Eric Trump en Punta del Este: "Mi padre siempre quiso mucho a la Argentina"

En una entrevista con Infobae, el hijo del presidente de los Estados Unidos habló de todo: las relaciones bilaterales, sus deseos de invertir en Argentina, su vínculo actual con Donald Trump y cómo la llegada a la presidencia cambió la vida familiar, su reciente paternidad y la posibilidad

Soledad Blardone
sblardone@infobae.com
Enmarcado en un gran hermetismo y con un fuerte operativo de seguridad, Eric Trump, el tercer hijo del presidente de los Estados Unidos, viajó especialmente a Punta del Este, solo por un día, y recorrió la obra donde se levanta la primera Trump Tower de Sudamérica, una torre súper lujosa que tendrá lo último en tecnología y estará lista en mayo de 2019. "Estamos terminando, se están poniendo los vidrios. Los pisos se están terminando, las paredes, también… El helipuerto, las piscinas… Así que, estamos yendo maravillosamente bien. ¡Y es tan precioso por dentro!", contó entusiasmado en una entrevista con Infobae.


Sus viajes relámpago durante el verano esteño para supervisar la obra ya se convirtieron en una costumbre, que no cambió tras la llegada de su padre a la presidencia de los Estados Unidos. Con una gran sonrisa y mucha amabilidad, Eric Trump recibió a Infobae por tercera vez en el showroom de la Trump Tower, ubicado en la parada 9 y 1/2 de La Brava. Tras una recorrida por la obra, se refirió a los avances.

"Es la mejor inversión en Sudamérica. Las mejores unidades, los techos más altos, los mejores baños, las mejores amenities, incluso, el estilo de vida. No es solo un servicio físicamente fabuloso o tener la mejor reserva en un restaurante en media hora o tener un vuelo privado hacia la Argentina: vas a tener gente en el edificio que va a poder hacer todo eso. Y eso es parte del estilo de vida, no es solo el departamento, sino el servicio", aseguró Eric Trump.

Los Trump eligieron Uruguay para desembarcar en Sudamérica y, especialmente, Punta del Este: una ciudad que cautivó al hijo del presidente de los Estados Unidos. "Creo que no hay una receta para invertir, cada lugar es diferente. La primera vez que vine a Uruguay quedé maravillado. Pasé mucho tiempo en la Argentina, pero cuando vine acá, quedé maravillado. Gente increíble, cultura impresionante, el arte, la comida, la playa y la seguridad, que es algo muy importante. La gente viene acá para pasarla bien, es divertido. La energía es increíble. Hay buenos edificios… hay lindos edificios, pero había una brecha en el mercado. Faltaba algo para marcar nuevos estándares, y lo hicimos construyendo este nuevo edificio", sostuvo.

A pesar de haber optado por Uruguay para la primera Trump Tower de Sudamérica, vaticina que cuando su padre termine el mandato presidencial posará sus ojos en la Argentina. "Dijimos que no íbamos a hacer negocios internacionales mientras mi padre sea presidente. Pero seguramente haremos algo en Buenos Aires en cuanto termine su presidencia. Es un lugar en el que quiero estar. Quisiera tener un hotel, un edificio de residencias… muchas cosas. Así que, cuando llegue la oportunidad, vamos a estar ahí", anticipó.

La Trump Tower de Punta del Este demandó una inversión total de 150 millones de dólares y está formada por 154 residencias ultraexclusivas, entre 113 y 300 metros cuadrados, con un valor promedio que ronda los 6 mil dólares por metro cuadrado. También, se ofrecen dos penthouses de 831 metros y con piscina propia. Los precios arrancan en 640 mil dólares y llegan a los 8 millones.

Detrás de la construcción de la torre se encuentran los desarrolladores argentinos Felipe Yaryura y Moisés Yellati (socios en YY Development Group), quienes cuentan con gran experiencia en el rubro. El 70 por ciento del edificio ya está vendido.

Lujo y confort son dos palabras que se repiten todo el tiempo dentro de la Trump Tower, que contará con una extensa lista de amenities y servicios exclusivos: además de tener el primer helipuerto en altura de Punta del Este; una cancha de tenis cubierta que se levanta con los estándares de la ATP, gradas para 250 espectadores, la que es supervisada por Martín Jaite; una piscina exterior climatizada y dos cubiertas (una exclusiva para natación y otra recreativa, de 25 metros de largo cada una); un restaurante gourmet; spa y fitness center con los mejores y últimos tratamientos y equipos disponibles; un área de parrillas; microcine, una cava privada para guarda de vinos, un Cigar Humidor Lounge, un business center y hasta un mercado propio. Sin duda, una lista privilegiada de comodidades para sumergirse de lleno en el lujoso mundo de los Trump.

La vida de Eric Trump cambió en muchos aspectos desde su última visita a Punta del Este del verano pasado, cuando su padre acababa de iniciar su mandato presidencial, dejándolo a cargo de las empresas familiares. También en 2017, se convirtió en padre por primera vez tras el nacimiento de Eric Luke, fruto de su matrimonio con Lara Trump. "Ahora tengo un hijo de tres meses y medio, así que quiero trabajar duro. Amo trabajar, me encanta construir edificios como este. Me encanta llevar adelante la compañía y trabajar muy duro como lo hago. Quiero ser un padre presente, no tengo problemas en cambiar pañales… Es un cambio en el estilo de vida", contó a Infobae mientras mostraba una foto del pequeño Eric Luke que tiene en su celular.

—¿Qué cambió en la familia desde que su padre es presidente?

—Cambiaron un montón de cosas, es el trabajo más grande en el mundo… ser la "primera familia" de los Estados Unidos… hay un montón de responsabilidades que vienen junto con eso. Hay aspectos de seguridad que tuvieron que cambiar, la forma en la que viajamos… Hay que ser más cuidadosos ahora.

Hace un rato, hablaba sobre un gran edificio que tenemos en Las Vegas. Iba a un bar allí, y ahora no puedo ir más. No hay nada de malo, pero probablemente sea una imagen equivocada para la "primera familia" de los Estados Unidos. Es divertido y está bien, pero tenemos que ser más cuidadosos y más cautos en lo que hacemos, como dejar de hacer una cantidad de cosas que la gente de nuestra edad estaría haciendo. Cosas que no tienen nada de malo, pero que hay que restringir.

—¿Qué nota le pondría al primer año de la gestión de Donald Trump como presidente?

—Le daría 100 puntos. Mientras estábamos aquí, mi teléfono sonó y me avisaron que la Bolsa de Valores subió hasta los 25 mil puntos. ¡Es el nivel más alto en la historia! Tenemos el nivel más bajo de desempleo del país, el nivel más alto de confianza del consumidor; seguimos construyendo y teniendo el ejército más poderoso, lo que además es bueno, no solo para nosotros, sino, también, para el resto del mundo. Además, se bajó el número de ataques terroristas y estamos haciendo un mundo más seguro. Aun aquellas personas que no votaron por mi padre pueden ver todo lo bueno que se hizo. ¡La economía americana es increíble!

—¿Qué nota se pondría a usted en el primer año al frente de las empresas familiares?

—Creo que hacemos un trabajo muy bueno. Fue una transición muy rápida y asombrosa, creo que hicimos un gran trabajo en nuestra compañía. Las propiedades están marchando maravillosamente bien. Estamos muy orgullosos de todo lo que hemos hecho.
Dueño de un gran carisma, se mostró sumamente amable y accesible
Dueño de un gran carisma, se mostró sumamente amable y accesible

—¿Qué expectativa tiene su padre sobre la cumbre del G-20 de este año en la Argentina ?

—No sé qué expectativas tiene. Mi padre también ama a ese país. Lo conoce a (Mauricio) Macri desde hace muchos años, eran amigos en Nueva York. Mi padre siempre quiso mucho a la Argentina y creo que va a ser un excelente aliado. Pienso que las relaciones bilaterales deberían ser más sólidas que de costumbre.

La Argentina es uno de los aliados de los Estados Unidos. La Argentina es una gran compañera. A nivel personal —no estoy hablando en nombre del Gobierno—, creo que hay un gran futuro entre los dos países y que se puede seguir adelante.

—¿Le gustaría seguir los pasos de su padre y dedicarse a la política?

—Nunca digas nunca. Pero ahora no me gusta mucho el terreno político. Hay algunos que no son competentes y hay otros que no son tan buenas personas. Hay que estar en un determinado lugar de la vida. A mí me encanta construir edificios y hacer lo que hago. A lo mejor, mi padre también dijo lo mismo cuando tenía mi edad… A lo mejor, cuando siga creciendo… ¿Quién sabe? En veinte años, hablamos, a lo mejor esté ahí, pero probablemente, no (risas).

—¿Cómo cambió su vida con la llegada de su hijo Eric Luke?

—Es lo mejor. ¡El amor de mi vida! Me enseñó más a mí de lo que yo le enseñé a él. Te pone una cantidad de cosas en perspectiva. Te levantas a la mañana y ves su cara sonriendo. ¡Me encanta!

—¿Cómo se alteró su vínculo cotidiano con su padre tras la llegada a la presidencia de los Estados Unidos?

—En primer lugar, quiero remarcar que somos una familia muy unida. Es muy difícil porque es la persona más ocupada y más importante del mundo. Hace dos años, estábamos a cada rato juntos. Yo iba a su oficina y él venía a la mía. Pasábamos mucho tiempo juntos. Ahora cambiaron las circunstancias. Él está en otra ciudad. Es más difícil comunicarse. Las circunstancias cambiaron, pero seguimos siendo muy unidos.

—¿Cómo siente que la gente recibió a su padre como presidente y cómo lo ve ahora?

—La política es polarizante, eso pasa en cualquier parte del mundo. Puede ser que estén de acuerdo en algo, pero la política los divide. Es parte del sistema. Millones de dólares se gastan en política y se crean divisiones, pero puedo decirte que ahora hay más apoyo para él como nunca antes.

La gente está contenta: tiene más dinero, hay más trabajo, no pasa un día en el que alguien no se aproxime para saludarme, me dicen que oran por nuestra familia, nos agradecen por los sacrificios y por trabajar tanto. Escucho eso muchas veces cada día y todos los días.

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