Talleres amargó a San Lorenzo y se afianza en la pelea

En Córdoba, se impuso por 2-0 y quedó tercero a seis del líder, Boca. Los de Biaggio, que necesitaban ganar para ser punteros, terminaron con nueve por las rojas a Castro y Gonzalo Rodríguez.

Clarín
Talleres de Córdoba se subió al tercer puesto de la Superliga y evitó que San Lorenzo alcanzara a Boca en lo más alto de la tabla. El equipo de Kudelka quedó a seis puntos del líder (que podrían continuar siendo nueve si esta noche Boca le gana a Colón) pero se afianza para meterse de lleno en la Copa Libertadores 2019. El Ciclón perdió una gran oportunidad de llegar a la cima, pero más preocupante para el Pampa Biaggio es encontrar una línea de juego, una carencia que ayer se notó demasiado.


No hay fórmulas. No hay recetas. Pero hay ideas, estructuras de juego. Talleres perdió tres jugadores clave en ofensiva a poco del reinicio del torneo. Emanuel Bebelo Reynoso se fue a Boca, que le compró el 60 % del pase; Jonathan Menéndez emigró a Independiente; y Sebastián Palacios, al fútbol mexicano. Había enojo en la gente de Talleres. Kudelka apostó a chicos del club (el año pasado la Reserva se coronó campeona por primera vez en la historia). No desentonaron. San Lorenzo, en cambio, apenas se movió en el mercado de pases. Llegó Valentín Viola, que ayer no estuvo;y rescindió Marcos Angeleri. Pero la apuesta a la continuidad del pequeño ciclo del Pampa Biaggio no se reflejó en el campo de juego. La idea aún no parece estar madura. En cambio, sí la tiene Talleres, que mostró menos fisuras aún con las bajas de los jugadores que emigraron. Y ahí está la clave del triunfo del equipo cordobés.

Un desconocido San Lorenzo se paseó como una sombra en el Kempes. Salvo algunos chispazos de Fernando Belluschi, el resto fue muy pobre lo del equipo de Claudio Biaggio. Talleres tuvo más la pelota y la manejó mejor, a través de Lucas Olaza y los chicos que probó el entrenador Frank Kudelka (Mauro Ortiz y Cristian Ojeda), pero no lastimó. Porque más allá del 1-0 parcial, no hubo llegadas y tampoco claridad. En el local, Junior Arias estuvo más activo a diferencia de otros encuentros, pero sin la lucidez necesaria que tiene que tener un goleador. La T sacó ventaja de los destellos de Mauro Ortiz, quien se mandó una corrida bárbara, habilitó a Leo Godoy y Gabriel Rojas lo bajó en el área. Fue tan claro el penal que los jugadores de San Lorenzo, que hasta ese momento habían protestado todo (hasta ahí Tello estuvo bastante permisivo con los futbolistas visitantes), no dijeron nada. El uruguayo Olaza fusiló a Navarro y marcó el 1-0.

Antes de la jugada polémica de la noche, Talleres pudo haber aumentado en el comienzo de la parte final. Ortiz desbordó por derecha, cedió hacia atrás para Ramírez y el fuerte remate del volante fue bien rechazado por el arquero Navarro. Después, la historia comenzó a estar sellada a partir de los seis minutos, en la que el árbitro Facundo Tello se volvió más protagonistas.

Talleres tardó en sacar provecho de los dos hombres más que tenía. Se retrasó y puso en peligra la victoria. Y se salvó porque Herrera, a los 36 minutos, evitó la caída de su valla, tras reaccionar bien y sacar una pelota que había impulsado Gandolfi hacia su propio arco y que tenía destino de empate. Recién después de esa pequeña zozobra, el equipo local logró la tranquilidad, con un remate del correntino Aldo Araujo, quien volvió a jugar (fue su segundo partido en el torneo) después de dos meses y varias lesiones.

La gente de Talleres se ilusiona con completar una campaña histórica después de mucho tiempo, aunque el mercado de pases haya diezmado parte de su potencial. Hay una idea, impulsada por Kudelka, que respalda esa ilusión

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