Las demandas de asilo registran un claro retroceso en Alemania

186.644 personas llegaron al país germano el año pasado en busca de refugio, casi un quinto de la cifra de 2015

Ana Carbajosa
Berlín, El País
La crisis de refugiados que convulsionó a Alemania hace ya casi tres años remite. Es lo que indican los datos de llegadas de demandantes de asilo en 2017, hechos públicos este martes. En total, 186.644 personas solicitaron el año pasado refugio en Alemania; una cifra que representa apenas un quinto de la correspondiente a 2015 (890.000) y mucho menos también que la de 2016. La mayoría de los demandantes del año pasado procedían de Siria. Le siguen los iraquíes, afganos y eritreos.


“Sigue siendo una cifra muy elevada comparada con otros países europeos”, estimó el ministro de Interior alemán, Thomas de Maizière, durante la presentación en Berlín de los datos migratorios anuales. Berlín defiende un reparto de refugiados en la Unión Europea, pero la propuesta no cuenta con el consenso del resto de socios comunitarios.

La publicación de las cifras anuales de llegada de demandantes de asilo en Alemania se ha convertido en un asunto político de primer orden. El auge de la extrema derecha con un discurso anti refugiados y el intenso debate suscitado por el bloque conservador de la canciller, Angela Merkel, que defiende la necesidad de fijar un tope máximo de entradas anuales, han contribuido a que las estadísticas migratorias copen los grandes titulares de la prensa y la televisión en Alemania.

Ese supuesto tope anual es además uno de los puntos acordados entre la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y su partido aliado bávaro, la CSU con los socialdemócratas (SPD), en el principio de acuerdo que debería sentar las bases para un próximo Gobierno de coalición. En el texto se fija un máximo de entradas que debe oscilar entre 180.000 y 220.000 refugiados. La cifra hecha pública este martes confirma que esas estimaciones se ajustan con la realidad actual.

Los datos que ha hecho públicos De Maizière reflejan además, que el Gobierno de Berlín ha realizado un importante esfuerzo para resolver casos pendientes. Un total de 600.000 solicitudes fueron procesadas el año pasado.

Las deportaciones, otro de los asuntos que ha pasado a formar parte del debate político en el país, sumaron el pasado año 26.000, algo menos que el año anterior. Devolver a sus países de origen con la mayor rapidez posible a aquellas personas cuya solicitud de asilo haya sido denegada en Alemania es uno de los objetivos del actual Gobierno.

La llegada de casi millón y medio de solicitantes de asilo a Alemania en dos años desató una crisis política que debilitó a la canciller Merkel, responsable de la política de puertas abiertas decretada por Berlín. La crisis fue eficazmente explotada por la extrema derecha, Alternativa por Alemania (AfD), que ha hecho del rechazo a los extranjeros y la multiculturalidad su caballo de batalla. Su mensaje ha calado muy hondo, como quedó patente en las elecciones del pasado septiembre, en las que con un 12,6% de los votos AfD logró entrar en el Bundestag por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial. El avance de los extremistas ha radicalizado también el discurso de la CSU bávara, que este año celebra elecciones y teme perder su hasta ahora incuestionable hegemonía regional.

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