Kuczynski presenta el nuevo “gabinete de la tregua” tras polémico perdón a Fujimori
Lima, AFP
El presidente del Perú, Pedro Pablo Kuczynski, estrenó un tercer gabinete ministerial en medio de una tácita “tregua” con el fujimorismo, buscando superar su peor crisis política asediado por el polémico indulto al exgobernante Alberto Fujimori.
El flamante grupo ministerial está lejos de reflejar el ambicioso “gabinete de la reconciliación” que el gobierno prometió el 25 de diciembre, creyendo que podría convocar a fujimoristas y antifujimoristas y dejar atrás la polarización que marca a Perú desde hace un cuarto de siglo.
“Esto de la reconciliación es una palabra sin sentido, éste es un gabinete de sanación que busca estabilizar al Ejecutivo con los cambios”, afectado por las renuncias de dos ministros y de tres parlamentarios en desacuerdo con el perdón concedido a Fujimori, dijo a la AFP el analista político Mirko Lauer.
“Lo que ha salido -agregó- es un gabinete fruto de una tregua, porque mientras los Fujimori no resuelvan sus problemas entre ellos, existe esta tregua” con el gobierno, precisó.
Esa tregua se origina en el momento de reacomodo político que vive Perú, con Fujimori libre y tuiteando a favor de la reconciliación, sin definir si su futuro pasa por cuidar a sus nietos o mantenerse en la política.
Una reconciliación aún lejana
Kuczynski ratificó el martes como primera ministra a la economista Mercedes Aráoz, quien ejerce el cargo desde septiembre de 2017, en una ceremonia en la que se renovó a nueve de los 19 ministros.
“Quizá la reconciliación sea un objetivo difícil de alcanzar, pero no cederé ni un momento en mi esfuerzo por alcanzarla”, dijo Kuczynski tras presentar al nuevo gabinete.
“No corresponde a la designación que le dieron (de gabinete de la reconciliación), se suponía que iba a haber apertura a distintos sectores y lo que hay es un conjunto de personas desarticuladas políticamente”, advirtió el analista Fernando Rospigliosi en declaraciones a la AFP.
El factor Fujimori
Del lado de los Fujimori, el problema es el control dentro de su partido Fuerza Popular (derecha populista). Con 71 legisladores de un total de 130, domina el Congreso unicameral donde ejerce un contrapoder al gobierno desde que Keiko Fujimori, hija del patriarca del clan, perdió las elecciones ante Kuczynski en 2016.
En la disputa fraternal entre los Fujimori, intervienen Keiko, de 42 años y dos veces candidata presidencial, quien lidera el partido y el ala dura del fujimorismo; su hermano menor Kenji, de 37 años, el legislador más votado de Perú, líder de la minoritaria ala pragmática y sindicado como el negociador del indulto.
Completa la trilogía fujimorista el convaleciente Alberto Fujimori, de 79 años, más cercano a Kenji y quien ha expresado su deseo de unir a sus hijos antes de morir.
El enfrentamiento entre los hermanos se hizo patente cuando fue evidente que la estrategia de Keiko pasaba por poner trabas al indulto a su padre con el fin de fortalecer su liderazgo personal en el partido y dejar más aislado a Kenji.
Indulto calienta la calle y las redes
“Ahora con los gritones en las calles y en las redes sociales, Pedro Pablo Kuczynski y Fuerza Popular tienen un enemigo común, y eso (significa que tienen que buscar) una tregua” entre ellos, señaló Lauer.
El indulto reactivó las manifestaciones de grupos de la sociedad civil antifujimoristas, sindicatos y partidos de izquierda, que han convocado a marchas de protestas contra el indulto al expresidente, una de las cuales se realizará este jueves.
Perú vive en estado de crispación permanente desde que el 24 de diciembre Kuczynski concedió el polémico indulto. Ese día se puso en evidencia la dificultad de los peruanos en pasar la página del régimen del autócrata Fujimori (1990-2000), quien llevaba 12 años en prisión de una condena a 25 años acusado de violaciones a los derechos humanos.
Tres días antes de indultar a Fujimori, Kuczynski se salvó de ser destituido por el Congreso acusado de mentir sobre asesorías a la constructora brasileña Odebrecht, en el centro de escándalos de sobornos en varios países de América Latina.
El presidente del Perú, Pedro Pablo Kuczynski, estrenó un tercer gabinete ministerial en medio de una tácita “tregua” con el fujimorismo, buscando superar su peor crisis política asediado por el polémico indulto al exgobernante Alberto Fujimori.
El flamante grupo ministerial está lejos de reflejar el ambicioso “gabinete de la reconciliación” que el gobierno prometió el 25 de diciembre, creyendo que podría convocar a fujimoristas y antifujimoristas y dejar atrás la polarización que marca a Perú desde hace un cuarto de siglo.
“Esto de la reconciliación es una palabra sin sentido, éste es un gabinete de sanación que busca estabilizar al Ejecutivo con los cambios”, afectado por las renuncias de dos ministros y de tres parlamentarios en desacuerdo con el perdón concedido a Fujimori, dijo a la AFP el analista político Mirko Lauer.
“Lo que ha salido -agregó- es un gabinete fruto de una tregua, porque mientras los Fujimori no resuelvan sus problemas entre ellos, existe esta tregua” con el gobierno, precisó.
Esa tregua se origina en el momento de reacomodo político que vive Perú, con Fujimori libre y tuiteando a favor de la reconciliación, sin definir si su futuro pasa por cuidar a sus nietos o mantenerse en la política.
Una reconciliación aún lejana
Kuczynski ratificó el martes como primera ministra a la economista Mercedes Aráoz, quien ejerce el cargo desde septiembre de 2017, en una ceremonia en la que se renovó a nueve de los 19 ministros.
“Quizá la reconciliación sea un objetivo difícil de alcanzar, pero no cederé ni un momento en mi esfuerzo por alcanzarla”, dijo Kuczynski tras presentar al nuevo gabinete.
“No corresponde a la designación que le dieron (de gabinete de la reconciliación), se suponía que iba a haber apertura a distintos sectores y lo que hay es un conjunto de personas desarticuladas políticamente”, advirtió el analista Fernando Rospigliosi en declaraciones a la AFP.
El factor Fujimori
Del lado de los Fujimori, el problema es el control dentro de su partido Fuerza Popular (derecha populista). Con 71 legisladores de un total de 130, domina el Congreso unicameral donde ejerce un contrapoder al gobierno desde que Keiko Fujimori, hija del patriarca del clan, perdió las elecciones ante Kuczynski en 2016.
En la disputa fraternal entre los Fujimori, intervienen Keiko, de 42 años y dos veces candidata presidencial, quien lidera el partido y el ala dura del fujimorismo; su hermano menor Kenji, de 37 años, el legislador más votado de Perú, líder de la minoritaria ala pragmática y sindicado como el negociador del indulto.
Completa la trilogía fujimorista el convaleciente Alberto Fujimori, de 79 años, más cercano a Kenji y quien ha expresado su deseo de unir a sus hijos antes de morir.
El enfrentamiento entre los hermanos se hizo patente cuando fue evidente que la estrategia de Keiko pasaba por poner trabas al indulto a su padre con el fin de fortalecer su liderazgo personal en el partido y dejar más aislado a Kenji.
Indulto calienta la calle y las redes
“Ahora con los gritones en las calles y en las redes sociales, Pedro Pablo Kuczynski y Fuerza Popular tienen un enemigo común, y eso (significa que tienen que buscar) una tregua” entre ellos, señaló Lauer.
El indulto reactivó las manifestaciones de grupos de la sociedad civil antifujimoristas, sindicatos y partidos de izquierda, que han convocado a marchas de protestas contra el indulto al expresidente, una de las cuales se realizará este jueves.
Perú vive en estado de crispación permanente desde que el 24 de diciembre Kuczynski concedió el polémico indulto. Ese día se puso en evidencia la dificultad de los peruanos en pasar la página del régimen del autócrata Fujimori (1990-2000), quien llevaba 12 años en prisión de una condena a 25 años acusado de violaciones a los derechos humanos.
Tres días antes de indultar a Fujimori, Kuczynski se salvó de ser destituido por el Congreso acusado de mentir sobre asesorías a la constructora brasileña Odebrecht, en el centro de escándalos de sobornos en varios países de América Latina.