Trump defiende su capacidad mental calificándose a sí mismo como “un genio”

“Yo pasé de ser un muy exitoso empresario, a una gran estrella de televisión a presidente de EEUU. Creo que esto se calificaría no como inteligente, sino como genio”, afirma en Twitter

J. M. AHRENS
Washington, El País
Los límites de Donald Trump aún son un misterio. Excesivo, furibundo, mentiroso, ignorante… los calificativos que le dedican sus enemigos se han multiplicado desde que se presentó en campaña y en los últimos meses han derivado en uno especialmente venenoso para un presidente de EEUU: desequilibrado mental. Una acusación que ha cobrado fuerza esta semana tras la publicación de un demoledor retrato de la Casa Blancay que ha llevado al propio Trump a declarar muy a su modo que, lejos de estar incapacitado para el mando, es “un genio”.


La contestación llegó en una floreada serie de tuits mañaneros emitidos desde su retiro de Camp David. En ellos se ofrece un buen perfil de su personalidad. “Ahora que se ha demostrado que la trama rusa, después de un año de intenso escrutinio, es una total falsedad, los demócratas y sus perros falderos, los grandes medios mentirosos, han recuperado el viejo juego que aplicaron a Ronald Reagan y han empezado a gritar sobre mi estabilidad mental e inteligencia. Lo cierto es que a lo largo de mi vida, mis dos grandes bienes han sido la estabilidad mental y ser realmente inteligente. La Deshonesta Hillary también jugó fuerte a estas dos cartas y, como todo el mundo sabe, acabó quemada. Yo pasé de ser un muy exitoso empresario a una gran estrella de televisión a presidente de Estados Unidos (al primer intento). Creo que esto se calificaría no como inteligente, sino como genio… y un genio muy estable”.

Sus palabras, lejos de aquietar las aguas, volvieron a mostrar a Trump como un agitador nato. Un ser incapaz de contenerse ante los ataques y con una ciclópea autoestima. Son rasgos que admiten sus propios aliados y que han llevado a sus adversarios políticos a alertar del peligro que representan para alguien del que depende la decisión de lanzar bombas nucleares. La preocupación se ha transformado en miedo en ciertos entornos. Algunos psiquiatras incluso han señalado que Trump, en función de sus mensajes, no está capacitado para el mando.

“La preocupación es enorme y hay que decirlo claramente. Trump es un peligro y muestra signos de violencia y atracción a la armas y a la guerra”, ha dicho Bandy Lee, una psiquiatra forense de la Escuela de Medicina de Yale y editora del libro El peligroso caso de Donald Trump, 27 psiquiatras y expertos en salud mental evalúan al presidente. Las palabras de Lee han tenido notable repercusión en los medios estadounidenses y una docena de congresistas, todos demócratas excepto uno, la invitaron hace un mes al Capitolio a explicar sus tesis.

A estas alertas se ha sumado esta semana el polémico libro Fuego y Furia, en el que se describe al presidente como una personalidad infantil, incapaz de prestar atención a los informes, megalómano y víctima de sus impulsos. Una caracterización que Trump ha negado tajantemente, pero que ha vuelto a sacar a la luz el problema del límite. ¿Hasta dónde puede llegar el presidente? De momento, nadie lo sabe.

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