El Barça sobrevive al frenesí
El Eibar puso en muchos aprietos a un Barça con la mente en la Champions. Suárez marcó en el 15’ y Alba sentenció en el 88’. Orellana y Mendilibar, expulsados.
Santi Giménez
As
Sumó tres puntos de emergencia el Barcelona ante un Eibar que fue mejor que los barcelonistas cuando jugaron once contra once y también cuando estuvieron en inferioridad por expulsión de Orellana. El 0-2 justifica únicamente un duelo frenético que el Barcelona se llevó por ser más vivo en área ajena, mientras que el conjunto armero veía como todo su despliegue se diluía en un ataque de cadete.
Gracias a los goles de Suárez y Alba, el Barcelona retoma el mando de la Liga tras dos empates consecutivos presionando así a su principal perseguidor, que juega el domingo. No obstante, de cara al martes en Stamford Bridge, los barcelonistas deberán mejorar mucho.
Debería regularse eso de que los sábados empiecen con tanta actividad como empezó el partido entre el Eibar y el Barcelona. Se supone que es un día familiar, de recuperación, de descansar incluso de los excesos del viernes. Pues para el Eibar y el Barcelona, no. Nada de eso. Empezaron el partido (a las 16,15 horas, por Dios bendito) con una actividad irritante. Fernético uno y otro equipo, ambos dieron una lección a esa legión de gente que hacía, en el mejor de los casos, tres horas que se había levantado de la cama. No se puede correr más, luchar más un balón y tomarse tan en serio un partido como lo hicieron ambos conjuntos en Ipurua.
Dijo Valverde en la previa que el Barça iba a jugar el partido como si fuera el último de su vida y así lo hicieron los blaugrana y también los de Mendilibar, que salieron al campo como si el partido fuera a durar 20 minutos. Parecía más una partida de ajedrez de esas express que algo que tenía que madurarse.
Colocando una presión alta sobre la salida de balón del Barça de un desgaste físico descomunal. Encima, hasta el tiempo acompañó para hacer más épico el desgaste. A ratos diluviaba y cinco minutos después brillaba el sol. La locura era máxima. La diversión, también. El ritmo era endiablado.
Y ante tanto ritmo, apareció Messi para ponerle la pausa necesaria y colocar con precisión de relojero la pelota justa en velocidad y ocupación de espacio que necesitaba Luis Suárez para romper la presión de un Eibar tan valiente como temerario y marcar el 0-1. Pero ni ese gol templó gaitas. El Eibar respondió de inmediato con un disparo al larguero de Orellana al que respondió de nuevo Messi con un chut al palo (16 lleva esta temporada el argentino).
No cesó el Eibar tras el descanso en su ritmo frenético. Inui y Kike García le dieron diez minutos de tormento al Barcelona nada más iniciarse la segunda parte, pero como pasó en la primera mitad, todo lo que hacía bien en la elaboración, lo perdía con unos remates inocentes, pero era el Barcelona el que parecía estar con el depósito en reserva. El inicio del segundo tiempo fue un asedio en toda regla de los locales ante un Barça que únicamente podía achicar agua.
Valverde intervino en ese momento clave para dar entrada a Coutinho por un Iniesta al que le superó el partido de cabo a rabo. Hasta que Orellana, víctima de la ansiedad, tuvo un acto de desconsideración al árbitro tras una clara falta de Diop a Busquets y se ganó una de las segundas amarillas más tontas dela historia. Y no es la primera vez.
Con los ánimos alterados al máximo, el siguiente en tomar el camino de los vestuarios fue Mendilibar por protestar desde el banquillo, pero ni por esas se cambió el paisaje. El Eibar fue mejor que el Barça con uno menos, pero siguió siendo igual de inocente en el remate, cosa que los barcelonistas no fueron, como demostró Alba marcando el gol que daba tranquilidad, momentánea, a un Barça que sobrevivió a un frenesí muy peligroso.
Santi Giménez
As
Sumó tres puntos de emergencia el Barcelona ante un Eibar que fue mejor que los barcelonistas cuando jugaron once contra once y también cuando estuvieron en inferioridad por expulsión de Orellana. El 0-2 justifica únicamente un duelo frenético que el Barcelona se llevó por ser más vivo en área ajena, mientras que el conjunto armero veía como todo su despliegue se diluía en un ataque de cadete.
Gracias a los goles de Suárez y Alba, el Barcelona retoma el mando de la Liga tras dos empates consecutivos presionando así a su principal perseguidor, que juega el domingo. No obstante, de cara al martes en Stamford Bridge, los barcelonistas deberán mejorar mucho.
Debería regularse eso de que los sábados empiecen con tanta actividad como empezó el partido entre el Eibar y el Barcelona. Se supone que es un día familiar, de recuperación, de descansar incluso de los excesos del viernes. Pues para el Eibar y el Barcelona, no. Nada de eso. Empezaron el partido (a las 16,15 horas, por Dios bendito) con una actividad irritante. Fernético uno y otro equipo, ambos dieron una lección a esa legión de gente que hacía, en el mejor de los casos, tres horas que se había levantado de la cama. No se puede correr más, luchar más un balón y tomarse tan en serio un partido como lo hicieron ambos conjuntos en Ipurua.
Dijo Valverde en la previa que el Barça iba a jugar el partido como si fuera el último de su vida y así lo hicieron los blaugrana y también los de Mendilibar, que salieron al campo como si el partido fuera a durar 20 minutos. Parecía más una partida de ajedrez de esas express que algo que tenía que madurarse.
Colocando una presión alta sobre la salida de balón del Barça de un desgaste físico descomunal. Encima, hasta el tiempo acompañó para hacer más épico el desgaste. A ratos diluviaba y cinco minutos después brillaba el sol. La locura era máxima. La diversión, también. El ritmo era endiablado.
Y ante tanto ritmo, apareció Messi para ponerle la pausa necesaria y colocar con precisión de relojero la pelota justa en velocidad y ocupación de espacio que necesitaba Luis Suárez para romper la presión de un Eibar tan valiente como temerario y marcar el 0-1. Pero ni ese gol templó gaitas. El Eibar respondió de inmediato con un disparo al larguero de Orellana al que respondió de nuevo Messi con un chut al palo (16 lleva esta temporada el argentino).
No cesó el Eibar tras el descanso en su ritmo frenético. Inui y Kike García le dieron diez minutos de tormento al Barcelona nada más iniciarse la segunda parte, pero como pasó en la primera mitad, todo lo que hacía bien en la elaboración, lo perdía con unos remates inocentes, pero era el Barcelona el que parecía estar con el depósito en reserva. El inicio del segundo tiempo fue un asedio en toda regla de los locales ante un Barça que únicamente podía achicar agua.
Valverde intervino en ese momento clave para dar entrada a Coutinho por un Iniesta al que le superó el partido de cabo a rabo. Hasta que Orellana, víctima de la ansiedad, tuvo un acto de desconsideración al árbitro tras una clara falta de Diop a Busquets y se ganó una de las segundas amarillas más tontas dela historia. Y no es la primera vez.
Con los ánimos alterados al máximo, el siguiente en tomar el camino de los vestuarios fue Mendilibar por protestar desde el banquillo, pero ni por esas se cambió el paisaje. El Eibar fue mejor que el Barça con uno menos, pero siguió siendo igual de inocente en el remate, cosa que los barcelonistas no fueron, como demostró Alba marcando el gol que daba tranquilidad, momentánea, a un Barça que sobrevivió a un frenesí muy peligroso.