El Madrid pega más fuerte
Sevilla, AS
El Real Madrid remontó su segundo partido de la semana tras una buena segunda parte que sirvió para corregir un feo primer tiempo. El equipo de Zidane ha recuperado definitivamente su pegada. Le marcó cinco a la Real y otros tantos al Betis, que se hundió tras el descanso, tras un inicio arrollador del campeón, que marcó tres goles en 14 minutos.
El equipo verdiblanco, inconsistente, jugó muy bien, pero durante poco rato, apenas 30 minutos. Le sirvió para someter al Madrid y para darle la vuelta al gol inicial de Asensio, pero para poco más. El delantero mallorquín volvió a reivindicarse con dos tantos. Fin a la era de la BBC.
No se había definido el partido, soso mientras cada equipo buscaba lo que quería ser, protagonista o actor secundario, cuando Marco cabeceó con oportunismo para batir a Adán. Zidane hubiese pensado que era lo mejor que lo podía ocurrir con el equipo que había plantado en el Villamarín, un once para explotar los espacios y la velocidad, para no tener en exceso el balón, para ser mortal al contragolpe, con Lucas y Asensio en las bandas y Bale acompañando a Cristiano en ataque. Benzema se había quedado en el banquillo, en un movimiento que confirmaba la defunción de la BBC como delantera intocable, pero tampoco crean que el internacional galés hizo que la gente se olvidara del proscrito.
Es el Madrid triunfante de Europa un equipo desconcertante y perezoso en la Liga. El gol, aunque parezca mentira, le echó a perder. Se puso a dormir esperando que pasaron los minutos, la vida, aguardando que nadie le molestara en su colchón donde se acariciaba los laureles. Ni presionó arriba, ni jugó a la contra, ni mostró intensidad ni, por supuesto, tuvo control alguno sobre lo que ocurrió hasta el descanso. Sin Kroos, Modric e Isco, con Casemiro lejos de su mejor forma y Kovacic haciendo de cada balón que pasase por sus pies una apuesta arriesgada, el equipo de Zidane se entregó a cualquier cosa que pudiera ocurrir. Lo que pasó fue que apareció Fabián y el Betis creció alrededor del centrocampista canterano. Tuvo el balón para atacar, que es con lo que sueña el Betis, un equipo tan bueno manejando la pelota, cada vez que se acuesta. Darle la vuelta al marcador era cuestión de tiempo.
La lesión de Marcelo, que se retiró del campo por un pinchazo muscular, terminó de descolocar al Madrid. Perdió a uno de los pocos jugadores que le garantizaban algo de posesión y a su héroe del pasado miércoles. Sin fe sin alma sin plan y sin juego, el equipo blanco era carne de cañón en el Villamarín. Primero marcó Mandi tras un gran centro de Joaquín. Keylor, que minutos antes podía haber encajado un gol parecido, estaba allí debajo del larguero. Para qué salir. Después, otro fallo en cadena de la defensa blanca, con Ramos fuera de sitio y Carvajal reculando, superado, terminó en el gol en propia puerta de Nacho tras un disparo de Junior. El Betis había remontado en tres minutos. El Madrid se había dejado llevar hasta la derrota. Por primera vez perdía tras un primer tiempo en esta temporada.
Para no sacar de su asombro a sus desconcertados aficionados, que posiblemente envejecerán unos cuantos años en estos meses, el Madrid mutó en el segundo tiempo. Le puso muchísimo más interés y el Betis dejó de ser tan preciso en el manejo de la bola. Perdió la pelota, su tesoro, y sin ella, el equipo verdiblanco comenzó a padecer, como es habitual. Defender es un vía crucis para el equipo de Setién, que se encontró con el empate tras un gran remate de Ramos de cabeza y cuando más parecía desentenderse del asunto, con fallos groseros en el inicio de la jugada que le desconectaron del juego progresivamente, Carvajal se inventó una jugada prodigiosa para sortear hasta tres rivales. El remate de Asensio fue tan impecable como el recorrido del lateral derecho. El Madrid, con otra actitud, había remontado en 10 minutos. Y no paró porque poco después marcó Cristiano, que se ha activado en sus promedios goleadores. Fueron 15 minutos arrolladores después de 45 de siesta. El Betis ni se había enterado. Pero el partido aún tenía más vida. Sergio León le dio cuerda a la montaña rusa y Benzema la desmontó para cerrar una noche de ida y vuelta, con el Madrid como siempre, frágil y muy fuerte a la vez.