Pedro Pablo Kuczynski apela al antifujimorismo para evitar su destitución
"No he sido suficiente prolijo, pido disculpas, pero no soy corrupto", clama el presidente
Carlos E. Cué
Jacqueline Fowks
Lima, El País
Pedro Pablo Kuczynski (PPK), el presidente de Perú, utilizó a última hora todos los mecanismos de poder para evitar que la oposición lograra los 87 votos que necesitaba para destituirlo por "permanente incapacidad moral". En los pasillos del Congreso peruano se instaló la idea de que podría salvarse por muy poco, pero la incertidumbre era total. En una sesión dramática después de una larga noche de negociaciones, PPK luchaba para seguir en el poder tras el escándalo por sus vinculaciones con el caso Odebrecht. Y para lograrlo apeló al antifujimorismo, el movimiento más poderoso de Perú, y pidió a los demás congresistas que no colaboren en el "golpe" del grupo del autócrata. "Está en sus manos salvar la democracia o hundirla por mucho tiempo", clamó.
Con gesto muy grave y entre aplausos de los pocos parlamentarios que le apoyan (solo tiene 18 propios) y el silencio de la enorme bancada fujimorista -71 de 130- Kuczynski entró en el Congreso para defenderse de las acusaciones y tratar de evitar su caída. Si le echaran, ocuparía su puesto el vicepresidente, Martín Vizcarra, un hombre de su confianza, pero si él y la otra vicepresidenta, Mercedes Araoz, rechazaran esa plaza, como han anunciado, ocuparía el poder el presidente del Congreso, Luis Galarreta, un hombre de Fujimori. Por eso Kuczynski apela a la izquierda del Frente Amplio y algunos parlamentarios de centro, que son claves para alcanzar la cifra de 87 que el fujimorismo no tiene por sí solo, para que no le entreguen el poder al grupo del autócrata que gobernó Perú entre 1990 y 2000, dio un autogolpe y aún está en la cárcel por corrupción.
"Vengo a enfrentar de pie y dando la cara una acusación falsa y ominosa, movida por un deseo inconstitucional de apartarme del poder por la fuerza de sus votos. Vengo a demostrar mi inocencia. Lo que está en juego es la democracia, que tanto le costó al Perú recuperar. El pueblo no perdona ni olvida. Todo en mi vida lo he logrado en base al esfuerzo y trabajo honesto. Vengo a decirles mirándoles a los ojos que no soy corrupto y no he mentido. Jamás he favorecido a ninguna empresa. No tengo nada de lo que avergonzarme, siempre he actuado conforme a la ley y a la ética", clamó Kuczynski antes de pasar a ofrecer detalles de las vinculaciones de su empresa con Odebrecht mientras él era ministro de Economía de Alejandro Toledo para tratar de demostrar que él no tenía nada que ver en esas gestiones. Su versión señala que él recibió los beneficios, porque era el propietario de la empresa, pero no hizo ninguna gestión ni se enteró de los contratos de asesoría con Odebrecht, porque cuando entró en política dejó la empresa en manos del chileno Gerardo Sepúlveda.
Nadie ha conseguido probar que hubo corrupción. Pero muchos creen que PPK mintió. Él dijo siempre que no tuvo ninguna relación profesional con Odebrecht. Cuando esta compañía detalló los contratos con la empresa de PPK, estalló el escándalo. Él niega haber mentido, dijo que nunca supo nada de esos contratos, pero pidió perdón por sus escasas explicaciones hasta ahora. "Lamento sinceramente no haber advertido antes, pero eso no me convierte en un corrupto ni supone una infracción a la Constitución. Comprendo que debería haber ofrecido un conjunto de documentos. No he sido suficiente prolijo, pero no soy corrupto. Pido a la nación sentidas disculpas por no explicar mi conducta profesional. Jamás le he mentido al pueblo peruano. Jamás he recibido un soborno. Jamás incurrí en un conflicto de intereses. Pero pido disculpas porque no supe explicar, no presté atención a las formas de la política. Debí advertir a tiempo el grave clima de ingobernabilidad. Sigo aprendiendo", dijo como resumen de su autocrítica.
Pero además del escándalo en sí, detrás hay un claro pulso de poder que él mismo ha calificado abiertamente de "golpe", hasta el punto de que ha pedido ayuda a la Organización de Estados Americanos. Por eso Kuczynski usa armas políticas y trata de repetir el mecanismo que le llevó a la presidencia del Perú hace solo un año y medio. PPK tenía las elecciones perdidas. Era un candidato muy preparado pero sin carisma, casi accidental, que estuvo a punto de no entrar en segunda vuelta. Pero entonces, cuando Keiko Fujimori ya paladeaba la victoria, se puso en marcha un mecanismo infalible en un país donde toda política desde hace 27 años gira en torno al mismo apellido: el antifujimorismo.
Hubo manifestaciones, intelectuales, analistas y periodistas influyentes echaron el resto para convencer a los peruanos de que debían evitar que Keiko Fujimori se hiciera con el poder. Hasta Veronika Mendoza, líder de izquierda, muy alejada de un ex banquero de inversión liberal como PPK, pidió el voto por él con el único objetivo de frenar a la hija de Fujimori. Y entre todos lograron lo que parecía imposible. Por solo 40.000 votos, en el último suspiro, Kuczynski ganó. Lo hizo gracias a un antifujimorismo en el que él nunca creyó, tanto que pidió el voto para la hija del autócrata en 2011. Pero ese antifujimorismo ajeno es la base de su limitado poder y de nuevo apela a él para salvarse de un intento de destitución. Kuczynski habla de "golpe" y trata de poner a los parlamentarios de la izquierda, los mismos que fueron claves para su victoria, frente a la responsabilidad de entregar el poder a los Fujimori si le echan a él.
De nuevo el Frente Amplio vuelve a ser la clave, el eje de la balanza. Los 20 congresistas de este grupo se dividieron en dos. Los fieles a Mendoza decidieron no apoyar la destitución de PPK. Entre los otros 10 hay dudas. En principio sí la respaldaron y promovieron, lo que hacía que sumados a los 70 del fujimorismo se acercaran peligrosamente a los 87. Wilbert Rozas, su portavoz, apuntó el voto a favor: "No somos el furgón de cola del fujimorismo, vamos a combatir la corrupción de derecha y de izquierda. No hay corruptos amigos y enemigos. En las calles se dicen que se vayan los corruptos, tenemos que limpiar el país. Las cárceles están llenas de pobres y no de quienes se llevan con carretillas el dinero del pueblo". Pero Marco Arana, el líder del grupo, pareció recular: "Kuczynski no es digno, pero tampoco podemos permitir que fujimorismo se haga con el poder. Votaremos en conciencia". Todo apunta a una abstención que haría ya casi imposible lograr los 87 votos necesarios para destituir al presidente, que se habría salvado de nuevo por el antifujimorismo.
Miguel Torres, de Fuerza Popular, el grupo de Fujimori, fue muy duro: "el primer servidor público decidió engañarnos. Estamos a un presidente de la república que mintió, que demostró su incapacidad para distinguir entre lo correcto y lo incorrecto. Son mentiras de Estado, ponen en evidencia que no puede seguir ocupando el cargo".
Los parlamentarios que hablaron en contra de la destitución no utilizaron argumentos de defensa de Kuczynski, sino sobre todo ataques a Fujimori. Varios recordaron que con fujimorismo en el poder se produjeron los mayores escándalos de corrupción de la historia reciente de Perú, hasta el punto de que aparecieron vídeos de sobornos a parlamentarios. Y recordaron que la hija, Keiko, también está implicada en el escándalo Odebrecht, que en Perú se ha llevado por delante a casi todos. En este país hay dos expresidentes en la cárcel -Fujimori y Ollanta Humala- uno fugado a EEUU -Toledo- y otro con graves sospechas -Alan García-. Desde que Fujimori y su autogolpe de 1992 acabó con los partidos peruanos, la política no se ha recuperado y vive pendiente de constantes inestabilidades que hacen que todos los presidentes abandonen el poder con una pésima valoración popular. Perú es un Saturno que devora a sus políticos, nadie se salva.
Kuczynski, que arrancó ya débil con esa victoria por la mínima y solo 18 diputados fieles, utilizó durante un año y medio la estrategia de apaciguamiento con el fujimorismo. Lo probó todo. Les concedió hasta cinco cabezas, las de los ministros que ellos forzaban a dimitir. Incluso se mostró dispuesto a conceder el indulto a Alberto Fujimori, el patriarca, en la cárcel por corrupción desde 2007. Precisamente mientras hablaba Kuczynski en el Congreso se dinfudía la noticia de que la junta médica se había mostrado favorable a ese indulto, que sería pues inminente. La familia Fujimori es tan compleja que la hija mayor, Keiko, está enfrentada con su padre y no quiere que lo indulten. Pero el segundo hijo, Kenji, se mantiene fiel al progenitor y negocia con PPK el indulto. Ambos batallan por el poder del partido. PPK ha buscado también esa división y sobre todo el apagaciguamiento, pero siempre fracasó. Por eso a última hora el presidente se concentró en utilizar un arma mucho más eficaz, la misma que le llevó al poder, el antifujimorismo que hará que muchos diputados se lo piensen varias veces antes de votar a favor de la destitución.
El factor sorpresa del indulto a Fujimori como elemento para desestabilizar
JACQUELINE FOWKS, Lima
Perú no sería tal si no surgiera un elemento imprevisto y distractivo en un momento de crisis política. Cuando el abogado de Kuczynski empezaba la defensa en la sesión del Parlamento, circuló en Twitter el informe de una junta médica que recomienda el indulto humanitario de Alberto Fujimori.
En medio de la sorpresa por el informe médico, circuló también en los medios la solicitud del propio Fujimori de conmutación de pena, recibida por la Comisión de Gracias el 15 de diciembre.
El informe de la junta médica recomienda el "indulto por razones humanitarias" y argumenta que "la reclusión es condicionante de la disminución del sistema inmunológico, el cual agrava negativamente (sic) para el control de la enfermedad neoplásica, pudiendo ser causa de nueva recidiva".
La noticia circuló rápidamente y generó comentarios dentro y fuera del Congreso donde se discutía la destitución del presidente, sobre todo entre las redes sociales. Ante el escándalo, el Ministerio de Justicia rápidamente tuiteó que el documento "no está en la Comisión de Gracias Presidenciales, por lo tanto el documento no existe para el sector", pero no dijo que fuera falso ni apócrifo. Todo parece indicar que fue por tanto una filtración no controlada por el Gobierno.
Una fuente del oficialismo señaló que se trataba de un documento no oficial, pero lo interpretaban como un intento de mostrar que hubiera una negociación entre Kuczynski y el fujimorismo. Ello podría inclinar los 20 votos de la izquierda, que siempre han rechazado este indulto, a aprobar el cese del presidente. Los votos de estos diputados son definitivos.
Ana María Vidal, secretaria ejecutiva adjunta de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, dijo a EL PAÍS que no había claridad sobre el documento porque el Ministerio de Justicia no había sido contundente al pronunciarse sobre él.
"¿Por qué nos enteramos recién del pedido de conmutación de pena? ¿Por qué el Ministerio no dice si el informe médico tiene validez o no? Fujimori parece estar explorando varias salidas para lograr su liberación, pero aún hay un juicio oral pendiente por los crímenes de Pativilca (cometidos por el Grupo Colina, el destacamento del Ejército que cometió ejecuciones extrajudiciales en el gobierno de Fujimori). Tampoco el Ministerio de Salud consigna en sus normas legales la formación de esa junta médica", criticó la vocera de la principal red de organizaciones civiles de derechos humanos.
Carlos E. Cué
Jacqueline Fowks
Lima, El País
Pedro Pablo Kuczynski (PPK), el presidente de Perú, utilizó a última hora todos los mecanismos de poder para evitar que la oposición lograra los 87 votos que necesitaba para destituirlo por "permanente incapacidad moral". En los pasillos del Congreso peruano se instaló la idea de que podría salvarse por muy poco, pero la incertidumbre era total. En una sesión dramática después de una larga noche de negociaciones, PPK luchaba para seguir en el poder tras el escándalo por sus vinculaciones con el caso Odebrecht. Y para lograrlo apeló al antifujimorismo, el movimiento más poderoso de Perú, y pidió a los demás congresistas que no colaboren en el "golpe" del grupo del autócrata. "Está en sus manos salvar la democracia o hundirla por mucho tiempo", clamó.
Con gesto muy grave y entre aplausos de los pocos parlamentarios que le apoyan (solo tiene 18 propios) y el silencio de la enorme bancada fujimorista -71 de 130- Kuczynski entró en el Congreso para defenderse de las acusaciones y tratar de evitar su caída. Si le echaran, ocuparía su puesto el vicepresidente, Martín Vizcarra, un hombre de su confianza, pero si él y la otra vicepresidenta, Mercedes Araoz, rechazaran esa plaza, como han anunciado, ocuparía el poder el presidente del Congreso, Luis Galarreta, un hombre de Fujimori. Por eso Kuczynski apela a la izquierda del Frente Amplio y algunos parlamentarios de centro, que son claves para alcanzar la cifra de 87 que el fujimorismo no tiene por sí solo, para que no le entreguen el poder al grupo del autócrata que gobernó Perú entre 1990 y 2000, dio un autogolpe y aún está en la cárcel por corrupción.
"Vengo a enfrentar de pie y dando la cara una acusación falsa y ominosa, movida por un deseo inconstitucional de apartarme del poder por la fuerza de sus votos. Vengo a demostrar mi inocencia. Lo que está en juego es la democracia, que tanto le costó al Perú recuperar. El pueblo no perdona ni olvida. Todo en mi vida lo he logrado en base al esfuerzo y trabajo honesto. Vengo a decirles mirándoles a los ojos que no soy corrupto y no he mentido. Jamás he favorecido a ninguna empresa. No tengo nada de lo que avergonzarme, siempre he actuado conforme a la ley y a la ética", clamó Kuczynski antes de pasar a ofrecer detalles de las vinculaciones de su empresa con Odebrecht mientras él era ministro de Economía de Alejandro Toledo para tratar de demostrar que él no tenía nada que ver en esas gestiones. Su versión señala que él recibió los beneficios, porque era el propietario de la empresa, pero no hizo ninguna gestión ni se enteró de los contratos de asesoría con Odebrecht, porque cuando entró en política dejó la empresa en manos del chileno Gerardo Sepúlveda.
Nadie ha conseguido probar que hubo corrupción. Pero muchos creen que PPK mintió. Él dijo siempre que no tuvo ninguna relación profesional con Odebrecht. Cuando esta compañía detalló los contratos con la empresa de PPK, estalló el escándalo. Él niega haber mentido, dijo que nunca supo nada de esos contratos, pero pidió perdón por sus escasas explicaciones hasta ahora. "Lamento sinceramente no haber advertido antes, pero eso no me convierte en un corrupto ni supone una infracción a la Constitución. Comprendo que debería haber ofrecido un conjunto de documentos. No he sido suficiente prolijo, pero no soy corrupto. Pido a la nación sentidas disculpas por no explicar mi conducta profesional. Jamás le he mentido al pueblo peruano. Jamás he recibido un soborno. Jamás incurrí en un conflicto de intereses. Pero pido disculpas porque no supe explicar, no presté atención a las formas de la política. Debí advertir a tiempo el grave clima de ingobernabilidad. Sigo aprendiendo", dijo como resumen de su autocrítica.
Pero además del escándalo en sí, detrás hay un claro pulso de poder que él mismo ha calificado abiertamente de "golpe", hasta el punto de que ha pedido ayuda a la Organización de Estados Americanos. Por eso Kuczynski usa armas políticas y trata de repetir el mecanismo que le llevó a la presidencia del Perú hace solo un año y medio. PPK tenía las elecciones perdidas. Era un candidato muy preparado pero sin carisma, casi accidental, que estuvo a punto de no entrar en segunda vuelta. Pero entonces, cuando Keiko Fujimori ya paladeaba la victoria, se puso en marcha un mecanismo infalible en un país donde toda política desde hace 27 años gira en torno al mismo apellido: el antifujimorismo.
Hubo manifestaciones, intelectuales, analistas y periodistas influyentes echaron el resto para convencer a los peruanos de que debían evitar que Keiko Fujimori se hiciera con el poder. Hasta Veronika Mendoza, líder de izquierda, muy alejada de un ex banquero de inversión liberal como PPK, pidió el voto por él con el único objetivo de frenar a la hija de Fujimori. Y entre todos lograron lo que parecía imposible. Por solo 40.000 votos, en el último suspiro, Kuczynski ganó. Lo hizo gracias a un antifujimorismo en el que él nunca creyó, tanto que pidió el voto para la hija del autócrata en 2011. Pero ese antifujimorismo ajeno es la base de su limitado poder y de nuevo apela a él para salvarse de un intento de destitución. Kuczynski habla de "golpe" y trata de poner a los parlamentarios de la izquierda, los mismos que fueron claves para su victoria, frente a la responsabilidad de entregar el poder a los Fujimori si le echan a él.
De nuevo el Frente Amplio vuelve a ser la clave, el eje de la balanza. Los 20 congresistas de este grupo se dividieron en dos. Los fieles a Mendoza decidieron no apoyar la destitución de PPK. Entre los otros 10 hay dudas. En principio sí la respaldaron y promovieron, lo que hacía que sumados a los 70 del fujimorismo se acercaran peligrosamente a los 87. Wilbert Rozas, su portavoz, apuntó el voto a favor: "No somos el furgón de cola del fujimorismo, vamos a combatir la corrupción de derecha y de izquierda. No hay corruptos amigos y enemigos. En las calles se dicen que se vayan los corruptos, tenemos que limpiar el país. Las cárceles están llenas de pobres y no de quienes se llevan con carretillas el dinero del pueblo". Pero Marco Arana, el líder del grupo, pareció recular: "Kuczynski no es digno, pero tampoco podemos permitir que fujimorismo se haga con el poder. Votaremos en conciencia". Todo apunta a una abstención que haría ya casi imposible lograr los 87 votos necesarios para destituir al presidente, que se habría salvado de nuevo por el antifujimorismo.
Miguel Torres, de Fuerza Popular, el grupo de Fujimori, fue muy duro: "el primer servidor público decidió engañarnos. Estamos a un presidente de la república que mintió, que demostró su incapacidad para distinguir entre lo correcto y lo incorrecto. Son mentiras de Estado, ponen en evidencia que no puede seguir ocupando el cargo".
Los parlamentarios que hablaron en contra de la destitución no utilizaron argumentos de defensa de Kuczynski, sino sobre todo ataques a Fujimori. Varios recordaron que con fujimorismo en el poder se produjeron los mayores escándalos de corrupción de la historia reciente de Perú, hasta el punto de que aparecieron vídeos de sobornos a parlamentarios. Y recordaron que la hija, Keiko, también está implicada en el escándalo Odebrecht, que en Perú se ha llevado por delante a casi todos. En este país hay dos expresidentes en la cárcel -Fujimori y Ollanta Humala- uno fugado a EEUU -Toledo- y otro con graves sospechas -Alan García-. Desde que Fujimori y su autogolpe de 1992 acabó con los partidos peruanos, la política no se ha recuperado y vive pendiente de constantes inestabilidades que hacen que todos los presidentes abandonen el poder con una pésima valoración popular. Perú es un Saturno que devora a sus políticos, nadie se salva.
Kuczynski, que arrancó ya débil con esa victoria por la mínima y solo 18 diputados fieles, utilizó durante un año y medio la estrategia de apaciguamiento con el fujimorismo. Lo probó todo. Les concedió hasta cinco cabezas, las de los ministros que ellos forzaban a dimitir. Incluso se mostró dispuesto a conceder el indulto a Alberto Fujimori, el patriarca, en la cárcel por corrupción desde 2007. Precisamente mientras hablaba Kuczynski en el Congreso se dinfudía la noticia de que la junta médica se había mostrado favorable a ese indulto, que sería pues inminente. La familia Fujimori es tan compleja que la hija mayor, Keiko, está enfrentada con su padre y no quiere que lo indulten. Pero el segundo hijo, Kenji, se mantiene fiel al progenitor y negocia con PPK el indulto. Ambos batallan por el poder del partido. PPK ha buscado también esa división y sobre todo el apagaciguamiento, pero siempre fracasó. Por eso a última hora el presidente se concentró en utilizar un arma mucho más eficaz, la misma que le llevó al poder, el antifujimorismo que hará que muchos diputados se lo piensen varias veces antes de votar a favor de la destitución.
El factor sorpresa del indulto a Fujimori como elemento para desestabilizar
JACQUELINE FOWKS, Lima
Perú no sería tal si no surgiera un elemento imprevisto y distractivo en un momento de crisis política. Cuando el abogado de Kuczynski empezaba la defensa en la sesión del Parlamento, circuló en Twitter el informe de una junta médica que recomienda el indulto humanitario de Alberto Fujimori.
En medio de la sorpresa por el informe médico, circuló también en los medios la solicitud del propio Fujimori de conmutación de pena, recibida por la Comisión de Gracias el 15 de diciembre.
El informe de la junta médica recomienda el "indulto por razones humanitarias" y argumenta que "la reclusión es condicionante de la disminución del sistema inmunológico, el cual agrava negativamente (sic) para el control de la enfermedad neoplásica, pudiendo ser causa de nueva recidiva".
La noticia circuló rápidamente y generó comentarios dentro y fuera del Congreso donde se discutía la destitución del presidente, sobre todo entre las redes sociales. Ante el escándalo, el Ministerio de Justicia rápidamente tuiteó que el documento "no está en la Comisión de Gracias Presidenciales, por lo tanto el documento no existe para el sector", pero no dijo que fuera falso ni apócrifo. Todo parece indicar que fue por tanto una filtración no controlada por el Gobierno.
Una fuente del oficialismo señaló que se trataba de un documento no oficial, pero lo interpretaban como un intento de mostrar que hubiera una negociación entre Kuczynski y el fujimorismo. Ello podría inclinar los 20 votos de la izquierda, que siempre han rechazado este indulto, a aprobar el cese del presidente. Los votos de estos diputados son definitivos.
Ana María Vidal, secretaria ejecutiva adjunta de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, dijo a EL PAÍS que no había claridad sobre el documento porque el Ministerio de Justicia no había sido contundente al pronunciarse sobre él.
"¿Por qué nos enteramos recién del pedido de conmutación de pena? ¿Por qué el Ministerio no dice si el informe médico tiene validez o no? Fujimori parece estar explorando varias salidas para lograr su liberación, pero aún hay un juicio oral pendiente por los crímenes de Pativilca (cometidos por el Grupo Colina, el destacamento del Ejército que cometió ejecuciones extrajudiciales en el gobierno de Fujimori). Tampoco el Ministerio de Salud consigna en sus normas legales la formación de esa junta médica", criticó la vocera de la principal red de organizaciones civiles de derechos humanos.