¿Dónde están los combatientes del ISIS?
Las cifras de bajas en las filas del grupo extremista exhibidas por la coalición y Rusia generan dudas entre los expertos mientras Europa intenta que ninguno regrese
Natalia Sancha
Beirut, El País
Han transcurrido tres años desde que la coalición internacional liderada por EE UU contra el Estado Islámico (ISIS, por sus sigls en inglés) lanzara su primer bombardeo en Siria. Entonces, justificó su intervención por el desafío internacional que suponían los entre 35.000 y 45.000 yihadistas de medio mundo que se unieron a un califato en acelerada expansión. Tras la toma de Mosul (Irak) y Raqa (Siria), la coalición anunció en octubre su victoria sobre un destronado Estado Islámico. Rusia y la coalición internacional aseguran que han acabado con un total de 130.000 yihadistas. Por su parte, las fuerzas que combaten sobre el terreno estiman que siguen activos entre 9.000 y 16.000 yihadistas, abriendo nuevos frentes en Siria. ¿Cuántos yihadistas han sobrevivido? ¿Cuántos son extranjeros? ¿Cuántos han retornado a sus países? ¿Dónde han ido a parar los prisioneros? Son preguntas a las que los implicados en la guerra no saben, o no quieren, dar respuesta.
El anunciado triunfo sobre el ISIS se ha acompañado de unos cálculos que a muchos expertos no les cuadran en vista de que se estima que entre las decenas de miles de milicianos del grupo había unos 40.000 extranjeros, incluidos unos 6.000 europeos. El presidente ruso, Vladímir Putin, cuya intervención en Siria inclinó la balanza a favor de Bachar el Asad en 2015, asegura que sus tropas han matado a más de 60.000 fundamentalistas en Siria. Por su parte el jefe del Comando de Operaciones especiales de EE UU para la coalición, general Raymond Thomas, cifra entre 60.000 y 70.000 el número de yihadistas eliminados en Siria e Irak, entre ellos 40.000 internacionales. Poco se sabe sobre los locales, mayoría en las filas del ISIS, que han muerto.
La ola de atentados perpetrados por el grupo en Europa ha favorecido una “estrategia de aniquilación”, en palabras del director regional del Comité Internacional de la Cruz Roja, para prevenir el eventual retorno de europeos radicalizados. Han sido el trabajo y la coordinación entre los servicios secretos de diferentes países los que han facilitado las coordenadas de los milicianos internacionales del ISIS. “Acabar con los yihadistas en Irak y Siria es la mejor opción para evitar que el sistema judicial europeo les deje libres por falta de pruebas y luego invertir ingentes cantidades de dinero en el monitoreo de decenas de miles de sospechosos”, explica en Beirut una fuente de seguridad europea.
El despliegue en el norte de Siria de unos 4.000 soldados de élite norteamericanos, británicos y franceses, ha permitido una estrecha coordinación con sus aliados de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS, un compendio de milicias kurdas y árabes avaladas por Washington) a la hora de obtener datos sobre los miembros y el funcionamiento del ISIS. Ello ha permitido a Interpol elaborar un listado de 19.000 yihadistas europeos y del resto del mundo. “Prácticamente todos los occidentales están identificados, por lo que la mayoría han optado por luchar hasta el final en Mosul o Raqa”, dice un oficial de inteligencia europeo en Beirut.
No obstante, según datos del centro The Soufan Group, a día de hoy un tercio de los yihadistas extranjeros han regresado a sus países, mientras que 2.200 europeos seguirían en Siria e Irak. Al resto se les da por muertos.
Desde que el 29 de junio de 2014 Abu Baker el Bagdadi proclamara su mortífero califato 70 países se han sumado a la coalición internacional (entre ellos España), 48.000 soldados rusos han rotado en misiones en Siria para luchar junto a 30.000 milicianos chiíes procedentes de Irak, Líbano e Irán. A los anteriores hay que sumar 150.000 soldados regulares y milicianos sirios. El coste de la Operación Determinación Inherente de la coalición asciende a 10.582 millones de euros.
Casi 6.000 civiles muertos
La ONG Airwars estima las víctimas civiles de esta operación en unas 5.500 personas, frente a los 831 que admiten los aliados. En cuanto a los bombardeos de la aviación rusa, la Red Siria para los Derechos Humanos cifró ayer en 5.783 los civiles muertos.
“En el norte de Siria quedan entre 3.000 y 6.000 yihadistas del ISIS, entre locales y extranjeros”, cuenta desde Siria Omar Alloush, miembro del Consejo Civil de Raqa (la autoridad local de facto tras la expulsión del ISIS). Los combates contra los milicianos del grupo extremista prosiguen al este del Éufrates, donde se enfrentan tanto a la coalición internacional como a sus aliados locales.
Mientras la coalición dice haber liberado a 7,7 millones de personas del yugo del califato y reducido su territorio en un 98%, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos asegura que en lo que va de año el ISIS ha expandido su control en cerca de 110 ciudades y poblados en Siria. Al sur del Éufrates, milicianos aliados del Ejército sirio que combaten bajo el amparo de la aviación rusa aseguran que entre 6.000 y 10.000 yihadistas siguen atrincherados en la región. Un millar han logrado desandar el camino para cruzar ilegalmente a Turquía, según las autoridades turcas.
El experto sirio Hassan Hassan va más allá en su último análisis publicado: “El repliegue de los yihadistas del ISIS es parte de una estrategia calculada tras la caída de Mosul para conservar su capital humano mutando a la insurgencia”. Escenario que Hassan compara al que adoptó el grupo extremista en Irak en sus momentos más bajos, en 2008, para después engordar superando los 130.000 combatientes que en 2014 tomaron el control de media Siria y medio Irak.
Sin embargo, son minoría los radicales que por ahora han logrado huir del califato para sumarse a otras franquicias yihadistas. Richard Barret, director de The Soufan Group, calcula que 80 de ellos han reaparecido en Filipinas en los últimos meses.
Como en el caso de los civiles muertos en los seis años de guerra en Siria, hacer la cuenta de los yihadistas muertos es cuestión de estimaciones para Nuri Mahmoud, portavoz de las Unidades de Protección del Pueblo kurdas (YPG, una milicia kurda). Sin aportar cifras concretas, Mahmoud asegura que “sus cadáveres son enterrados en cementerios y fosas comunes exclusivas”.
“La coalición no tiene prisioneros, tampoco tenemos estadísticas oficiales sobre aquellos detenidos en Irak o Siria”, responde por correo electrónico el departamento de comunicaciones de la coalición. “Hay varios miles de yihadistas del ISIS en las cárceles de las FDS [una milicia siria a la que apoya EE UU] y 1.300 son combatientes extranjeros de 40 nacionalidades distintas incluidos europeos, asiáticos y africanos”, cuenta desde Siria Haybar Othman.
Repatriación de milicianos
Según este periodista, la facción kurda de esa milicia siria se ha puesto en contacto con los Gobiernos de sus países de origen y solicitado que éstos repatrien a aquellos yihadistas con pasaporte europeo, pero todos los Ejecutivos se han negado hasta ahora. Tan sólo Indonesia y Rusia han completado el proceso para repatriar a 17 mujeres y niños el primero, y más de 52, incluidos varones, el segundo. Datos que han sido confirmados a EL PAÍS por Mustafa Bali, portavoz de las FDS. “Aquellos que no sean reclamados por sus países serán juzgados en nuestras cortes, pero para ello necesitamos el apoyo y cooperación internacionales”, dice Bali.
Al tiempo que Occidente debate sobre la suerte de sus retornados, las tribus locales han tomado la delantera con un plan de reinserción para aquellos sirios apresados por su relación con el ISIS. Fuentes locales elevan a un millar el número de reos que han sido excarcelados fruto de un acuerdo alcanzado entre las milicias de las FDS y los notables de los clanes locales.
“Durante el periodo de Daesh [acrónimo peyorativo en árabe para el ISIS], parte de estas tribus no tuvieron más remedio que doblegarse a las leyes del califato para preservar tanto la vida de sus familias como sus posesiones. Ahora, las tribus se reúnen con las tropas de la coalición y quieren acabar con la guerra para reconstruir Raqa”, explica Alloush, del Consejo de Raqa. La iniciativa persigue conseguir que sus miembros aún activos abandonen las filas del ISIS. Hasta ahora 375 combatientes sirios se han entregado y, con ellos, 275 mujeres y niños.
Expoliados de todo ingreso por la contienda y con el empleador yihadista en desbandada, decenas de jóvenes de Raqa se alistan hoy en las filas de las BSF (una fuerza de kurdos sirios que instruye y apoya Estados Unidos). A cambio, perciben un sueldo de 160 euros mensuales. Un monto que triplica el salario medio de un funcionario sirio.
Guerras paralelas en Siria
Las volátiles cifras enunciadas durante siete años de contienda han sido el argumento recurrente de tanto la coalición, EEUU, Turquía, Irán como Rusia a la hora de justificar su intervención en Siria ante la opinión pública, al igual que lo fueron las supuestas armas químicas en 2003 para invadir Irak. Apenas proclamada la era post-ISIS, estos países libran abiertamente sus guerras paralelas en el país levantino, ya sea contra kurdos e insurgentes o con visas a expandir sus bases militares en el país conforme lo hacen sus enemigos.
Y con ello han transformado Siria en un tablero donde a cada movimiento internacional se redibuja el statu quo local entre insurgentes y tropas regulares sirios. La reciente ofensiva turca sobre el cantón kurdo de Afrín (al norte del Siria) representa el último episodio. Uno que ha tensado las cuerdas entre dos miembros de la OTAN tras el acérrimo rechazo de Ankara a que Washington siga entrenando y armando al YPG, a quienes tacha de terroristas. La respuesta de Estados Unidos, quien según informaciones recogidas por la agencia de noticias Europa Press anunció este sábado que cesará el suministro de armas a las milicias sirias kurdas, supone una nueva e importante redistribución de fuerzas en el campo de batalla sirio.
Natalia Sancha
Beirut, El País
Han transcurrido tres años desde que la coalición internacional liderada por EE UU contra el Estado Islámico (ISIS, por sus sigls en inglés) lanzara su primer bombardeo en Siria. Entonces, justificó su intervención por el desafío internacional que suponían los entre 35.000 y 45.000 yihadistas de medio mundo que se unieron a un califato en acelerada expansión. Tras la toma de Mosul (Irak) y Raqa (Siria), la coalición anunció en octubre su victoria sobre un destronado Estado Islámico. Rusia y la coalición internacional aseguran que han acabado con un total de 130.000 yihadistas. Por su parte, las fuerzas que combaten sobre el terreno estiman que siguen activos entre 9.000 y 16.000 yihadistas, abriendo nuevos frentes en Siria. ¿Cuántos yihadistas han sobrevivido? ¿Cuántos son extranjeros? ¿Cuántos han retornado a sus países? ¿Dónde han ido a parar los prisioneros? Son preguntas a las que los implicados en la guerra no saben, o no quieren, dar respuesta.
El anunciado triunfo sobre el ISIS se ha acompañado de unos cálculos que a muchos expertos no les cuadran en vista de que se estima que entre las decenas de miles de milicianos del grupo había unos 40.000 extranjeros, incluidos unos 6.000 europeos. El presidente ruso, Vladímir Putin, cuya intervención en Siria inclinó la balanza a favor de Bachar el Asad en 2015, asegura que sus tropas han matado a más de 60.000 fundamentalistas en Siria. Por su parte el jefe del Comando de Operaciones especiales de EE UU para la coalición, general Raymond Thomas, cifra entre 60.000 y 70.000 el número de yihadistas eliminados en Siria e Irak, entre ellos 40.000 internacionales. Poco se sabe sobre los locales, mayoría en las filas del ISIS, que han muerto.
La ola de atentados perpetrados por el grupo en Europa ha favorecido una “estrategia de aniquilación”, en palabras del director regional del Comité Internacional de la Cruz Roja, para prevenir el eventual retorno de europeos radicalizados. Han sido el trabajo y la coordinación entre los servicios secretos de diferentes países los que han facilitado las coordenadas de los milicianos internacionales del ISIS. “Acabar con los yihadistas en Irak y Siria es la mejor opción para evitar que el sistema judicial europeo les deje libres por falta de pruebas y luego invertir ingentes cantidades de dinero en el monitoreo de decenas de miles de sospechosos”, explica en Beirut una fuente de seguridad europea.
El despliegue en el norte de Siria de unos 4.000 soldados de élite norteamericanos, británicos y franceses, ha permitido una estrecha coordinación con sus aliados de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS, un compendio de milicias kurdas y árabes avaladas por Washington) a la hora de obtener datos sobre los miembros y el funcionamiento del ISIS. Ello ha permitido a Interpol elaborar un listado de 19.000 yihadistas europeos y del resto del mundo. “Prácticamente todos los occidentales están identificados, por lo que la mayoría han optado por luchar hasta el final en Mosul o Raqa”, dice un oficial de inteligencia europeo en Beirut.
No obstante, según datos del centro The Soufan Group, a día de hoy un tercio de los yihadistas extranjeros han regresado a sus países, mientras que 2.200 europeos seguirían en Siria e Irak. Al resto se les da por muertos.
Desde que el 29 de junio de 2014 Abu Baker el Bagdadi proclamara su mortífero califato 70 países se han sumado a la coalición internacional (entre ellos España), 48.000 soldados rusos han rotado en misiones en Siria para luchar junto a 30.000 milicianos chiíes procedentes de Irak, Líbano e Irán. A los anteriores hay que sumar 150.000 soldados regulares y milicianos sirios. El coste de la Operación Determinación Inherente de la coalición asciende a 10.582 millones de euros.
Casi 6.000 civiles muertos
La ONG Airwars estima las víctimas civiles de esta operación en unas 5.500 personas, frente a los 831 que admiten los aliados. En cuanto a los bombardeos de la aviación rusa, la Red Siria para los Derechos Humanos cifró ayer en 5.783 los civiles muertos.
“En el norte de Siria quedan entre 3.000 y 6.000 yihadistas del ISIS, entre locales y extranjeros”, cuenta desde Siria Omar Alloush, miembro del Consejo Civil de Raqa (la autoridad local de facto tras la expulsión del ISIS). Los combates contra los milicianos del grupo extremista prosiguen al este del Éufrates, donde se enfrentan tanto a la coalición internacional como a sus aliados locales.
Mientras la coalición dice haber liberado a 7,7 millones de personas del yugo del califato y reducido su territorio en un 98%, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos asegura que en lo que va de año el ISIS ha expandido su control en cerca de 110 ciudades y poblados en Siria. Al sur del Éufrates, milicianos aliados del Ejército sirio que combaten bajo el amparo de la aviación rusa aseguran que entre 6.000 y 10.000 yihadistas siguen atrincherados en la región. Un millar han logrado desandar el camino para cruzar ilegalmente a Turquía, según las autoridades turcas.
El experto sirio Hassan Hassan va más allá en su último análisis publicado: “El repliegue de los yihadistas del ISIS es parte de una estrategia calculada tras la caída de Mosul para conservar su capital humano mutando a la insurgencia”. Escenario que Hassan compara al que adoptó el grupo extremista en Irak en sus momentos más bajos, en 2008, para después engordar superando los 130.000 combatientes que en 2014 tomaron el control de media Siria y medio Irak.
Sin embargo, son minoría los radicales que por ahora han logrado huir del califato para sumarse a otras franquicias yihadistas. Richard Barret, director de The Soufan Group, calcula que 80 de ellos han reaparecido en Filipinas en los últimos meses.
Como en el caso de los civiles muertos en los seis años de guerra en Siria, hacer la cuenta de los yihadistas muertos es cuestión de estimaciones para Nuri Mahmoud, portavoz de las Unidades de Protección del Pueblo kurdas (YPG, una milicia kurda). Sin aportar cifras concretas, Mahmoud asegura que “sus cadáveres son enterrados en cementerios y fosas comunes exclusivas”.
“La coalición no tiene prisioneros, tampoco tenemos estadísticas oficiales sobre aquellos detenidos en Irak o Siria”, responde por correo electrónico el departamento de comunicaciones de la coalición. “Hay varios miles de yihadistas del ISIS en las cárceles de las FDS [una milicia siria a la que apoya EE UU] y 1.300 son combatientes extranjeros de 40 nacionalidades distintas incluidos europeos, asiáticos y africanos”, cuenta desde Siria Haybar Othman.
Repatriación de milicianos
Según este periodista, la facción kurda de esa milicia siria se ha puesto en contacto con los Gobiernos de sus países de origen y solicitado que éstos repatrien a aquellos yihadistas con pasaporte europeo, pero todos los Ejecutivos se han negado hasta ahora. Tan sólo Indonesia y Rusia han completado el proceso para repatriar a 17 mujeres y niños el primero, y más de 52, incluidos varones, el segundo. Datos que han sido confirmados a EL PAÍS por Mustafa Bali, portavoz de las FDS. “Aquellos que no sean reclamados por sus países serán juzgados en nuestras cortes, pero para ello necesitamos el apoyo y cooperación internacionales”, dice Bali.
Al tiempo que Occidente debate sobre la suerte de sus retornados, las tribus locales han tomado la delantera con un plan de reinserción para aquellos sirios apresados por su relación con el ISIS. Fuentes locales elevan a un millar el número de reos que han sido excarcelados fruto de un acuerdo alcanzado entre las milicias de las FDS y los notables de los clanes locales.
“Durante el periodo de Daesh [acrónimo peyorativo en árabe para el ISIS], parte de estas tribus no tuvieron más remedio que doblegarse a las leyes del califato para preservar tanto la vida de sus familias como sus posesiones. Ahora, las tribus se reúnen con las tropas de la coalición y quieren acabar con la guerra para reconstruir Raqa”, explica Alloush, del Consejo de Raqa. La iniciativa persigue conseguir que sus miembros aún activos abandonen las filas del ISIS. Hasta ahora 375 combatientes sirios se han entregado y, con ellos, 275 mujeres y niños.
Expoliados de todo ingreso por la contienda y con el empleador yihadista en desbandada, decenas de jóvenes de Raqa se alistan hoy en las filas de las BSF (una fuerza de kurdos sirios que instruye y apoya Estados Unidos). A cambio, perciben un sueldo de 160 euros mensuales. Un monto que triplica el salario medio de un funcionario sirio.
Guerras paralelas en Siria
Las volátiles cifras enunciadas durante siete años de contienda han sido el argumento recurrente de tanto la coalición, EEUU, Turquía, Irán como Rusia a la hora de justificar su intervención en Siria ante la opinión pública, al igual que lo fueron las supuestas armas químicas en 2003 para invadir Irak. Apenas proclamada la era post-ISIS, estos países libran abiertamente sus guerras paralelas en el país levantino, ya sea contra kurdos e insurgentes o con visas a expandir sus bases militares en el país conforme lo hacen sus enemigos.
Y con ello han transformado Siria en un tablero donde a cada movimiento internacional se redibuja el statu quo local entre insurgentes y tropas regulares sirios. La reciente ofensiva turca sobre el cantón kurdo de Afrín (al norte del Siria) representa el último episodio. Uno que ha tensado las cuerdas entre dos miembros de la OTAN tras el acérrimo rechazo de Ankara a que Washington siga entrenando y armando al YPG, a quienes tacha de terroristas. La respuesta de Estados Unidos, quien según informaciones recogidas por la agencia de noticias Europa Press anunció este sábado que cesará el suministro de armas a las milicias sirias kurdas, supone una nueva e importante redistribución de fuerzas en el campo de batalla sirio.