La muerte de una docena de personas en las protestas agrava la crisis iraní

Rohaní ha defendido el derecho del pueblo a expresar su opinión, pero el acceso a las redes sociales ha sido restringido por su Gobierno

Ali Falahi
Teherán, El País
La crisis desatada en Irán por las protestas contra los líderes de la República Islámica se agravó este lunes con nuevas manifestaciones y el anuncio por parte de fuentes oficiales de que al menos una docena de personas, incluido un policía, habían fallecido en diversos incidentes el domingo. Cientos de personas han sido detenidas. El presidente, Hasan Rohaní, trató de enviar un mensaje de unidad en un momento de extrema tensión.


Tras cinco días consecutivos de protestas y disturbios en las calles de la mayoría de las ciudades de Irán, este lunes la situación se recrudeció al asegurar medios oficiales la muerte de al menos una docena de manifestantes en varias localidades del país. También murió un policía y tres resultaron heridos en los choques en la localidad de Najafabad (en el centro del país).

El presidente Rohaní ha convocado a una sesión extraordinaria a los jefes de las Comisiones del Parlamento. “No tenemos mayor problema que el paro y las protestas del pueblo no son una amenaza, sino una oportunidad”, declaró Rohaní en un gesto para calmar a los sectores sociales que, indignados por los casos de corrupción y por la falta de derechos, se han lanzado a hacer concentraciones de protesta durante los últimos cinco días por todo el país.

Al mismo tiempo, el presidente reclamó “al pueblo iraní que no se permita a una pequeña minoría blasfema infiltrarse en sus filas”, lo que abre el camino a reacciones más violentas de los cuerpos de seguridad contra los manifestantes. En Qazvin, al oeste de la capital, se produjeron disparos.

En las calles centrales de Teherán, como viene ocurriendo en los últimos días, se mantuvo una intensa presencia policial ante nuevas protestas y concentraciones. En la céntrica plaza de Ferdowsi los manifestantes incendiaron varios coches y en la calle de Felestín prendieron fuego a contenedores de basura. Las unidades antidisturbios detuvieron a decenas de personas.

“Estas protestas no llegan a ningún lado”, manifestaba Alireza, un estudiante de la Universidad de Teherán que intentaba ponerse a salvo del ambiente de tensión en la calle de Karegar. Son muchos los ciudadanos que comparten esa opinión; pese a las exigencias de mejoras económicas y otras reformas, no están dispuestos a arriesgar la vida mientras no vislumbren una salida concreta a los problemas.
Sociedad polarizada

“Espero que las autoridades escuchen los gritos de la gente y cambien de política. Es una lástima que las cosas lleguen a tales extremos, como pasó en Siria e Irak”, opinaba Siavash, un ingeniero civil que iba a recoger a su hija a una academia en la calle de Zartosht, en el centro de Teherán.

Los iraníes siguen con prudencia la evolución de las protestas de los últimos días. Son muchos los que no están contentos con la situación del país, pero pesa el recuerdo de los conflictos internos de Siria y el vecino Irak.

El Ministerio de Inteligencia ha advertido este lunes de que “las concentraciones de los últimos días que buscaban expresar algunas de las exigencias han dado la oportunidad a la presencia de algunos elementos sospechosos y violentos para provocar agitaciones y revuelos que ha causado daños humanos y materiales”. Y añadió: “Algunos de los agitadores y los instigadores han sido reconocidos y detenidos”.

Al mismo tiempo, algunos usuarios de redes sociales afirman haber recibido mensajes de oficinas provinciales de los servicios secretos en las que se les advierte contra la participación en las manifestaciones.

En muchas ciudades de Irán hubo también protestas en apoyo del sistema islámico y de repudio a los actos de protesta, que se achacan a “agentes extranjeros”, “enemigos del islam” y a “ignorantes”. Las manifestaciones son la señal del fracaso de las políticas del sistema para unificar y acercar a los diferentes sectores sociales y dan fe de la polarización de la sociedad iraní.

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