El papa Francisco ofició una misa en Trujillo, región peruana afectada por las devastadoras inundaciones del año pasado
El Sumo Pontífice llegó a un sitio donde miles de personas siguen viviendo en tiendas de campaña luego de las lluvias provocadas por el fenómeno El Niño. "Quise estar y rezar aquí con ustedes", expresó
Infobae
El papa Francisco llegó este sábado al norte de Perú, una región que sigue recuperándose de las devastadoras inundaciones que hace casi un año derribaron miles de casas, cubrieron las calles con una gruesa capa de lodo e incluso destrozaron tumbas en un cementerio.
El pontífice celebró una misa en Trujillo, donde se encuentra uno de los vecindarios más afectados de la ciudad, que comparte nombre con su ciudad natal en Argentina: Buenos Aires. Allí, miles de personas siguen viviendo en tiendas de campaña luego de las lluvias provocadas por el fenómeno El Niño. Entonces, más de 150 personas perdieron la vida y miles más se refugiaron en sus tejados esperando a ser rescatados.
"Me alegra saber que vinieron desde distintos lugares del norte peruano para celebrar la alegría del evangelio", comenzó su homilía el Papa. Recordó las inundaciones del año pasado, y dijo: "Por esto quise estar y rezar aquí con ustedes".
"Ustedes, al igual que los apóstoles, conocen la bravura de la naturaleza y han experimentado sus golpes. Así como ellos enfrentaron la tempestad sobre el mar, a ustedes les tocó enfrentar el duro golpe del Niño costero, cuyas consecuencias dolorosas todavía están presentes en tantas familias", subrayó.
Y agregó: "A esta eucaristía traemos también ese momento tan difícil que cuestiona y pone muchas veces en duda nuestra fe. Queremos unirnos a Jesús. Él conoce el dolor y las pruebas, él atravesó todos los dolores para poder acompañarnos en los nuestros".
A ustedes les tocó enfrentar el duro golpe del Niño costero, cuyas consecuencias dolorosas todavía están presentes en tantas familias
"Jesús en la cruz quiere estar cerca de cada situación dolorosa para darnos su mano y ayudar a levantarnos. Porque Él entró en nuestra historia, quiso compartir nuestro camino y tocar nuestras heridas. No tenemos un Dios ajeno a lo que sentimos y sufrimos, al contrario, en medio del dolor nos entrega su mano", explicó.
El Papa se encontró con una población que espera que su visita pueda acelerar el ritmo de la reconstrucción tras el peor desastre medioambiental en el país en casi dos décadas.
Francisco es el segundo pontífice que visita la ciudad costera, que se ve sacudida periódicamente por las desastrosas lluvias causadas por el calentamiento de las aguas del Océano Pacífico.
Juan Pablo II estuvo en Trujillo en 1985 durante una década en la que Perú se vio afectado, además de por El Niño, por la hiperinflación y la violencia política. "La paz debe llegar por la vía del diálogo y no de la violencia", dijo el fallecido pontífice durante esa visita.
Tres décadas después, muchas de las desigualdades de entonces persisten arraigadas en la sociedad peruana y las zonas rurales y pobres están todavía poco preparadas para enfrentar los daños causados por los desastres climáticos.
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El papa Francisco llegó este sábado al norte de Perú, una región que sigue recuperándose de las devastadoras inundaciones que hace casi un año derribaron miles de casas, cubrieron las calles con una gruesa capa de lodo e incluso destrozaron tumbas en un cementerio.
El pontífice celebró una misa en Trujillo, donde se encuentra uno de los vecindarios más afectados de la ciudad, que comparte nombre con su ciudad natal en Argentina: Buenos Aires. Allí, miles de personas siguen viviendo en tiendas de campaña luego de las lluvias provocadas por el fenómeno El Niño. Entonces, más de 150 personas perdieron la vida y miles más se refugiaron en sus tejados esperando a ser rescatados.
"Me alegra saber que vinieron desde distintos lugares del norte peruano para celebrar la alegría del evangelio", comenzó su homilía el Papa. Recordó las inundaciones del año pasado, y dijo: "Por esto quise estar y rezar aquí con ustedes".
"Ustedes, al igual que los apóstoles, conocen la bravura de la naturaleza y han experimentado sus golpes. Así como ellos enfrentaron la tempestad sobre el mar, a ustedes les tocó enfrentar el duro golpe del Niño costero, cuyas consecuencias dolorosas todavía están presentes en tantas familias", subrayó.
Y agregó: "A esta eucaristía traemos también ese momento tan difícil que cuestiona y pone muchas veces en duda nuestra fe. Queremos unirnos a Jesús. Él conoce el dolor y las pruebas, él atravesó todos los dolores para poder acompañarnos en los nuestros".
A ustedes les tocó enfrentar el duro golpe del Niño costero, cuyas consecuencias dolorosas todavía están presentes en tantas familias
"Jesús en la cruz quiere estar cerca de cada situación dolorosa para darnos su mano y ayudar a levantarnos. Porque Él entró en nuestra historia, quiso compartir nuestro camino y tocar nuestras heridas. No tenemos un Dios ajeno a lo que sentimos y sufrimos, al contrario, en medio del dolor nos entrega su mano", explicó.
El Papa se encontró con una población que espera que su visita pueda acelerar el ritmo de la reconstrucción tras el peor desastre medioambiental en el país en casi dos décadas.
Francisco es el segundo pontífice que visita la ciudad costera, que se ve sacudida periódicamente por las desastrosas lluvias causadas por el calentamiento de las aguas del Océano Pacífico.
Juan Pablo II estuvo en Trujillo en 1985 durante una década en la que Perú se vio afectado, además de por El Niño, por la hiperinflación y la violencia política. "La paz debe llegar por la vía del diálogo y no de la violencia", dijo el fallecido pontífice durante esa visita.
Tres décadas después, muchas de las desigualdades de entonces persisten arraigadas en la sociedad peruana y las zonas rurales y pobres están todavía poco preparadas para enfrentar los daños causados por los desastres climáticos.