Nochevieja 2017 llena de tradiciones cosmopolitas

La rutina de las uvas y el cotillón pierde adeptos al inicio de la mayoría de edad del siglo XXI y los gana brindar en un viaje y con las costumbres del destino

Alberto López
El País
Nochevieja y Año Nuevo son dos momentos mágicos llenos de costumbres y rutinas que hemos vivido desde niños. Como todo lo que rodea a las fiestas navideñas, la ilusión y la manera de celebrarlas cambian con la edad, pero nadie puede negar el especial simbolismo de despedir un año, con sus experiencias buenas y malas, y recibir al nuevo año, del que siempre esperamos lo mejor.


De vivir el fin de año en familia pasamos a celebrar la Nochevieja con los amigos, y de ahí a hacerlo con la pareja o parejas de amigos, antes de regresar al principio para volver a estar en casa con nuestros hijos. Uvas, televisión, cotillón, concierto de Año Nuevo desde Viena, saltos de esquí… una rutina que poco a poco se va cambiando por escapadas y viajes según la edad y la economía: desde casas rurales y cruceros, hasta viajes exóticos para recibir el año en las antípodas, todo vale con tal de creer que el año será mejor cuanto mejor comience.

Y es precisamente en esa idea en la que se basan todas las tradiciones que tienen que ver con la magia, la suerte, la salud y el amor… aunque varían entre unas culturas y otras. Sin embargo, estas celebraciones que antes eran muy llamativas por el desconocimiento que teníamos, se han convertido en simpáticas y hasta son imitadas dentro de la aldea global en la que vivimos a golpe de clic digital.

En España el recibimiento al año nuevo va unido a las tradicionales doce campanadas acompañadas por las uvas de la suerte. Pero que no te engañen, que su origen no está precisamente en un excedente de fruta a principios del siglo pasado, ya que varias décadas antes los periódicos de la época ya se hacían eco de la iniciativa, al principio no muy bien vista, pero que acabó convirtiéndose en icono nacional de este día con el marco de la Puerta del Sol y la televisión en directo.

Junto a las uvas del día 31, las carreras de San Silvestre también forman parte del acervo de esta jornada, aunque la moda de correr ya no distingue ni horas, ni días ni modalidades. Tampoco falta la superstición de llevar alguna prenda interior roja para atraer el amor, ni sumergir una pieza de oro en la copa con la que brindaremos como símbolo de atracción del dinero y suerte para el año que comienza.

Pero cuando eso ocurra en la medianoche, la isla Kiritimati, en el archipiélago de Kiribati -océano Pacífico- y que en castellano se traduciría como isla Navidad, llevará ya 13 horas en el nuevo año al ser el primer huso horario del planeta en recibir al Año Nuevo, aunque desde el 2011 comparte ese privilegio con las islas de Samoa y Tokelau, ya que sus respectivos gobiernos decidieron adelantar su horario en 60 minutos.

Nuestros países vecinos guardan ciertas similitudes con nosotros, y así, en Portugal despiden el año con el pavo como plato estrella y con pasas. En algunos lugares los espectáculos pirotécnicos son los protagonistas de la fiesta, como en Madeira, que desde 2006 está en el ‘Libro Guinness de los Records’ por este motivo.

En Italia no puede faltar cenar un plato de lentejas para despedir el año porque se piensa que así el nuevo vendrá cargado de abundancia y dinero. La tradición, que data de la Antigua Roma, llevó a usar estas legumbres como símbolo de las monedas, y así cuantas más lentejas se coman, más riqueza se tendrá. También viene de Italia la simbología de llevar la ropa interior de color rojo.

En Francia lo más destacado es la cena familiar, que se conoce como ‘Réveillon de la Saint-Sylvestre’, y que sirve para unir a la familia y a los amigos en la última noche del año.

En Austria y Alemania la tradición de este día la marca fundir una pieza de plomo al calor de una vela. Cuando se consigue, el plomo se sumerge en un cubo de agua fría para que vuelva a recuperar consistencia y, en función de la forma que coja, se hace una predicción de lo que deparará el nuevo año. Esta costumbre recibe el nombre de 'Bleigiessen' que, traducido, significa adivinación a través de los metales. En el país germano también se deja comida en el plano en la cena de Nochevieja pensando que así se asegura una despensa llena a lo largo del siguiente año.

En Reino Unido la famosa puntualidad británica no podía faltar en esta fecha, aunque es una obviedad teniendo en cuenta que todo el mundo se rige este día, más que ningún otro, por las manecillas del reloj. Allí el ‘first footing’ se ha convertido en una tradición, y es que es así como se conoce a la práctica de llegar el primero a visitar a familiares o amigos después de las 12 campanadas, aunque por primera vez en la historia reciente no será el Big Ben quien las dé por las obras de restauración que lo tendrán en silencio hasta 2021. Si además, esa primera visita del año va acompañada de algún regalo, como dinero o comida, se asegura que no faltará nada de eso durante los siguientes 12 meses.

Las familias en Escocia intentan asegurarse hoy que la primera persona que entre en la casa después de la medianoche sea un hombre apuesto, alto y de pelo negro. Estas son las características relacionadas con la suerte, así que el primer hombre que entra en otra vivienda determinará la fortuna de la familia en el nuevo año, que siempre será buena si el hombre en cuestión llega con whisky debajo del brazo como regalo.

En Irlanda, quienes buscan éxito en el amor durante el nuevo año ponen debajo de su almohada una baya o un muérdago antes de irse a dormir, así que los solteros son los más fervientes practicantes de esta tradición con la esperanza de encontrar pareja.

Pero para costumbres llamativas las que tienen lugar en Dinamarca, donde se arrojan platos en la entrada de la casa de los vecinos a la medianoche. La creencia otorga más amigos y más suerte para el año nuevo a la familia que más platos rotos encuentre en la puerta de su casa. Asimismo, es tradición subirse a una silla con la primera campanada de Nochevieja y terminar saltando de ella con la última para atraer la fortuna.

La tradición en Rusia, tal vez por el frío, es más sencilla aunque tiene relación con la bebida para entrar en calor. Allí se escribe un deseo en un papel con la condición de quemarlo y arrojarlo a la copa de la bebida con la que se brinda antes del primer minuto del nuevo año para que se cumpla.

En América las tradiciones son de lo más variadas que se puedan imaginar. Las influencias ancestrales de poblaciones indígenas se mezclan con la superstición y los buenos deseos de siempre. En Uruguay, por ejemplo, la costumbre de esta noche consiste en tirar un cubo de agua por la ventana para lanzar con él las posibles malas vibraciones de la vivienda y dejarla limpia de estas energías para el Año Nuevo.

Determinadas zonas de México, Venezuela, Ecuador y Perú tienen la costumbre de elaborar un muñeco con trapos viejos y rellenarlo incluso con cohetes y petardos en algunos casos, para después prenderle fuego y simbolizar de esta manera la quema de lo malo que ha habido durante el año que dejamos atrás. Algunos de estos muñecos pueden medir varios metros de altura.

El color de la ropa interior también tiene mucho significado este día en algunos países, de tal manera que utilizar ropa interior amarilla significa asegurar un nuevo año lleno de mucha prosperidad, como ocurre en Venezuela y Colombia, y que ésta sea rosa significa lo mismo, aunque solo en Argentina.

En algunos países de América del Sur, como Colombia y México, las familias salen de casa a medianoche con una maleta de viaje vacía y se dan la vuelta a la manzana para asegurar un año nuevo lleno de muchos viajes. En el país cafetero el año nuevo se recibe de pie y se da un portazo para alejar del hogar los malos espíritus. En estos países, la suerte en el amor para el nuevo año se invoca besando y abrazando primero los miembros de la familia del sexo opuesto.

La tradición en Brasil viene marcada por el blanco y la playa como atuendo y escenario de la celebración, respectivamente. Allí se salta sobre siete olas y se dejan pequeños barcos con velas y flores en el mar con la intención de que éste se lo lleve como señal de buena suerte para el año recién estrenado.

En Estados Unidos todo se confía a la fiesta y al consumismo, con conciertos de celebridades de la música en lugares emblemáticos como Times Square y besos a las personas amadas en primer lugar como garantía de amor asegurado en el nuevo año.

Las antípodas tienen en el ruido de Australia un elemento clave y diferenciador para recibir el año en este país. Silbidos, el claxon de los coches, palmadas… y, por supuesto, los fuegos artificiales después de pasar el día en la playa o en el campo rodeados de familiares y amigos. Todas las miradas apuntan por la noche a Sydney, donde tiene lugar un espectáculo pirotécnico en un escenario de lujo, envolviendo la famosa ópera y el Puente de la Bahía de la metrópolis australiana.

En las Filipinas las figuras circulares significan prosperidad, así que en Año Nuevo los filipinos se visten con ropa que contenga dibujos de lunares y llenan sus bolsillos con monedas o comen frutas redondas para atraer la abundancia y el éxito en el nuevo año.

Japón representa una de las singularidades de la Nochevieja en el mundo, ya que no son 12 sino 108 las campanadas que tañen en los templos budistas de este país para librarse del mal en el nuevo periodo. La tradición se llama ‘joya no kane’ y simboliza que con cada tañido desaparece cada uno de los 108 pecados innatos del ser humano. Además, antes de entrar en el nuevo año también se realiza una limpieza de la casa a fondo, denominada ‘osoji’, para echar fuera la mala suerte, y es una tradición que se también se traslada a las oficinas e incluso a la universidad para deshacerse de lo que no sirve y recibir el año nuevo limpio y renovado por dentro y por fuera. Los fideos como cena complementan este día para significar una larga vida.

En África el colorido y los bailes a ritmo de tambores están muy presentes en el cambio de año. En la capital de Egipto, El Cairo, se mantiene una tradición que consiste en que el año no comienza hasta que no aparece en el cielo la nueva luna creciente. Por este motivo, muchas personas de esa ciudad acuden a la mezquita de Alabastro para observar la noche. Una vez que sale la luna, el líder religioso proclama oficialmente el nuevo año. Esa noche todo el mundo viste de forma especial, incluso las mujeres llevan vestidos de colores más vistosos aún de lo habitual.

Los sudafricanos reciben el Año Nuevo junto al carnaval el 2 de enero. Grupos de danza y coros recorren las calles de Ciudad del Cabo con disfraces multicolores. El desfile recuerda el Día de la Emancipación y congrega a más de 100.000 espectadores.

En Malí, país de mayoría musulmana, es una tradición comer pollo en la noche de fin de año. Mientras que en otros festejos se sacrifican ovejas, en las celebraciones de fin de año se consumen aves de corral, muy valoradas y un lujo para muchos en la zona de África occidental.

Estos son solo algunos ejemplos de la diversidad de celebraciones que existen en los cinco continentes para dar la bienvenida al nuevo año, pero lo más importante en cualquier fiesta importante es brindar por tener salud, porque sin ella todo lo demás que se pida y nos depare el nuevo año carecerá de sentido. Celebrar la vida es, por tanto el mejor regalo que podemos hacernos en una noche como hoy. ¡Feliz 2018!

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