La prisión de Junqueras fuerza a Puigdemont a decidir ya su futuro

Junts per Catalunya dice que investir al líder de Esquerra sería aceptar el artículo 155

Pere Ríos
Barcelona, El País
La decisión adoptada este viernes por el Tribunal Supremo de mantener en la cárcel al exvicepresident Oriol Junqueras refuerza la presión sobre Carles Puigdemont para que despeje la incógnita que ha venido alimentando sobre si regresará o no a Cataluña para ser investido presidente de la Generalitat. El independentismo sostiene desde la noche de las elecciones que Puigdemont es su candidato para recuperar el cargo y reclamar la confianza del Parlament, pero sigue sin saberse de qué manera piensan hacerlo realidad.


La libertad provisional de Oriol Junqueras rechazada por el Tribunal Supremo podría haber activado el plan b del independentismo, que defiende en público Gabriel Rufián, diputado de ERC en el Congreso, y en privado otros dirigentes de este partido. Es decir, que en ausencia de Puigdemont, Junqueras podría aspirar a la presidencia. El argumento para defender esa alternativa es que ante la huida del expresidente, la candidatura del exvicepresidente tendría sentido al ser el número dos del Gobierno destituido y teniendo en cuenta que solo dos escaños separan a los republicanos de Junts per Catalunya (32 frente a 34).

La noche del jueves, horas antes de que se conociera la decisión del Supremo y ante la posibilidad de que Junqueras recobrara la libertad, Junts per Catalunya hizo público un comunicado en el que descartaba de raíz la candidatura a la Generalitat del líder republicano y dejaba en evidencia las tensiones internas del secesionismo. “Solo existe un plan: restituir al presidente Puigdemont y al Gobierno legítimo.

Cualquier otro plan sería dar por bueno el golpe de Estado de Rajoy y no respetar el resultado de las elecciones”. La candidatura de Puigdemont aseguraba en otro apartado que “sólo tiene un plan”, que es investir a Puigdemont, y que “cualquier otro plan es aceptar el artículo 155” de la Constitución, todo un dardo a las hipótesis barajadas por ERC si Junqueras quedaba libre.

Ese escenario no se ha producido por el momento y la decisión de la Sala de Apelaciones del Supremo vuelve a trasladar el foco político sobre el expresidente y sobre qué hará antes del 31 de enero, fecha máxima en la que debe celebrarse la primera sesión del debate de investidura. Es cierto que hasta entonces queda un mundo y que el independentismo pasará su primer examen el día 17.

En esa fecha se ha de constituir el Parlament y deberá haberse despejado para entonces el enigma sobre qué harán los ocho diputados huidos o encarcelados. Es decir, si renuncian a sus actas y se corre la lista para conservar la mayoría independentista surgida de las elecciones o si la mesa de edad que se forme en la constitución del Parlament, con dos independentistas de sus tres miembros, se inventa una treta para que esos diputados deleguen el voto, aunque no lo permita el reglamento de la Cámara al no tratarse de ausencia por maternidad, paternidad o baja laboral.

Para el día 17, además, el juez instructor del caso, Pablo Llarena, tendría que haber resuelto también la petición que presentará la próxima semana Oriol Junqueras reclamando de nuevo su libertad, el traslado a una prisión catalana y que se le deje acudir a la sesión de constitución del Parlament y al resto de plenos de la Cámara catalana.

A la espera de despejar esas incógnitas, la presión la tiene Puigdemont, que prometió en campaña su regreso a Cataluña si su candidatura ganaba las elecciones para “restituir el Gobierno legítimo”, el que presidió y que fue destituido por Mariano Rajoy al día siguiente a la proclamación de la independencia.

El expresidente sigue sin dar pistas de sus intenciones y ayer se limitó a cargar contra los jueces por mantener en la cárcel a Junqueras. “El auto del Tribunal Supremo es un escándalo que hace sentir vergüenza a cualquier demócrata con un mínimo sentido de la justicia”, escribió en Twitter, donde hacía poco había dicho también que los cuatro líderes independentistas que están en prisión “ya no son presos políticos, sino rehenes”.

Este miércoles, Puigdemont dejó otro alambicado mensaje en Instagram: “Mientras haya camino seguiremos caminando. Confiamos en vosotros y no nos fallasteis. Ahora nos toca a nosotros. Esta cadena de confianzas es la garantía más grande para la república catalana”.

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