Gran Sevilla, prodigioso De Gea

Las paradas del internacional, especialmente una memorable a Muriel, mantienen el 0-0 en Nervión y lo dejan todo para el 13 de marzo en el Teatro de los Sueños.


Juan Jiménez
As
Sólo los prodigios de un fabuloso De Gea privaron al Sevilla de volar en ventaja al Teatro de los Sueños, donde el 13 de marzo peleará por tumbar a un gigante. Visto lo visto en Nervión, está legitimado para pensar que es posible. El 0-0 de la ida de octavos no hizo justicia a un equipo determinado y valiente, que compitió como nunca esta temporada y que mereció volcar el partido, aunque fuera por la mínima, de su lado.


El United de Mourinho, que ha cambiado su perfil rebelde y algo gamberro por un talante cercano a la flema británica y a las buenas formas que exige un club de esa dimensión, es una roca. Impresiona su poderío físico y sus gigantes. Pero la construcción, como en tantos otros equipos del portugués, le interesa bien poco. Mourinho y el United ya tienen lo que vinieron a buscar, el 0-0. Pero tendrá que rematarlo. Y no será fácil. El Sevilla se hizo respetar y sale reforzado. Si cree y tiene fe, Old Trafford no se antoja tan inaccesible.

Un 0-0 también puede ser un buen partido. Montella pidió un equipo atrevido y sus deseos fueron órdenes. El Sevilla no se dejó impresionar por la tremenda planta del United, lleno de gigantes como Smalling, Matic, Pogba (tras la lesión de Ander), McTominay y, en tono ascendente, se fue haciendo con el partido. Supo llevarlo a su terreno con una habilidad como hacía tiempo no se le veía. Del balón dividido y el juego físico de parones de los primeros veinte minutos con tarjeta a Nzonzi y acciones al límite, se pasó al fútbol: el uno contra uno de Correa, los caños del Mudo, la presencia de Nzonzi y la distinción de Banega.

Algo no cuadró bien en el United después de la lesión de Ander Herrera. La carga final de la primera parte resultó imponente. Como la respuesta de David de Gea. En el 42’, Correa disparó desde cerca con el interior. El madrileño respondió seguro. Volvió a hacerlo a un cabezazo de Nzonzi. Muy bien colocado, siguió con concentración el extraño desarrollo de la jugada, chilena de Mercado incluida. La traca final se produjo a segundos del descanso. Muriel cabeceó limpio, solo. Casi cantando el gol. De Gea respondió con una parada mágica que estará entre las mejores de la temporada. El 0-0 del descanso sólo pudo dejarle un sabor amargo al Sevilla. Mourinho siguió el asunto en su nuevo perfil de tipo tranquilo.

La segunda parte se ensució un poco. El United, seriamente preocupado, jugó con cierto temor. El Sevilla siguió empujando. Lo hizo con criterio. Nzonzi, Banega y Mudo fueron mucho más que Matic, Pogba y McTominay. Pero el aire empezó a faltarle a Correa, Sarabia y Muriel. Aun así, entre los dos últimos fabricaron una buena ocasión. El balón se fue arriba. Mourinho enseñó músculo económico en los últimos minutos. La impresionante plantilla del United le permitió meter velocidad con Rashford y Martial. El partido llegó a ponerse peligroso. Un gol en contra hubiera resultado fatal. 0-0. Mourinho ya tiene lo que vino a buscar. Peor todavía puede llevarse un disgusto.

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