La ciudad de Nueva York nunca fue tan segura desde 1951
La mayor metrópoli de Estados Unidos registró en 2017 el número más bajo de homicidios de la historia moderna
Sandro Pozzi
Nueva York, El País
La ciudad de Nueva York, considerada hace una generación como una de las más violentas de Estados Unidos, despidió 2017 con el número más bajo de homicidios desde el final de la Segunda Guerra Mundial pese a haber sufrido el primer atentado terrorista con víctimas mortales desde el 11-S. "Somos la ciudad más segura entre las grandes", proclamó el alcalde Bill de Blasio al tomar posesión de su segundo mandato, "seremos un modelo para el resto del país".
El recuento oficial de 2017 se cerró con 290 homicidios. Es la primera vez que baja de los 300 asesinatos desde 1951 y representa una reducción del 12,5% cuando se compara con el ejercicio precedente. Ese total, equivale a 3,4 asesinatos por cada 100.000 habitantes, el índice más bajo entre las cinco mayores ciudades del país. En Chicago ocho veces más alto.
Es el número más bajo de homicidios de la era moderna. Cuando la mayor metrópoli de EE UU vivió su peor momento de criminalidad a mediados de los años 90 se contabilizaron 2.250 asesinatos. Los descensos se observan en todas las categorías, aunque las denuncias por violación repuntaron tras el escándalo de acoso del productor de cine Harvey Weinstein y otras figuras públicas.
Bill de Blasio inició este lunes su segundo mandato como alcalde con la aspiración de convertirla en la ciudad más justa de EE UU. La reducción de la criminalidad es uno de los logros que se apunta el demócrata de sus primeros cuatro años de gobierno. “Es cuando menos alucinante”, comentó el comisario jefe de la NYPD, James O´Neill, que construyen sobre los logros de Bill Bratton.
Siguiendo con las comparaciones, mientras que en Chicago se registraron 2.758 tiroteos en 2017, no llegaron a los 800 en la ciudad de los rascacielos, lo que supone a su vez una reducción del 15% frente a 2016. O´Neill atribuye está reducción de la violencia a que la Policía es más “precisa” a la hora de actuar contra las pandillas y es más “agresiva” al investigar delitos con armas de fuego.
Efecto demográfico
El mérito no es exclusivo de De Blasio. La criminalidad lleva cayendo 27 años seguidos en Nueva York pese a que la población creció hasta superar los ocho millones de habitantes. Hay menos gente que comente crímenes y más agentes de policía, con nuevas tecnologías como ShotSpotter para identificar disparos. Además, responden a ofensas menores para prevenir el desorden público.
El contraste es mayor cuando se con ciudades mucho más pequeñas. En Memphis hubo 226 asesinatos, con solo 600.000 habitantes. Nueva Orleans registró el año pasado cerca de 175 homicidios, con cerca de 460.000 habitantes. En Kansas City crecieron un 15% en el año, mientras que en Charlotte lo hizo un 25% y un 35% en Columbus.
El total de delitos registrados en Nueva York rondaba los 94.800 una semana antes de despedir el 2017, frente a 101.710 contabilizados un año antes. También contribuyó la rápida transformación demográfica que experimentaron barrios que hace solo 15 años estaban muy afectados por el crimen y que ahora cuentan con una mayor diversidad racial motivada por un incremento de la población blanca.
El comisario jefe es el creador, además, de una iniciativa que mejoró la relación entre los vecinos y la Policía. “Con comunidades mejor informadas y comprometidas, lograremos mejorar aún más”, auguró. El número actual de homicidios se acerca a los que se registraron hace un siglo. Pero entonces la ciudad tenía 5,7 millones de habitantes y la tasa era de 4,2 por cada 100.000 habitantes.
Modelo
El fiscal general de EE UU, Jeff Sessions, criticó en abril de 2017 a las autoridades neoyorquinas por ser demasiado “blandas” con la violencia de las bandas callejeras. El ministro de Justicia de Donald Trump hizo estos comentarios para atacar a Nueva York como ciudad que protege a los inmigrantes ilegales. El mes pasado, sin embargo, rectificó y la puso como modelo de lucha contra el crimen.
En la ceremonia de toma de posesión, el alcalde demócrata afirmó que durante su primer mandato se hicieron “cambios en la ciudad que no pensé que serían posible”. Pero aunque Bill de Blasio ve a Donald Trump como su gran enemigo, el verdadero rival lo tiene en su mismo partido. Unas horas antes, el gobernador Andrew Cuomo le reprochó su gestión de la crisis de las personas sin hogar.
Es la gran asignatura pendiente del demócrata, hasta el punto de haber admitido públicamente que no está dando con la fórmula para contener el incremento de personas sin hogar. Las estadísticas sobre criminalidad tampoco incluyen las muertes por sobredosis por el consumo creciente de opiáceos, el otro gran reto al que se enfrenta junto a la amenaza del terrorismo extremista.
Sandro Pozzi
Nueva York, El País
La ciudad de Nueva York, considerada hace una generación como una de las más violentas de Estados Unidos, despidió 2017 con el número más bajo de homicidios desde el final de la Segunda Guerra Mundial pese a haber sufrido el primer atentado terrorista con víctimas mortales desde el 11-S. "Somos la ciudad más segura entre las grandes", proclamó el alcalde Bill de Blasio al tomar posesión de su segundo mandato, "seremos un modelo para el resto del país".
El recuento oficial de 2017 se cerró con 290 homicidios. Es la primera vez que baja de los 300 asesinatos desde 1951 y representa una reducción del 12,5% cuando se compara con el ejercicio precedente. Ese total, equivale a 3,4 asesinatos por cada 100.000 habitantes, el índice más bajo entre las cinco mayores ciudades del país. En Chicago ocho veces más alto.
Es el número más bajo de homicidios de la era moderna. Cuando la mayor metrópoli de EE UU vivió su peor momento de criminalidad a mediados de los años 90 se contabilizaron 2.250 asesinatos. Los descensos se observan en todas las categorías, aunque las denuncias por violación repuntaron tras el escándalo de acoso del productor de cine Harvey Weinstein y otras figuras públicas.
Bill de Blasio inició este lunes su segundo mandato como alcalde con la aspiración de convertirla en la ciudad más justa de EE UU. La reducción de la criminalidad es uno de los logros que se apunta el demócrata de sus primeros cuatro años de gobierno. “Es cuando menos alucinante”, comentó el comisario jefe de la NYPD, James O´Neill, que construyen sobre los logros de Bill Bratton.
Siguiendo con las comparaciones, mientras que en Chicago se registraron 2.758 tiroteos en 2017, no llegaron a los 800 en la ciudad de los rascacielos, lo que supone a su vez una reducción del 15% frente a 2016. O´Neill atribuye está reducción de la violencia a que la Policía es más “precisa” a la hora de actuar contra las pandillas y es más “agresiva” al investigar delitos con armas de fuego.
Efecto demográfico
El mérito no es exclusivo de De Blasio. La criminalidad lleva cayendo 27 años seguidos en Nueva York pese a que la población creció hasta superar los ocho millones de habitantes. Hay menos gente que comente crímenes y más agentes de policía, con nuevas tecnologías como ShotSpotter para identificar disparos. Además, responden a ofensas menores para prevenir el desorden público.
El contraste es mayor cuando se con ciudades mucho más pequeñas. En Memphis hubo 226 asesinatos, con solo 600.000 habitantes. Nueva Orleans registró el año pasado cerca de 175 homicidios, con cerca de 460.000 habitantes. En Kansas City crecieron un 15% en el año, mientras que en Charlotte lo hizo un 25% y un 35% en Columbus.
El total de delitos registrados en Nueva York rondaba los 94.800 una semana antes de despedir el 2017, frente a 101.710 contabilizados un año antes. También contribuyó la rápida transformación demográfica que experimentaron barrios que hace solo 15 años estaban muy afectados por el crimen y que ahora cuentan con una mayor diversidad racial motivada por un incremento de la población blanca.
El comisario jefe es el creador, además, de una iniciativa que mejoró la relación entre los vecinos y la Policía. “Con comunidades mejor informadas y comprometidas, lograremos mejorar aún más”, auguró. El número actual de homicidios se acerca a los que se registraron hace un siglo. Pero entonces la ciudad tenía 5,7 millones de habitantes y la tasa era de 4,2 por cada 100.000 habitantes.
Modelo
El fiscal general de EE UU, Jeff Sessions, criticó en abril de 2017 a las autoridades neoyorquinas por ser demasiado “blandas” con la violencia de las bandas callejeras. El ministro de Justicia de Donald Trump hizo estos comentarios para atacar a Nueva York como ciudad que protege a los inmigrantes ilegales. El mes pasado, sin embargo, rectificó y la puso como modelo de lucha contra el crimen.
En la ceremonia de toma de posesión, el alcalde demócrata afirmó que durante su primer mandato se hicieron “cambios en la ciudad que no pensé que serían posible”. Pero aunque Bill de Blasio ve a Donald Trump como su gran enemigo, el verdadero rival lo tiene en su mismo partido. Unas horas antes, el gobernador Andrew Cuomo le reprochó su gestión de la crisis de las personas sin hogar.
Es la gran asignatura pendiente del demócrata, hasta el punto de haber admitido públicamente que no está dando con la fórmula para contener el incremento de personas sin hogar. Las estadísticas sobre criminalidad tampoco incluyen las muertes por sobredosis por el consumo creciente de opiáceos, el otro gran reto al que se enfrenta junto a la amenaza del terrorismo extremista.