Piñera se rodea de su círculo de confianza para su segundo Gobierno
El presidente electo chileno desvela su Gabinete, cuya principal sorpresa es el nombramiento como ministro de Exteriores del escritor Roberto Ampuero, crítico con Cuba y Venezuela
Rocío Montes
Santiago de Chile, El País
El presidente electo de Chile, Sebastián Piñera, ha revelado este martes su Gabinete que lo acompañará en su segundo mandato (2018-2022), que arranca el 11 de marzo. A diferencia de lo que sucedió hace ocho años, cuando comenzó su primer Gobierno (2010-2014) y prefirió los perfiles técnicos y ejecutivos, el empresario de derechas ha apostado por la experiencia para conformar a su primera línea de colaboradores. En los cargos de mayor relevancia política, los ministros de La Moneda, decidió repetir los nombres que lo acompañaron buena parte del periodo anterior. Como ministro del Interior volverá a nombrar a Andrés Chadwick, militante del partido conservador UDI, conocido por su habilitad política y por controlar la relación con la coalición Chile Vamos.
Primo del mandatario y su hombre de confianza, Chadwick fue parte de la Fundación Avanza Chile, la formación donde se concentró el piñerismo para preparar un eventual regreso a La Moneda tras los cuatro años de Michelle Bachelet (2014-2018). También pertenecía a la fundación Cecilia Pérez, militante del partido RN, una de las mayores defensoras públicas del presidente electo, que regresará a ser la portavoz del Ejecutivo.
A cargo de las relaciones del Gobierno con el Parlamento, que tendrá especial importancia en un periodo donde ningún grupo tiene mayorías, estará Gonzalo Blumel. Ingeniero de 39 años, militante del partido de derecha liberal Evópoli, trabajó en el primer Gobierno de Piñera y en la campaña tuvo en sus manos una exitosa coordinación programática. Aunque sin experiencia política con el Congreso, es una de las mayores apuesta del presidente electo. Su nombramiento ha sido interpretado como un esfuerzo por empatizar con generaciones de parlamentarios jóvenes y como una nueva señal de que Piñera ha buscado a gente de su mayor confianza para los cargos importantes. Como Chadwick y Pérez, Blumel era parte del equipo de la Fundación Avanza Chile y conocido por ser una especie de guardián del piñerismo.
El empresario no se dio mayores gustos en la nominación del Gabinete. En Hacienda, una cartera central de un Gobierno que apuesta por dinamizar la economía, nombró a quien fue el líder de ese Ministerio en los cuatro años de su mandato: el economista Felipe Larraín, con quien le une un estrecho vínculo profesional y de amistad. Los cinco miembros de su primer anillo de colaboradores lo completa Alfredo Moreno, que fue ministro de Relaciones Exteriores en el primer mandato de Piñera y que hasta ahora lideraba la multigremial de empresarios Confederación de la Producción y el Comercio (CPC). Nombrado como titular de Desarrollo Social, un Ministerio que tiene a su cargo buena parte de las políticas sociales, Moreno es visto como una de las posibles cartas de Piñera para una eventual sucesión.
Entre los nombramientos de un Gabinete donde el presidente electo apostó a cartas seguras, el anuncio que provocó mayor sorpresa fue la del escritor Roberto Ampuero como ministro de Relaciones Exteriores. Embajador de Chile en México en el primer Gobierno de Piñera y luego ministro de Cultura, el autor de Nuestros años verde olivo no ha escondido sus posiciones críticas con los regímenes de Cuba y Venezuela. Activo en redes sociales como Twitter, Ampuero deberá liderar un Ministerio que se ha caracterizado en las últimas décadas por su prudencia y por enfrentar los asuntos internacionales con una mirada de Estado. El 19 de marzo, pocos días después de que asuma su cargo, por ejemplo, la Cancillería tendrá que enfrentar un momento crucial en esta Administración: el comienzo de los alegatos orales en La Haya por la demanda marítima boliviana.
“Piñera busca gente de su confianza personal, como ha sucedido en los últimos Gobiernos, dada la situación política líquida y tantos cuchillazos al interior de las propias coaliciones. En La Moneda, por lo tanto, quedaron casi un círculo de amigos: Chadwick, Pérez, Blumel, Moreno, Larraín. Ellos podrían incluso juntarse a tomar el té”, señala Ascanio Cavallo, periodista político. A juicio del autor de La historia oculta de la transición, sin embargo, Piñera logró superar una prueba compleja: “Consiguió hacer una repartija equilibrada entre exministros, exparlamentarios y partidos de su coalición. Armó el puzle que siempre es difícil de armar”.
En el Gabinete existen dos figuras que, junto a Ampuero, han centrado las críticas del centroizquierda por su perfil conservador: el futuro ministro de Educación, el abogado Gerardo Varela, y la que será ministra de la Mujer, la experta en comunicación Isabel Plá. Debido a la reforma educativa y los avances en materia de derechos sexuales y reproductivos del actual Gobierno –como la despenalización del aborto en tres circunstancias–, serán dos materias especialmente sensibles en el próximo periodo.
David Gallagher, director de empresas, consejero del Centro de Estudios Públicos (CEP) y exmiembro del comando de Piñera, reconoce que "lo de Relaciones Exteriores fue una sorpresa. "Pero Ampuero –que le da mucha importancia a los derechos humanos en países como Cuba y Venezuela–, es también una persona muy pragmática”. Gallagher, una de las principales figuras de la derecha liberal, añade que el presidente electo acertó con su equipo económico: “Me encanta que haya vuelto Felipe Larraín a Hacienda. Fue un ministro muy exitoso, que se entiende y tiene una relación fluida con Piñera, que es un gran economista también. Da una buena señal a los inversionistas”.
Para Gloria de la Fuente, directora ejecutiva del centro de pensamiento progresista Chile 21, “Piñera con este Gabinete buscó ciertos equilibrios al interior de su coalición". La cientista política señala que se equivocaron todos aquellos que apostaban que podría incluir en su equipo a determinados sectores del centroizquierda, actualmente en una crisis profunda después de la derrota.
Rocío Montes
Santiago de Chile, El País
El presidente electo de Chile, Sebastián Piñera, ha revelado este martes su Gabinete que lo acompañará en su segundo mandato (2018-2022), que arranca el 11 de marzo. A diferencia de lo que sucedió hace ocho años, cuando comenzó su primer Gobierno (2010-2014) y prefirió los perfiles técnicos y ejecutivos, el empresario de derechas ha apostado por la experiencia para conformar a su primera línea de colaboradores. En los cargos de mayor relevancia política, los ministros de La Moneda, decidió repetir los nombres que lo acompañaron buena parte del periodo anterior. Como ministro del Interior volverá a nombrar a Andrés Chadwick, militante del partido conservador UDI, conocido por su habilitad política y por controlar la relación con la coalición Chile Vamos.
Primo del mandatario y su hombre de confianza, Chadwick fue parte de la Fundación Avanza Chile, la formación donde se concentró el piñerismo para preparar un eventual regreso a La Moneda tras los cuatro años de Michelle Bachelet (2014-2018). También pertenecía a la fundación Cecilia Pérez, militante del partido RN, una de las mayores defensoras públicas del presidente electo, que regresará a ser la portavoz del Ejecutivo.
A cargo de las relaciones del Gobierno con el Parlamento, que tendrá especial importancia en un periodo donde ningún grupo tiene mayorías, estará Gonzalo Blumel. Ingeniero de 39 años, militante del partido de derecha liberal Evópoli, trabajó en el primer Gobierno de Piñera y en la campaña tuvo en sus manos una exitosa coordinación programática. Aunque sin experiencia política con el Congreso, es una de las mayores apuesta del presidente electo. Su nombramiento ha sido interpretado como un esfuerzo por empatizar con generaciones de parlamentarios jóvenes y como una nueva señal de que Piñera ha buscado a gente de su mayor confianza para los cargos importantes. Como Chadwick y Pérez, Blumel era parte del equipo de la Fundación Avanza Chile y conocido por ser una especie de guardián del piñerismo.
El empresario no se dio mayores gustos en la nominación del Gabinete. En Hacienda, una cartera central de un Gobierno que apuesta por dinamizar la economía, nombró a quien fue el líder de ese Ministerio en los cuatro años de su mandato: el economista Felipe Larraín, con quien le une un estrecho vínculo profesional y de amistad. Los cinco miembros de su primer anillo de colaboradores lo completa Alfredo Moreno, que fue ministro de Relaciones Exteriores en el primer mandato de Piñera y que hasta ahora lideraba la multigremial de empresarios Confederación de la Producción y el Comercio (CPC). Nombrado como titular de Desarrollo Social, un Ministerio que tiene a su cargo buena parte de las políticas sociales, Moreno es visto como una de las posibles cartas de Piñera para una eventual sucesión.
Entre los nombramientos de un Gabinete donde el presidente electo apostó a cartas seguras, el anuncio que provocó mayor sorpresa fue la del escritor Roberto Ampuero como ministro de Relaciones Exteriores. Embajador de Chile en México en el primer Gobierno de Piñera y luego ministro de Cultura, el autor de Nuestros años verde olivo no ha escondido sus posiciones críticas con los regímenes de Cuba y Venezuela. Activo en redes sociales como Twitter, Ampuero deberá liderar un Ministerio que se ha caracterizado en las últimas décadas por su prudencia y por enfrentar los asuntos internacionales con una mirada de Estado. El 19 de marzo, pocos días después de que asuma su cargo, por ejemplo, la Cancillería tendrá que enfrentar un momento crucial en esta Administración: el comienzo de los alegatos orales en La Haya por la demanda marítima boliviana.
“Piñera busca gente de su confianza personal, como ha sucedido en los últimos Gobiernos, dada la situación política líquida y tantos cuchillazos al interior de las propias coaliciones. En La Moneda, por lo tanto, quedaron casi un círculo de amigos: Chadwick, Pérez, Blumel, Moreno, Larraín. Ellos podrían incluso juntarse a tomar el té”, señala Ascanio Cavallo, periodista político. A juicio del autor de La historia oculta de la transición, sin embargo, Piñera logró superar una prueba compleja: “Consiguió hacer una repartija equilibrada entre exministros, exparlamentarios y partidos de su coalición. Armó el puzle que siempre es difícil de armar”.
En el Gabinete existen dos figuras que, junto a Ampuero, han centrado las críticas del centroizquierda por su perfil conservador: el futuro ministro de Educación, el abogado Gerardo Varela, y la que será ministra de la Mujer, la experta en comunicación Isabel Plá. Debido a la reforma educativa y los avances en materia de derechos sexuales y reproductivos del actual Gobierno –como la despenalización del aborto en tres circunstancias–, serán dos materias especialmente sensibles en el próximo periodo.
David Gallagher, director de empresas, consejero del Centro de Estudios Públicos (CEP) y exmiembro del comando de Piñera, reconoce que "lo de Relaciones Exteriores fue una sorpresa. "Pero Ampuero –que le da mucha importancia a los derechos humanos en países como Cuba y Venezuela–, es también una persona muy pragmática”. Gallagher, una de las principales figuras de la derecha liberal, añade que el presidente electo acertó con su equipo económico: “Me encanta que haya vuelto Felipe Larraín a Hacienda. Fue un ministro muy exitoso, que se entiende y tiene una relación fluida con Piñera, que es un gran economista también. Da una buena señal a los inversionistas”.
Para Gloria de la Fuente, directora ejecutiva del centro de pensamiento progresista Chile 21, “Piñera con este Gabinete buscó ciertos equilibrios al interior de su coalición". La cientista política señala que se equivocaron todos aquellos que apostaban que podría incluir en su equipo a determinados sectores del centroizquierda, actualmente en una crisis profunda después de la derrota.