Ven que el Gobierno de Piñera será reticente a Bolivia
La Paz, erbol
Dentro la política exterior del nuevo presidente chileno Sebastián Piñera, se contempla un trato de especial vecindad con Argentina y Perú, mediante la mejora de la conectividad y el libre tránsito de personas y capitales. En cambio, en relación a su otro vecino, Bolivia, Piñera se mueve con reticencia, según el matutino ABC de España.
Aunque el programa electoral no se pronuncia, en el pasado Piñera se inclinó por salir del Pacto de Bogotá, cuyos firmantes aceptan las resoluciones de conflictos territoriales presentados ante la Corte Internacional de Justicia.
La sentencia dictada por esa Corte en 2014 dando parte de la razón a Perú, en una controversia sobre espacio marítimo frente Chile, generó debate entre los chilenos.
Piñera se quejó entonces de que el tribunal había tenido en cuenta aspectos no jurídicos y eso mismo podría ocurrir cuando se pronunciara sobre el litigio entre Chile y Bolivia por la reclamación de acceso al mar que hacen los bolivianos.
El equipo de asesores en política exterior ya expresó su intención de que el diferendo con Bolivia no «capture» la política internacional del presidente, y recomendó a este que lleve a cabo una acción diplomática y comunicativa que contrarreste la campaña de Bolivia para «permear» los foros internacionales.
ALIANZA DEL PACIFICO Y CARTA DEMOCRÁTICA
El programa electoral del candidato ganador en Chile habla mucho de la Alianza del Pacífico, constituida por países que apuestan sin reticencias por la economía de mercado, y nada de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), formada por todos los estados sudamericanos, que ha primado las cuestiones políticas sobre las económicas y ha actuado sobre todo a iniciativa de los países bolivarianos.
Precisamente, en contra de esos últimos países, Piñera propone fortalecer la Carta Democrática Interamericana y el papel del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA). La actuación dictatorial de Nicolás Maduro en Venezuela ya había provocado, de todos modos, que en su etapa final el Gobierno de la presidenta Michelle Bachelet ayudara a coordinar una respuesta regional frente a Caracas en el seno de la OEA.
La victoria de Piñera supone un refuerzo de las posiciones económicas liberales en Sudamérica, tras la victoria de Mauricio de Macri en Argentina en diciembre de 2015 y la presidencia sobrevenida de Michel Temer en Brasil en agosto de 2016. También la marcha de Rafael Correa en Ecuador contribuye ligeramente a ese giro, al menos en cuanto alianzas, pues su sucesor, Lenín Moreno, aunque del mismo partido, ha marcado distancias respecto a sus habituales socios del ALBA (frente formado además por Venezuela, Cuba, Bolivia y Nicaragua).
Unasur pierde fuerza
Tras todas esas elecciones, Unasur pierda fuerza como el foro de integración que alentaba la izquierda; en cambio, cobran impulso los procesos de cooperación especialmente económica: la Alianza del Pacífico, lanzada durante el primer mandato de Piñera, y Mercosur, relanzado ahora por la Argentina de Macri y el Brasil de Temer (del que además forman parte Uruguay y Paraguay). Desde ambas plataformas se sugiere un intento de progresiva aproximación.
La apuesta por Unasur figuraba en el programa del socialdemócrata Alejandro Guillier y especialmente en el de la izquierdista Beatriz Sánchez, quien no logró pasar a la segunda vuelta. Sánchez abogaba por replantear la Alianza del Pacífico, renunciar a buscar un acuerdo transpacífico con varios países asiáticos, revisar los otros muchos tratados de libre comercio que Chile tiene firmados y no firmar ninguno nuevo.
El mayoritario apoyo electoral de los chilenos ha sido para todo lo contrario. El programa de Piñera habla de impulsar un acuerdo de libre comercio con la región de Asia-Pacífico (rescatando la iniciativa del TPP de cuya culminación se retiró Estados Unidos), firmar uno con India y fortalecer el de China. En cuanto a la Alianza del Pacífico con Perú, Colombia y México, el electo presidente chileno aboga por firmar un cronograma de incorporación de nuevos miembros (Panamá y Costa Rica son candidatos).
Dentro la política exterior del nuevo presidente chileno Sebastián Piñera, se contempla un trato de especial vecindad con Argentina y Perú, mediante la mejora de la conectividad y el libre tránsito de personas y capitales. En cambio, en relación a su otro vecino, Bolivia, Piñera se mueve con reticencia, según el matutino ABC de España.
Aunque el programa electoral no se pronuncia, en el pasado Piñera se inclinó por salir del Pacto de Bogotá, cuyos firmantes aceptan las resoluciones de conflictos territoriales presentados ante la Corte Internacional de Justicia.
La sentencia dictada por esa Corte en 2014 dando parte de la razón a Perú, en una controversia sobre espacio marítimo frente Chile, generó debate entre los chilenos.
Piñera se quejó entonces de que el tribunal había tenido en cuenta aspectos no jurídicos y eso mismo podría ocurrir cuando se pronunciara sobre el litigio entre Chile y Bolivia por la reclamación de acceso al mar que hacen los bolivianos.
El equipo de asesores en política exterior ya expresó su intención de que el diferendo con Bolivia no «capture» la política internacional del presidente, y recomendó a este que lleve a cabo una acción diplomática y comunicativa que contrarreste la campaña de Bolivia para «permear» los foros internacionales.
ALIANZA DEL PACIFICO Y CARTA DEMOCRÁTICA
El programa electoral del candidato ganador en Chile habla mucho de la Alianza del Pacífico, constituida por países que apuestan sin reticencias por la economía de mercado, y nada de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), formada por todos los estados sudamericanos, que ha primado las cuestiones políticas sobre las económicas y ha actuado sobre todo a iniciativa de los países bolivarianos.
Precisamente, en contra de esos últimos países, Piñera propone fortalecer la Carta Democrática Interamericana y el papel del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA). La actuación dictatorial de Nicolás Maduro en Venezuela ya había provocado, de todos modos, que en su etapa final el Gobierno de la presidenta Michelle Bachelet ayudara a coordinar una respuesta regional frente a Caracas en el seno de la OEA.
La victoria de Piñera supone un refuerzo de las posiciones económicas liberales en Sudamérica, tras la victoria de Mauricio de Macri en Argentina en diciembre de 2015 y la presidencia sobrevenida de Michel Temer en Brasil en agosto de 2016. También la marcha de Rafael Correa en Ecuador contribuye ligeramente a ese giro, al menos en cuanto alianzas, pues su sucesor, Lenín Moreno, aunque del mismo partido, ha marcado distancias respecto a sus habituales socios del ALBA (frente formado además por Venezuela, Cuba, Bolivia y Nicaragua).
Unasur pierde fuerza
Tras todas esas elecciones, Unasur pierda fuerza como el foro de integración que alentaba la izquierda; en cambio, cobran impulso los procesos de cooperación especialmente económica: la Alianza del Pacífico, lanzada durante el primer mandato de Piñera, y Mercosur, relanzado ahora por la Argentina de Macri y el Brasil de Temer (del que además forman parte Uruguay y Paraguay). Desde ambas plataformas se sugiere un intento de progresiva aproximación.
La apuesta por Unasur figuraba en el programa del socialdemócrata Alejandro Guillier y especialmente en el de la izquierdista Beatriz Sánchez, quien no logró pasar a la segunda vuelta. Sánchez abogaba por replantear la Alianza del Pacífico, renunciar a buscar un acuerdo transpacífico con varios países asiáticos, revisar los otros muchos tratados de libre comercio que Chile tiene firmados y no firmar ninguno nuevo.
El mayoritario apoyo electoral de los chilenos ha sido para todo lo contrario. El programa de Piñera habla de impulsar un acuerdo de libre comercio con la región de Asia-Pacífico (rescatando la iniciativa del TPP de cuya culminación se retiró Estados Unidos), firmar uno con India y fortalecer el de China. En cuanto a la Alianza del Pacífico con Perú, Colombia y México, el electo presidente chileno aboga por firmar un cronograma de incorporación de nuevos miembros (Panamá y Costa Rica son candidatos).