La Liga Norte incendia la precampaña italiana llamando a defender “la raza blanca”
El candidato regional ultraderechista, Attilio Fontana, aseguró que los italianos deben decidir si quieren "autoeliminarse" y el líder de la Liga, Matteo Salvini, habla de "invasión"
Daniel Verdú
Roma, El País
El tema de la inmigración, después de dos años de cientos de miles de desembarcos, estaba llamado a ser el eje central de la campaña electoral italiana. Sin embargo, el tono adquirido antes de que empiece –las elecciones son el 4 de marzo- está ya fuera de cualquier previsión. El domingo, Attilio Fontana, el candidato de la Liga Norte para presidir la rica región de Lombardía –su partido ya gobierna ahí-, dijo que Italia “no puede aceptar a todos los inmigrantes”. “Todos no cabemos, así que hay que elegir. Tenemos que elegir si nuestra etnia, si nuestra raza blanca, si nuestra sociedad deben continuar existiendo o deben ser eliminadas. Si los aceptásemos a todos, ya no seríamos nosotros la realidad social, la realidad étnica”, lanzó. El incendio que provocó, sin que su partido le desmintiera, ha llegado ya hasta la Unión Europea.
Fontana, que realizó las polémicas declaraciones en Radio Padania, no es cualquier político. Es el candidato del centroderecha en Lombardía y el que tiene más posibilidades de reeditar la presidencia, actualmente en manos de la Liga Norte. Según los sondeos más recientes, obtendría el 42 % de los votos y se imondría claramente a sus rivales. De modo que, dada su relevancia, el escándalo explotó al cabo de poco en el resto de medios y el político se vio obligado a rectificar. A su manera. “Ha sido un lapsus, un error expresivo. Quería decir que debemos reorganizar un tipo de acogida distinto, que respete nuestra historia y nuestra sociedad”, señaló. Da igual, porque hoy se ha ratificado y ha asegurado que también "la constitución habla de raza".
Pese a darse cuenta que había cometido un error con sus declaraciones, el líder del partido, Matteo Salvini, defendió a su hombre en Lombardía y ahondó en su visión de la inmigración. "Estamos amenazados, está en riesgo nuestra cultura, sociedad, tradiciones, modo de vivir. Hay en curso una invasión", ha opinado en declaraciones a los medios, antes de añadir que "existe un peligro muy real: siglos de historia que corren el riesgo de desaparecer".
Italia se encontraba en una complicada situación en 2016, cuando la crisis migratoria llegó a su punto álgido con 181.436 migrantes rescatados y desembarcados (según datos del Ministerio del Interior) y se esperaba que en 2017 aumentase otro 30%. La pesimista previsión provocó un viraje populista y de tintes xenófobos en el discurso de la mayoría de los partidos políticos que alcanzó al propio Gobierno. Pero el ministro del Interior, Marco Minniti, logró activar un plan a dos bandas con el dividido Gobierno libio y el Ejército para frenar el flujo migratorio y, a partir de julio, la guardia costera de Libia, a menudo cómplice de los traficantes, empezó a actuar y cayeron drásticamente las llegadas. Finalmente, se cerró el año 2017 con 119.369 llegados. Una caída del 34% que no ha servido para desactivar el debate.
La intervención de Fontana sube el listón xenófobo y racista de La Liga Norte en las próximas elecciones –la coalición que forma con Forza Italia y Hermanos de Italia lidera todas las encuestas- y enciende las alarmas europeas. De hecho, esta mañana el comisario europeo para Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, ha señalado que se trata de “palabras escandalosas” y ha advertido del “riesgo” que entraña para Europa el voto italiano. Pero Salvini, de nuevo, no se ha arrugado y ha vuelto a contestar. “Inaceptable intromisión de un burócrata europeo en las elecciones italianas. La política de inmigración incontrolada y el sacrificio económico impuesto desde Europa han sido un desastre que se revertirá con el voto libre de los italianos”.
Forza Italia, principal socio de la Liga Norte, hace equilibrios para encajar su discurso moderado y a favor de la UE -en sus filas está Antonio Tajani, presidente del Parlamento Europeo- con la línea xenófoba y eurófoba del partido de Salvini. Pero cada día resulta más complicado. La última vez que Berlusconi intentó suavizar la posición sobre la Unión Europea de su socio, diciendo que ya no jpensaba que salir del euro fuese una idea, este le respondió anunciando que estaban preparando la salida de la moneda única para aplicarla, en caso de ser necesario, el primer día de gobierno.
Daniel Verdú
Roma, El País
El tema de la inmigración, después de dos años de cientos de miles de desembarcos, estaba llamado a ser el eje central de la campaña electoral italiana. Sin embargo, el tono adquirido antes de que empiece –las elecciones son el 4 de marzo- está ya fuera de cualquier previsión. El domingo, Attilio Fontana, el candidato de la Liga Norte para presidir la rica región de Lombardía –su partido ya gobierna ahí-, dijo que Italia “no puede aceptar a todos los inmigrantes”. “Todos no cabemos, así que hay que elegir. Tenemos que elegir si nuestra etnia, si nuestra raza blanca, si nuestra sociedad deben continuar existiendo o deben ser eliminadas. Si los aceptásemos a todos, ya no seríamos nosotros la realidad social, la realidad étnica”, lanzó. El incendio que provocó, sin que su partido le desmintiera, ha llegado ya hasta la Unión Europea.
Fontana, que realizó las polémicas declaraciones en Radio Padania, no es cualquier político. Es el candidato del centroderecha en Lombardía y el que tiene más posibilidades de reeditar la presidencia, actualmente en manos de la Liga Norte. Según los sondeos más recientes, obtendría el 42 % de los votos y se imondría claramente a sus rivales. De modo que, dada su relevancia, el escándalo explotó al cabo de poco en el resto de medios y el político se vio obligado a rectificar. A su manera. “Ha sido un lapsus, un error expresivo. Quería decir que debemos reorganizar un tipo de acogida distinto, que respete nuestra historia y nuestra sociedad”, señaló. Da igual, porque hoy se ha ratificado y ha asegurado que también "la constitución habla de raza".
Pese a darse cuenta que había cometido un error con sus declaraciones, el líder del partido, Matteo Salvini, defendió a su hombre en Lombardía y ahondó en su visión de la inmigración. "Estamos amenazados, está en riesgo nuestra cultura, sociedad, tradiciones, modo de vivir. Hay en curso una invasión", ha opinado en declaraciones a los medios, antes de añadir que "existe un peligro muy real: siglos de historia que corren el riesgo de desaparecer".
Italia se encontraba en una complicada situación en 2016, cuando la crisis migratoria llegó a su punto álgido con 181.436 migrantes rescatados y desembarcados (según datos del Ministerio del Interior) y se esperaba que en 2017 aumentase otro 30%. La pesimista previsión provocó un viraje populista y de tintes xenófobos en el discurso de la mayoría de los partidos políticos que alcanzó al propio Gobierno. Pero el ministro del Interior, Marco Minniti, logró activar un plan a dos bandas con el dividido Gobierno libio y el Ejército para frenar el flujo migratorio y, a partir de julio, la guardia costera de Libia, a menudo cómplice de los traficantes, empezó a actuar y cayeron drásticamente las llegadas. Finalmente, se cerró el año 2017 con 119.369 llegados. Una caída del 34% que no ha servido para desactivar el debate.
La intervención de Fontana sube el listón xenófobo y racista de La Liga Norte en las próximas elecciones –la coalición que forma con Forza Italia y Hermanos de Italia lidera todas las encuestas- y enciende las alarmas europeas. De hecho, esta mañana el comisario europeo para Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, ha señalado que se trata de “palabras escandalosas” y ha advertido del “riesgo” que entraña para Europa el voto italiano. Pero Salvini, de nuevo, no se ha arrugado y ha vuelto a contestar. “Inaceptable intromisión de un burócrata europeo en las elecciones italianas. La política de inmigración incontrolada y el sacrificio económico impuesto desde Europa han sido un desastre que se revertirá con el voto libre de los italianos”.
Forza Italia, principal socio de la Liga Norte, hace equilibrios para encajar su discurso moderado y a favor de la UE -en sus filas está Antonio Tajani, presidente del Parlamento Europeo- con la línea xenófoba y eurófoba del partido de Salvini. Pero cada día resulta más complicado. La última vez que Berlusconi intentó suavizar la posición sobre la Unión Europea de su socio, diciendo que ya no jpensaba que salir del euro fuese una idea, este le respondió anunciando que estaban preparando la salida de la moneda única para aplicarla, en caso de ser necesario, el primer día de gobierno.