Tras el histórico y poderoso discurso en los Globos de Oro: ¿Oprah Winfrey puede ser presidente de los EEUU?
La intervención de la actriz y productora durante la premiación fue tan contundente que muchos piden que inicie ya su carrera política para llegar a la Casa Blanca en 2020. Entre ellos, Meryl streep
Infobae
El conmovedor y contundente discurso de Oprah Winfrey en los Globos de Oro hizo que muchos de sus seguidores y otras celebridades pidieran su postulación a la presidencia de los Estados Unidos. La conductora y productora recibió el premio a la trayectoria Cecil B. DeMille en la ceremonia del domingo y no pasó mucho tiempo antes de que en Twitter surgiera el hashtag #Oprah2020.
Incluso Meryl Streep instó a Winfrey para iniciar su camino a la Casa Blanca y postularse a la presidencia en 2020 en medio de una lluvia de elogios por sus palabras.
La prestiogiosa actriz dijo que Oprah "no tiene otra opción" que postularse para presidente en 2020 en medio de una lluvia de elogios por su discurso en los Globos de Oro.
La comediante Sarah Silverman tuiteó "Oprah/Michelle 2020", sugiriendo a la esposa de Barack Obama como compañera de fórmula. Leslie Odom Jr., quien interpretó a Aaron Burr en el exitoso musical de Broadway Hamilton, escribió: "Se postulará. Un nuevo día está en camino".
Ovacionada por la audiencia, Winfrey reiteró públicamente su apoyo al movimiento #MeToo (Yo también) que sacudió los cimientos de Hollywood, después de que saliera a la luz el comportamiento sexual del magnate cinematográfico Harvey Weinstein, y afirmó que ha llegado "un nuevo día" para niñas y mujeres víctimas de los abusos sexuales.
El discurso completo de Oprah Winfrey:
"En 1964 yo era una niña, y recuerdo estar sentada en el piso de la casa de mi madre en Milwaukee, mirando cómo Anne Bancroft presentaba el Oscar al mejor actor en la edición 36° de los premios Oscar. Bancroft abrió el sobre y dijo cinco palabras que hicieron historia: 'El ganador es Sidney Poitier'.
Hasta el escenario llegó el hombre más elegante que jamás había visto. Recuerdo que su corbata era blanca y, por supuesto, su piel era negra. Y nunca había visto a un hombre negro siendo celebrado así. Y he tratado de explicar muchas veces lo que un momento como ese significa para una niña pequeña sentada en los asientos más baratos. Mi mamá entró en ese momento, rendida de limpiar las casas de otras personas. Lo único que me salió decir como explicación de lo que había pasado fue la línea de diálogo de Sidney Poitier en Una voz en las sombras: "Amén, amén".
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En 1982 recibió en este mismo escenario el premio Cecil B. de Mille y no se me escapa la trascendencia de este momento, en el que una niña como yo lo fui esté viendo esta noche la pantalla en el momento en que yo me convierto en la primera mujer negra en recibir el premio. Es un honor y es un privilegio compartirlo con todos ellos y con los increíbles hombres y mujeres que me inspiran y me incitan a mejorar… Quincy Jones, que me vio en el programa y le dijo a Steven Spielberg: 'Sí, ella es Sophia para El color púrpura'. Gayle, quien ha sido la definición de lo que es un amigo. Y Stedman, quien ha sido mi roca.
Quiero agradecer a la Asociación de Prensa Extranjera, porque todos sabemos que la prensa está bajo asedio estos días. Pero también sabemos que la dedicación insaciable por descubrir la verdad absoluta es la que nos impide que miremos hacia otro lado ante la corrupción y la injusticia; ante las mentiras, ante los tiranos, ante secretos y mentiras.
Valoro la prensa más que nunca, mientras navegamos estos tiempos complicados, lo que me lleva a esto: lo que sé es que decir tu verdad es la herramienta más poderosa que tenemos todos. Estoy especialmente orgullosa de las mujeres que se han sentido lo suficientemente fuertes y poderosas como para levantar sus voces y compartir sus historias. Cada una de nosotras en este cuarto somos celebradas aquí por las historias que contamos. Y este año nosotras nos convertimos en la historia. Pero esta historia no afecta únicamente a la industria del entretenimiento: trasciende lugar, cultura, política, religión, el lugar del trabajo, raza. Quiero agradecerles a todas las mujeres que han sobrevivido años de abuso, porque ellas, como mi madre, tenían hijos que criar, cuentas que pagar y sueños que hacer realidad.
Son trabajadoras domésticas, trabajadoras rurales, gastronómicas, científicas, médicas, ingenieras, en la industria tecnológica y el ejército, en la política y los negocios. Y hay alguien más: Recy Taylor. Un nombre que conozco y que ustedes debieran conocer. En 1944, Recy Taylor era una joven esposa y madre que volvía a su casa de la iglesia, en Alabama, cuando fue raptada y violada por seis hombres blancos armados y dejada al costado del camino. Amenazaron con matarla si le contaba a alguien lo que había pasado, pero su historia llegó a la NAACP (Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color, por sus siglas en inglés), donde una joven trabajadora llamada Rosa Parks se convirtió en la investigadora principal de su caso y juntas pidieron Justicia. Pero la Justicia no era una opción en la era de Jim Crow, y los hombres que trataron de destruirla jamás fueron acusados. Recy Taylor murió hace diez días, poco antes de cumplir 90 años. Ella vivió, como lo hemos hecho hasta ahora, bajo una cultura rota por hombres poderosos. Durante demasiado tiempo, las mujeres no fueron escuchadas o creídas cuando decían la verdad al poder de esos hombres. Pero su tiempo terminó.
Yo solo espero que Recy Taylor haya muerto sabiendo que su verdad, como la verdad de tantas mujeres que fueron atormentadas en esos años —y atormentadas en nuestros días— y sin embargo siguen adelante, como el corazón de Rosa Park, que tantos años después encontró la fuerza para quedarse sentada en ese autobús y no ceder su asiento en Montgomery, y está en cada mujer aquí mismo que elige decir 'Yo también', y en cada hombre que elige escuchar.
En mi carrera, lo que he tratado de hacer, ya sea en el cine o en la televisión es decir algo sobre cómo los hombres y las mujeres sienten, cómo experimentamos vergüenza, dolor; cómo perseveramos y finalmente, superamos. A lo largo de los años he interpretado a personajes que han recibido algunas de las tragedias más terribles que puede entregar la vida, pero algo que todos ellos tienen en común es la habilidad de sentir esperanza, de esperar una mañana luminosa, incluso en medio de la noche más oscura.
Así que quiero decirle a todas esas chicas que miran televisión desde casa que un nuevo día se acerca. Y cuando ese nuevo día comience será porque miles de mujeres, muchas de ellas aquí presentes, y algunos hombres increíbles, nos acercaron un poco más al momento en que nadie tenga ya que decir nunca más 'Yo también'".
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El conmovedor y contundente discurso de Oprah Winfrey en los Globos de Oro hizo que muchos de sus seguidores y otras celebridades pidieran su postulación a la presidencia de los Estados Unidos. La conductora y productora recibió el premio a la trayectoria Cecil B. DeMille en la ceremonia del domingo y no pasó mucho tiempo antes de que en Twitter surgiera el hashtag #Oprah2020.
Incluso Meryl Streep instó a Winfrey para iniciar su camino a la Casa Blanca y postularse a la presidencia en 2020 en medio de una lluvia de elogios por sus palabras.
La prestiogiosa actriz dijo que Oprah "no tiene otra opción" que postularse para presidente en 2020 en medio de una lluvia de elogios por su discurso en los Globos de Oro.
La comediante Sarah Silverman tuiteó "Oprah/Michelle 2020", sugiriendo a la esposa de Barack Obama como compañera de fórmula. Leslie Odom Jr., quien interpretó a Aaron Burr en el exitoso musical de Broadway Hamilton, escribió: "Se postulará. Un nuevo día está en camino".
Ovacionada por la audiencia, Winfrey reiteró públicamente su apoyo al movimiento #MeToo (Yo también) que sacudió los cimientos de Hollywood, después de que saliera a la luz el comportamiento sexual del magnate cinematográfico Harvey Weinstein, y afirmó que ha llegado "un nuevo día" para niñas y mujeres víctimas de los abusos sexuales.
El discurso completo de Oprah Winfrey:
"En 1964 yo era una niña, y recuerdo estar sentada en el piso de la casa de mi madre en Milwaukee, mirando cómo Anne Bancroft presentaba el Oscar al mejor actor en la edición 36° de los premios Oscar. Bancroft abrió el sobre y dijo cinco palabras que hicieron historia: 'El ganador es Sidney Poitier'.
Hasta el escenario llegó el hombre más elegante que jamás había visto. Recuerdo que su corbata era blanca y, por supuesto, su piel era negra. Y nunca había visto a un hombre negro siendo celebrado así. Y he tratado de explicar muchas veces lo que un momento como ese significa para una niña pequeña sentada en los asientos más baratos. Mi mamá entró en ese momento, rendida de limpiar las casas de otras personas. Lo único que me salió decir como explicación de lo que había pasado fue la línea de diálogo de Sidney Poitier en Una voz en las sombras: "Amén, amén".
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En 1982 recibió en este mismo escenario el premio Cecil B. de Mille y no se me escapa la trascendencia de este momento, en el que una niña como yo lo fui esté viendo esta noche la pantalla en el momento en que yo me convierto en la primera mujer negra en recibir el premio. Es un honor y es un privilegio compartirlo con todos ellos y con los increíbles hombres y mujeres que me inspiran y me incitan a mejorar… Quincy Jones, que me vio en el programa y le dijo a Steven Spielberg: 'Sí, ella es Sophia para El color púrpura'. Gayle, quien ha sido la definición de lo que es un amigo. Y Stedman, quien ha sido mi roca.
Quiero agradecer a la Asociación de Prensa Extranjera, porque todos sabemos que la prensa está bajo asedio estos días. Pero también sabemos que la dedicación insaciable por descubrir la verdad absoluta es la que nos impide que miremos hacia otro lado ante la corrupción y la injusticia; ante las mentiras, ante los tiranos, ante secretos y mentiras.
Valoro la prensa más que nunca, mientras navegamos estos tiempos complicados, lo que me lleva a esto: lo que sé es que decir tu verdad es la herramienta más poderosa que tenemos todos. Estoy especialmente orgullosa de las mujeres que se han sentido lo suficientemente fuertes y poderosas como para levantar sus voces y compartir sus historias. Cada una de nosotras en este cuarto somos celebradas aquí por las historias que contamos. Y este año nosotras nos convertimos en la historia. Pero esta historia no afecta únicamente a la industria del entretenimiento: trasciende lugar, cultura, política, religión, el lugar del trabajo, raza. Quiero agradecerles a todas las mujeres que han sobrevivido años de abuso, porque ellas, como mi madre, tenían hijos que criar, cuentas que pagar y sueños que hacer realidad.
Son trabajadoras domésticas, trabajadoras rurales, gastronómicas, científicas, médicas, ingenieras, en la industria tecnológica y el ejército, en la política y los negocios. Y hay alguien más: Recy Taylor. Un nombre que conozco y que ustedes debieran conocer. En 1944, Recy Taylor era una joven esposa y madre que volvía a su casa de la iglesia, en Alabama, cuando fue raptada y violada por seis hombres blancos armados y dejada al costado del camino. Amenazaron con matarla si le contaba a alguien lo que había pasado, pero su historia llegó a la NAACP (Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color, por sus siglas en inglés), donde una joven trabajadora llamada Rosa Parks se convirtió en la investigadora principal de su caso y juntas pidieron Justicia. Pero la Justicia no era una opción en la era de Jim Crow, y los hombres que trataron de destruirla jamás fueron acusados. Recy Taylor murió hace diez días, poco antes de cumplir 90 años. Ella vivió, como lo hemos hecho hasta ahora, bajo una cultura rota por hombres poderosos. Durante demasiado tiempo, las mujeres no fueron escuchadas o creídas cuando decían la verdad al poder de esos hombres. Pero su tiempo terminó.
Yo solo espero que Recy Taylor haya muerto sabiendo que su verdad, como la verdad de tantas mujeres que fueron atormentadas en esos años —y atormentadas en nuestros días— y sin embargo siguen adelante, como el corazón de Rosa Park, que tantos años después encontró la fuerza para quedarse sentada en ese autobús y no ceder su asiento en Montgomery, y está en cada mujer aquí mismo que elige decir 'Yo también', y en cada hombre que elige escuchar.
En mi carrera, lo que he tratado de hacer, ya sea en el cine o en la televisión es decir algo sobre cómo los hombres y las mujeres sienten, cómo experimentamos vergüenza, dolor; cómo perseveramos y finalmente, superamos. A lo largo de los años he interpretado a personajes que han recibido algunas de las tragedias más terribles que puede entregar la vida, pero algo que todos ellos tienen en común es la habilidad de sentir esperanza, de esperar una mañana luminosa, incluso en medio de la noche más oscura.
Así que quiero decirle a todas esas chicas que miran televisión desde casa que un nuevo día se acerca. Y cuando ese nuevo día comience será porque miles de mujeres, muchas de ellas aquí presentes, y algunos hombres increíbles, nos acercaron un poco más al momento en que nadie tenga ya que decir nunca más 'Yo también'".