Putin ocupa el vacío dejado por EE UU con una gira por Oriente Próximo

El presidente ordena la retirada de tropas rusas de Siria antes de viajar a Egipto y Turquía

Juan Carlos Sanz
Jerusalén, El País
El presidente ruso, Vladímir Putin, ha visitado por sorpresa este lunes una base aérea en Siria, en la que ha dado la orden de retirar una "parte significativa" del contingente militar que mantiene desplegado en el país, según un comunicado del Kremlin citado por las agencias de información internacionales. El mandatario se reunió en la base aérea de Hamimim (Latakia, noroeste) con el presidente sirio, Bachar el Asad. a quien garantizó que, “si los terroristas vuelven a levantar la cabeza, serán golpeados con una fuerza sin precedentes”. Esta escala no anunciada de Putin en el curso de un viaje oficial a Egipto y Turquía resalta la nueva hegemonía de Rusia en Oriente Próximo tras dos años de implicación directa en a guerra de Siria.


No es la primera vez que el Kremlin anuncia una retirada de tropas del país árabe. El pasado mes de enero ya ordenó el repliegue de parte de las fuerzas rusas tras la derrota de la oposición en la batalla de Alepo. Rusia tampoco va a renunciar a seguir utilizando de forma permanente la base aérea de Hamimin y el cercano puerto de Tartus, el único del que dispone su flota en el Mediterráneo.

Putin había logrado que Irán, también aliado del Gobierno de Damasco, y Turquía, que respalda a sectores de la insurgencia siria, participasen en el foro de Astaná para pactar los detalles de alto el fuego. La oposición más radical al régimen también ha aceptado agruparse con sectores moderados apadrinados por Moscú. Egipto ha adquirido aviones de combate y helicópteros de Rusia, que se ha convertido ahora en su principal proveedor de amas.

El Asad agradeció de nuevo a Putin, a quien visito hace solo dos semanas, la “participación de Rusia en la lucha contra el terrorismo” en su país, según informó la agencia estatal de noticias SANA. La intervención directa de Moscú dio un vuelco al conflicto en septiembre de 2015, cuando el régimen se encontraba acorralado ante el avance de las fuerzas rebeldes.

El presidente ruso expresó también su deseo de poner en marcha próximamente el denominado Congreso Sirio por el Diálogo Nacional, la conferencia de paz entre los bandos enfrentados en el conflicto que intentó patrocinar el mes pasado en Sochi, en la costa del mar Negro. La comunidad internacional y la oposición siria han preferido seguir la vía de las negociaciones auspiciadas por la ONU en Ginebra, a las que precisamente este lunes ha regresado la delegación gubernamental siria tras una semana de ausencia.

El mandatario ruso destacó que la cooperación entre los Ejércitos sirio y ruso ha logrado destruir en dos años “uno de los grupos más potentes del terrorismo internacional”, en referencia al ISIS (Estado Islámico, por sus siglas en inglés). El pasado sábado, el primer ministro de Irak, Haider al Abadi, proclamó la victoria sobre el ISIS, tras haber recuperado sus tropas iraquíes el control de la frontera siria. Dos días antes, el Kremlin había proclamado la victoria sobre el yihadismo en Siria, pese a que aún permanezcan ricos de resistencia en algunos reductos.
Ronda de contactos en Oriente Próximo

La visita por sorpresa a Siria —la primera desde el inicio del conflicto hace casi siete años— ha supuesto una primera etapa en el gira de Putin por Oriente Próximo que estaba programada este lunes. El presidente ruso llegó a mediodía a El Cairo, en el momento en el que el Kremlin desvelaba por razones de seguridad los detalles de su escala en la base de Hamimim. Su homólogo egipcio, Abdelfatá al Sisi, le aguardaba para firmar el acuerdo de construcción de la primera central nuclear del país del Nilo, que contará con tecnología rusa, en Dabaá (noroeste), informa Efe. También esperaba confirmar la reanudación de los vuelos comerciales desde Rusia, suspendidos desde noviembre de 2015, tras el atentado el que murieron los 224 ocupantes de un avión que acababa de despegar de la ciudad turística de Sharm el Sheij, en la costa del Sinaí en el mar Rojo.

Ambos mandatarios analizaron también la situación en Oriente Próximo, en especial en Jerusalén tras la decisión del presidente de EE UU, Donald Trump, reconociera Jerusalén como la capital de Israel. Tanto Moscú como El Cairo se han pronunciado en contra del pronunciamiento hecho por la Casa Blanca. El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, se encontraba también este lunes en visita oficial en El Cairo. Putin llamó a “la reanudación inmediata de las conversaciones israelo-palestinas sobre todos los temas en disputa, incluido el estatuto de Jerusalén” para alcanzar “acuerdos sólidos y duraderos que recojan los intereses de ambas partes” y “de acuerdo con el consenso previo de la comunidad internacional”.

La escala final del dirigente ruso en Turquía tuvo como objetivo reforzar la cooperación internacional entre Ankara y Moscú. Junto al presidente Recep Tayyip Erdogan tiene previsto abordar acuerdos en el sector energético y de compra de armamento, así como mantener un intercambio de opiniones sobre la situación en Siria. Ambos líderes expresaron su preocupación por la declaración de Trump sobre Jerusalén. Como responsable por turno de la Organización de la Conferencia Islámica, Erdogan ha organizado una cumbre este miércoles para escenificar la condena del mundo musulmán a la alteración del statu quo en la Ciudad Santa. El presidente turco se ha convertido en unos de los mandatarios internacionales que con más vehemencia ha criticado a Estados Unidos y a Israel por alterar el consenso internaciona en la regió.

Pero Washington continúa dando pasos atrás en Oriente Próximo. Además de su compromiso militar en la lucha contra el Estado Islámico en Siria e Irak, la decisión de Trump sobre Jerusalén ha sido una de las escasas intervenciones de su Administración en la región. A punto de concluir la misión contra el ISIS, la Casa Blanca parece haber dejado al Kremlin la iniciativa diplomática para la posguerra siria, y así parecen haberlo entendido los distintos actores en el conflicto, como Arabia Saudí, Irán y Turquía.

Incluso Israel ha acabado reconociendo la creciente hegemonía rusa en la región. Benjamín Netanyahu ha viajado a Rusia en cinco ocasiones desde finales de 2015 para pactar con Putin un sistema que evitase el enfrentamiento accidental entre sus respectivos aviones de combate. Israel ha atacado en más de un centenar de ocasiones objetivos de la guerrilla libanesa de Hezbolá, aliada del régimen, en territorio de Siria sin apenas temor a las defensas antiaéreas de Damasco. Pero Netanyahu es consciente de sus cazas no pueden escapar al sistema antiaéreo de misiles S-400 que Rusia ha desplegado en Latakia y de que la VI Flota norteamericana ya no se encuentra atracada permanentemente en el puerto de Haifa, como solía en décadas pasadas.

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