamente Independiente ante el arco de enfrente, esta vez el de Banfield, que terminó con diez por la expulsión de Remedi. Es un mal que se repite en el Diablo y que por ahora no tiene solución. Holan intensificó en las últimas semanas los trabajos de definición, pero todo sigue igual: no elige bien. ¿Será que de tanta intensidad ofensiva sus delanteros llegan pasados de revoluciones y carecen de frialdad en la estocada final? Es probable. De todos modos, le alcanzó ayer con la tarde de Benítez para festejar en el Libertadores de América por primera vez en el año y no desentenderse de los puestos de arriba.