Corte británica decide si levanta orden de arresto de Assange
En varias ocasiones, el gobierno de Quito le ha reprochado a su huésped terciara en los asuntos de terceros países, como las elecciones estadounidenses de 2017
AFP
La justicia británica decidirá el martes si levanta la orden de detención contra Julian Assange, lo que podría allanar el camino para que abandone la embajada de Ecuador después de más de cinco años recluido. Assange buscó refugio en la embajada huyendo de una orden de arresto europea porque Suecia le reclamaba como sospechoso de unos delitos sexuales.
La justicia sueca abandonó la investigación, pero la policía británica quiere aún detenerlo por haber vulnerado los términos de su libertad condicional. En una audiencia la semana pasada, el abogado del fundador de Wikileaks, Mark Summers, dijo que la orden de detención "perdió su propósito y función".
Summers estimó que Assange ha estado viviendo en condiciones "similares al encarcelamiento" y que su "salud psicológica se ha deteriorado". Sin embargo, el fiscal Aaron Watkins consideró "absurda" la demanda de Assange, que teme dejar la embajada y acabar en una cárcel estadounidense por haber difundido miles de secretos oficiales de este país.
El año pasado, el fiscal general (ministro de Justicia) estadounidense, Jeff Sessions, dijo que la detención del fundador de Wikileaks era "una prioridad". La demanda de Assange se produce poco después de que Ecuador le diera la ciudadanía y estatus diplomático, con la idea de que la inmunidad le permitiera salir de la legación.
El Reino Unido dijo que tal paso no cambiaba la situación. "Ecuador sabe que la única manera de resolver este asunto es que Assange abandone la embajada para enfrentar a la justicia", dijo entonces un portavoz del ministerio de Exteriores briánico.
La situación de Assange se ha convertido "en una piedra en el zapato" de Ecuador, según admitió su presidente Lenín Moreno, que heredó el problema de su antecesor y ahora enemigo Rafael Correa.
En varias ocasiones, el gobierno de Quito le ha reprochado a su huésped terciara en los asuntos de terceros países, como las elecciones estadounidenses de 2017 -en las que Wikileaks difundió mensajes comprometedores de la campaña de la candidata Hillary Clinton- o en la reciente crisis política en Cataluña, donde se posicionó a favor de los independentistas.
AFP
La justicia británica decidirá el martes si levanta la orden de detención contra Julian Assange, lo que podría allanar el camino para que abandone la embajada de Ecuador después de más de cinco años recluido. Assange buscó refugio en la embajada huyendo de una orden de arresto europea porque Suecia le reclamaba como sospechoso de unos delitos sexuales.
La justicia sueca abandonó la investigación, pero la policía británica quiere aún detenerlo por haber vulnerado los términos de su libertad condicional. En una audiencia la semana pasada, el abogado del fundador de Wikileaks, Mark Summers, dijo que la orden de detención "perdió su propósito y función".
Summers estimó que Assange ha estado viviendo en condiciones "similares al encarcelamiento" y que su "salud psicológica se ha deteriorado". Sin embargo, el fiscal Aaron Watkins consideró "absurda" la demanda de Assange, que teme dejar la embajada y acabar en una cárcel estadounidense por haber difundido miles de secretos oficiales de este país.
El año pasado, el fiscal general (ministro de Justicia) estadounidense, Jeff Sessions, dijo que la detención del fundador de Wikileaks era "una prioridad". La demanda de Assange se produce poco después de que Ecuador le diera la ciudadanía y estatus diplomático, con la idea de que la inmunidad le permitiera salir de la legación.
El Reino Unido dijo que tal paso no cambiaba la situación. "Ecuador sabe que la única manera de resolver este asunto es que Assange abandone la embajada para enfrentar a la justicia", dijo entonces un portavoz del ministerio de Exteriores briánico.
La situación de Assange se ha convertido "en una piedra en el zapato" de Ecuador, según admitió su presidente Lenín Moreno, que heredó el problema de su antecesor y ahora enemigo Rafael Correa.
En varias ocasiones, el gobierno de Quito le ha reprochado a su huésped terciara en los asuntos de terceros países, como las elecciones estadounidenses de 2017 -en las que Wikileaks difundió mensajes comprometedores de la campaña de la candidata Hillary Clinton- o en la reciente crisis política en Cataluña, donde se posicionó a favor de los independentistas.