El movimiento médico, una explosión de la clase media boliviana

En 2012 los galenos se impusieron al Gobierno que pretendía instituir la jornada laboral de 8 horas para ese sector. Entendidos aseguran que los profesionales supieron canalizar el descontento de los bolivianos hacia las políticas de Evo.

Ivone Juárez / La Paz
“Desde hace unos seis meses estamos viendo lo que podríamos llamar una especie de asonada de una clase media decadente. Rebelión de clase media decadente”, afirmó el vicepresidente Álvaro García en el día 42 del conflicto médico. El día 43 el Presidente Evo Morales retrocedía en su posición e instruía públicamente a la Asamblea Legislativa la derogación del artículo 205 del Nuevo Código Penal.


El día 41, a través de un preacuerdo, el Ejecutivo había aceptado abrogar los decretos 301 y 309. Así los profesionales veían atendidas gran parte de sus demandas una vez más, como en 2012, cuando, tras una huelga de 50 días, hicieron abandonar al gobierno de Morales la idea de imponerles la jornada laboral de ocho horas, que pensaba que así mejoraría el servicio de salud.

¿Cuál es la fuerza de este sector de profesionales que es el único que hasta ahora logró torcer el brazo a Evo Morales en sus 12 años de gobierno?

El analista Diego Ayo lo atribuye al protagonismo que la clase media están asumiendo en todo el mundo cambiando la realidad de la política mundial “con desembocaduras aún inciertas”.

“Lo que tenemos en Bolivia es parte de ese movimiento mundial de renovación de la política. La clase media no vive como dice el Vicepresidente Álvaro García sin orientación de clase, débil; está irrumpiendo y no está pidiendo cosas básicas, como el voto, están pidiendo una ciudadanía democratizada en el consumo, igualdad de oportunidad, respeto a su libertad. Eso es lo que traduce el movimiento médico. Ellos no quieren respaldar su salario, hay mucho más detrás”, dice.

Desde la facultad de Medicina de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), donde los médicos instalaron piquetes de huelga de hambre, los ayunadores, seis galenos jóvenes que atienden en hospitales públicos y de la seguridad social, aseguran que su movilización busca mejorar las condiciones de salud de toda la población.



“Si bien nos movilizamos porque, además del esfuerzo que tenemos que hacer para cumplir nuestra labor, ahora el Gobierno quiere imponer normas que criminalizan nuestro trabajo, queremos mejores hospitales, equipamiento y medicamentos suficientes para dar una atención de calidad al paciente. Porque cansa, es frustrante trabajar en las condiciones que trabajamos y los pacientes lo saben, por eso hoy nos apoyan”, dice Raquel Caero, médico siquiatra. Llegó de Tarija para sumarse a la movilización en La Paz.

“El apoyo de los pacientes hizo cambiar nuestra línea de acción; no estamos felices con este paro porque nos debemos a nuestros pacientes, y no los estamos usando eso como arma”, afirma René Durán, reumatólogo.

El cardiólogo Ricardo Quiroga expresa: “Somos padres, somos hijos y estamos dejando a nuestras familias queriendo, y pensando en un futuro mejor para nosotros, para la población”.

El médico añade que el apoyo que reciben de la población también responde a que “se dan cuenta que el gobierno quiere eternizarse en el poder” y que medidas como las del Nuevo Código Penal van en esa línea.

Estos galenos en ayuno se sienten “afortunados” por estar en la medida de presión. “Muchos quieren estar aquí”, dice Carlos Maldonado, médico general.

Los profesionales desconfían de los compromisos que hasta ahora asumió el gobierno de Evo Morales. “No estamos felices porque el Presidente anunció que va a derogar el 205, sabemos que miente y eso lo sabe la población”, dice Ricardo Quiroga.

Los profesionales médicos iniciaron su movilización en noviembre de 2017, rechazando el artículo 205 del Nuevo Código Penal, que penaliza la mala práctica profesional, y los decretos 301 y 309, relacionados a la creación de una autoridad de fiscalización del sistema nacional de salud y la libre afiliación al seguros social.



Blanco de políticas duras

El profesor José Luis Álvarez, exdirigente del Magisterio de La Paz y dirigente del Partido Obrero Revolucionario (POR), señala que el movimiento médico es la explosión de una clase media contra la que el gobierno de Evo Morales, durante sus 12 años de gestión, aplicó una política “muy dura”.
“Sistemáticamente el Gobierno fue golpeando a los profesionales, que sintieron el cierre de fuentes de trabajo, la paralización del aparato productivo. El sector médico, como clase media, sintió esa política dura de Evo Morales”, dice el profesor trostkista.

“La clase media se une a la lucha del proletariado siempre y cuando no se atiendan sus necesidades; si se atiende sus problemas rechaza los conflictos, quiere vivir pacíficamente de su profesión, de su trabajo”, asegura.

Pero en este último conflicto, fueron los médicos los que lograron que los trabajadores se sumarán a su movimiento, incluso los profesores, que instalaron una huelga de hambre.

El rector de la UMSA, Waldo Albarracín, considera que esa fue la virtud de la movilización de los galenos y lo que permitió que su movimiento no se desgastará, como pasó con otros sectores que en el pasado se enfrentaron al Gobierno en demanda de sus reivindicaciones.

“El movimiento comenzó de forma sectorial, observando el Artículo 205 del Nuevo Código Penal, pero luego fue sumando el apoyo y participación de otros sectores que vieron que el Código era también una amenaza para ellos”, dice Albarracín.



“Así fue perdiendo su carácter sectorial para fortalecerse. Este movimiento, a diferencia de otros, no sufrió un desgaste, sino que fue incrementando el apoyo de otros sectores y de la misma ciudadanía”, insiste.

Y es así, las marchas de los médicos fueron aplaudidas por la población o saludadas con pancartas de apoyo o pañuelos blancos . “La gente conoce las condiciones en que trabajamos”, dice el médico Carlos Maldonado.

“Nosotros no queremos retirar el 205 para ser intocables, tiene que haber normas, pero claras, no ambiguas. Queremos mejorar porque estamos conscientes de que hay malas conductas”, añade el joven profesional.



“Nos dieron una lección”

El movimiento médico, tanto de 2012, es considerado una lección por la dirigencia trostkista del Magisterio urbano de La Paz, que en la década de los 90 encabezó sendas movilizaciones en contra de las medidas estructurales que se aplicaron entonces.

“Los médicos incorporaron a otros sectores sociales a su lucha y esa es una lección”, dice el profesor José Luis Álvarez. Añade que los galenos, como organización, tienen dos ventajas: “no están cohibidos por una burocracia sindical , como pasa con los sindicatos tradicionales, y “al pertenecer en su mayoría a la clase media alta pueden soportar económicamente la amenazas de descuentos”.



“Pueden y tienen la capacidad de soportar huelgas y medidas de presión prolongadas”, asegura.

Para el rector de la UMSA, Waldo Albarracín, la mayor fortaleza del movimiento fue la unidad que mostró y su grado de coordinación.

“Ni cuando las bases rechazaron el preacuerdo que los dirigentes firmaron con el Gobierno se dio una confrontación interna. La unidad, fortalecida con otros sectores de profesionales afines, universitarios y sectores sindicales, como el magisterio y la central Obrera Bolivia, contribuyó a su fortalecimiento”, dice.

Desde la huelga de hambre que protagonizan en la Facultad de Medicina de la UMSA, los médicos aseguran que su mayor fortaleza “es la unión y el convencimiento de que luchan por algo justo y por el derecho de la población a una atención en salud de calidad”.

Waldo Albarracín considera que los galenos pueden aportar a ese objetivo analizando las causas de la mala praxis y la negligencia médica en Bolivia.

“Sin dejar de respaldar los derechos de los médicos, se tiene que iniciar un proceso de reflexión para analizar las causas de la negligencia, por más aisladas que sean, dice. Sin embargo, destaca que es también importante reforzar las condiciones en las que trabajan estos profesionales, porque están en juego las vidas de las personas”, añade.




“Nos organizamos por causa del maltrato”

El presidente del Colegio Médico de Bolivia, Aníbal Cruz, se declara un hombre de paz y trabajo. Hace casi 50 días encabeza al movimiento de galenos.

“No he tenido problemas ni con mi esposa –ríe– ; es la primera vez que vivo un conflicto de esta naturaleza; soy una persona de paz, de trabajo”, expresa el cirujano general de 53 años, docente de la Universidad Mayor de San Simón de Cochabamba.

Dejó sus actividades profesionales para, junto a sus colegas, como Luis Larrea y Édgar Villegas, dirigir el movimiento del sector de salud. Aunque el conflicto aún no se supera, porque el acuerdo con el Gobierno no llega, asegura que la protesta de su sector es un ejemplo de cómo puede reaccionar cualquier sector de la población boliviana que vaya a ser maltratada por el actual régimen. “Se debe gobernar en paz y aprovechar las fortalezas de cada sector, no tratando de humillar y maltratar. La reacción que tuvimos los médicos, es la que pueden tener la clase alta, la clase media o la popular cuando sea maltratada”, dice Cruz, miembro de la Asociación Médico y Mundial y otras entidades de profesionales en salud mundial.

El galeno asegura que los médicos se organizaron a consecuencia del maltrato que sufrieron por parte del Gobierno, desde el inicio de su gestión, hace 12 años.



En 2012 el sector llevó a cabo un paro de casi 50 días en contra de la decisión del Gobierno de imponerles la jornada laboral de ocho horas. Entonces también lograron el apoyo de la COB y el Ejecutivo retrocedió, proponiendo una cumbre de salud que nunca se concretó.

Cruz, junto a la Larrea y Villegas, también estuvo a la cabeza de los médicos, y volviendo a esos días, el galeno dice: “Lo que nos queda es la experiencia de que Bolivia es un pueblo que reconoce el servicio del sector salud y lo apoya cuando lo necesita”.

“El objetivo del sacrificio de Bolivia en estos 47 días de paro es llegar a un seguro de salud universal y ahora es nuestro objetivo y compromiso”, añade.

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