JUAN ESLAVA GALÁN: “Con la independencia, el Barça se iría a la ruina en dos años”
Juan Eslava Galán observa lo que le rodea con mirada analítica y cara de guasa y luego escribe una enciclopedia certera y divertida.
A. Mérida / G. Pose
As
Le diré que estamos fascinados con su último libro, ‘La enciclopedia Eslava’, llena de mitos y secretos. ¿De dónde salió la iniciativa?
Como yo soy un tío que intento ser cachondo, cuando me reúno con los amigos o me escribo con los lectores, les cuento historias que he investigado y que me gustan. Son cosas serias pero con un punto mágico y divertido. Me animaron a ponerlas por escrito y ahí están. Con un título cachondo, por cierto, en el que juego con el nombre de la editorial que me publica.
Leyéndolo a uno se le ocurre que haría buena falta hacer una ‘Enciclopedia Eslava del fútbol’ con esa facilidad que tiene para desentrañar secretos.
Tengo mi anecdotario preparado, no se crea, y tengo bien estudiado el papel que juega el fútbol en la sociedad. Nací en el 48 en un pequeño pueblo de Jaén. Entonces no había gran afición por el fútbol. Teníamos otras aficiones como tirarnos piedras y otros juegos más bien brutales. A los 9 años fui a los Maristas y allí la gente sí sabía jugar al fútbol y eran forofos del Real Jaén. A mí me ponían de portero.
¿Y llegó a jugar?
No, donde sí llegué a hacer mis pinitos fue con la esgrima. No se me daba nada mal. Hasta que un día me trajeron a Madrid a participar en un campeonato y no fui capaz de hacer un tocado. La consiguiente frustración me llevó a convertirme definitivamente en un deportista de sillón de oreja.
¿Simpatía por algún equipo de fútbol?
Cuando yo vivía en Jaén, el Jaén estaba en Primera, aunque ahora eso parezca ciencia ficción. Todavía me acuerdo del himno: “Real Jaén, Real Jaén, no hay equipo que le venza”…Recuerdo una anécdota. Cuando el equipo iba a bajar a Tercera, en un partido en el estadio de la Victoria, el entonces entrenador Antoñete pidió que se pusiera el himno para enardecer al público y resulta que el disco se rayó en la frase “no hay equipo, no hay equipo” y aquello se convirtió en un cachondeo memorable. En fin, fue una época muy mala para el fútbol de mi tierra.
¿Y ahora?
Se puede decir que ahora soy del Madrid. Y en parte gracias a un personaje, Zidane, del cual por cierto tenía yo muy mala opinión después de haberle visto dar un cabezazo a otro en la final de un Mundial. Sin embargo, ahora le veo como entrenador, sigo sus ruedas de prensa y me parece que todo lo dice es de lo más sensato. Me gusta.
¿Cuál es el futbolista más literario que ha visto?
En mi juventud había dos ídolos que eran Kubala y Di Stéfano y parecía que nadie en la historia del fútbol podría hacerles sombra. Sin embargo, no hace mucho tiempo me dieron un premio en Nápoles y el taxista que me recogió en el aeropuerto llevaba una especie de altarcito en el coche con una imagen de Maradona. Me quedé impresionado de la adoración casi religiosa que se le tiene allí. Han encerrado al mito en su época gloriosa y no han tenido en cuenta la posterior época más negra. Como dicen los clásicos, uno debería morirse a tiempo para no estropear su imagen. Pero allí han suspendido la imagen y la han dejado congelada, en el mejor de los tiempos. Me impresionó, porque de esa adoración por Maradona participa gente de lo más sensata. Es increíble la fe que se ganó allí sin ser su país de origen.
El que Italia se haya quedado fuera del próximo Mundial de fútbol tiene que ser algo así como un colapso nacional.
Tengo observado que el aficionado identifica mucho la cuestión nacional con el fútbol. Y vemos que puede ser un apoyo para gente, como los argentinos, que a veces tienen sus dudas sobre la viabilidad de su país y sin embargo, le tienen una fe inquebrantable a su equipo. Para una sociedad tan apasionada como la italiana tiene que ser una tragedia.
¿Y de dónde cree que viene ese frenesí violento que no desaparece del fútbol?
Hay gente que es violenta, pero sólo se atreve a demostrarlo en el fútbol, y me estoy refiriendo a los hooligans ingleses que por separado suele ser gente de lo más normal. Pero cuando se juntan en manada, les queda ese regusto tribal del ser humano y se manifiesta la violencia. Además, el fútbol refleja muchos problemas sociales. Y en Inglaterra está claro que desde hace tres generaciones cada vez se vive peor. El fútbol recibe muchas influencias.
Su último libro está lleno de sorpresas. ¿Es verdad que en la antigüedad fuimos caníbales?
Sí, desde luego. Y cuando nos ponen en el disparadero lo seguimos siendo. El hambre es muy mala, pero cuando uno tiene hartazgo no piensa en eso. Pero sí, en la antigüedad hemos sido caníbales, incluso algunas veces por motivos religiosos.
Oiga, ¿y lo del derecho de pernada y el cinturón de castidad fueron mitos?
Y tanto. El cinturón se lo ponían a señoras muertas porque los enterradores a veces abusaban de las difuntas. Y el derecho de pernada era un impuesto que consistía en que de cada res que matabas, le tenías que dar una pata o un jamón al señor. Otra cosa es el acoso sexual. El que el poderoso se haya acostado con quien quisiera, eso por desgracia ha existido siempre.
En la antigüedad, ¿qué deporte ocupaba el papel del fútbol actual?
Hubo momentos de enorme pasión por las carreras de cuadrigas. Toda cultura se manifiesta en el juego. O el juego determina la cultura. Lo que pasa es que el juego cambia con el tiempo. En Roma, las luchas de gladiadores eran una institución casi deportiva. Había equipos, entrenadores y forofos. Las escuelas de gladiadores eran como clubes y había luchadores casi míticos a los que las fans les acosaban.
A los romanos lo del circo les apasionaba.
Además tenían mucho tiempo libre. Trabajaban por la mañana y se dedicaban a sus negocios y la tarde era para estar con los amigos, ir al circo o a los baños que era como ir al casino. Les gustaba reunirse a comer y lo hacían durante horas y luego había un espectáculo ofrecido por unas chicas que eran mezcla de bailarinas, artistas y putas.
No vivían nada mal.
Sí, ya le digo que allí en Roma los únicos que trabajaban de sol a sol eran los esclavos. Además para que el pueblo estuviera contento les daban la nona, que era un reparto de trigo y en un momento posterior de aceite. El espectáculo, es decir el circo, era gratis y vivir en la ciudad era muy fácil.
También en su libro habla usted del gran secreto que tuvo Colón para descubrir América.
Se conoce pero no se ha desentrañado. Colón sabía a qué distancia de la isla canaria de El Hierro había tierra y que era mucho menos distancia de lo que se pensaba. Lo que no sabía es que era América. Pero ¿por qué sabía que había tierra? ¿quién se lo había dicho? Ese era el gran secreto de Colón.
Hay muchas leyendas negras sobre la conquista de América.
Son mitos que hay que derribar. La conquista más humana fue la española. Isabel la Católica le dijo a Colón que no esclavizase a nadie porque eran súbditos de la corona. Eso no quita que allí se hicieran barbaridades. Hubo una mortandad enorme cuando llegaron los españoles porque contagiaron a los indios enfermedades europeas para las que ellos no tenían defensas. A cambio nos regalaron la sífilis, algo que no teníamos en Europa.
Lo que está ocurriendo en Cataluña también da para una enciclopedia.
Como decía Ortega, Cataluña es un problema que no se puede resolver sino que hay que conllevarlo. Si tu estás bajo de defensas llegan las enfermedades y cuando España está baja de defensas se le manifiesta la enfermedad catalana. En medio de la crisis y cuando se habló del rescate, el nacionalismo catalán se exacerbó. A lo largo de la historia ha pasado siempre lo mismo. En momentos de crisis se disparaba el asunto catalán. Dentro de un par de años el incidente actual lo veremos con distancia y habrá que esperar hasta la próxima.
En esto de la independencia, también ha jugado un papel el equipo de fútbol.
El deporte no se puede mezclar con la política excluyente y el Barça se ha mezclado. Es un problema que tienen que resolver ellos. Todos conocemos muchos aficionados que se han sentido más que incómodos con la postura del Barça en este asunto. Todo el mundo sabe que con el independentismo el Barcelona se iría a la ruina en dos años.
¿Por qué tanta gente se ha creído el discurso del independentismo?
Han estado inmersos en una burbuja propagandística. Pero sobre todo una persona puede ser muy inteligente pero las cosas que no son de pensar sino de sentir te arrastran. Y esto es un sentimiento y no un pensamiento y por tanto no puedes razonar con ellos. Ante el sentimiento no hay razonamiento posible. Se han creído sus propias mentiras.
¿Cómo se llega a escribir más de cincuenta libros, algunos enciclopédicos?
Mantengo siempre la misma rutina. Pienso además que para que el trabajo funcione, lo mejor es adoptar rutinas, porque entonces no te cuesta trabajo. Si quiere le cuento.
Adelante.
Me levanto cuando despierto, hoy a las cinco de la mañana pero en verano a lo mejor a las tres y media o las cuatro. Me levanto y me pongo a trabajar. Sobre las siete se levanta mi mujer, entonces hace un café y desayunamos juntos. Después me ducho y me pongo a trabajar hasta las once. Entonces voy al mercado a comprar porque en muchas ocasiones el que cocina soy yo. Hago la comida y comemos a la una. Trabajo y vemos el telediario y me quedo roque. Normalmente se me pasan los deportes. Cuando despierto me pongo a trabajar otra vez y cuando anochece salgo a dar una vuelta. Vemos alguna serie y sobre las once me acuesto. Y cada tres meses vamos al cine. Esa es mi rutina. Vida social no tengo. Me gusta leer, estudiar y escribir. Y cuando veo que mi mujer está como muy nerviosa, entonces le propongo un viaje que curiosamente suele coincidir con un sitio donde necesito documentarme.
A. Mérida / G. Pose
As
Le diré que estamos fascinados con su último libro, ‘La enciclopedia Eslava’, llena de mitos y secretos. ¿De dónde salió la iniciativa?
Como yo soy un tío que intento ser cachondo, cuando me reúno con los amigos o me escribo con los lectores, les cuento historias que he investigado y que me gustan. Son cosas serias pero con un punto mágico y divertido. Me animaron a ponerlas por escrito y ahí están. Con un título cachondo, por cierto, en el que juego con el nombre de la editorial que me publica.
Leyéndolo a uno se le ocurre que haría buena falta hacer una ‘Enciclopedia Eslava del fútbol’ con esa facilidad que tiene para desentrañar secretos.
Tengo mi anecdotario preparado, no se crea, y tengo bien estudiado el papel que juega el fútbol en la sociedad. Nací en el 48 en un pequeño pueblo de Jaén. Entonces no había gran afición por el fútbol. Teníamos otras aficiones como tirarnos piedras y otros juegos más bien brutales. A los 9 años fui a los Maristas y allí la gente sí sabía jugar al fútbol y eran forofos del Real Jaén. A mí me ponían de portero.
¿Y llegó a jugar?
No, donde sí llegué a hacer mis pinitos fue con la esgrima. No se me daba nada mal. Hasta que un día me trajeron a Madrid a participar en un campeonato y no fui capaz de hacer un tocado. La consiguiente frustración me llevó a convertirme definitivamente en un deportista de sillón de oreja.
¿Simpatía por algún equipo de fútbol?
Cuando yo vivía en Jaén, el Jaén estaba en Primera, aunque ahora eso parezca ciencia ficción. Todavía me acuerdo del himno: “Real Jaén, Real Jaén, no hay equipo que le venza”…Recuerdo una anécdota. Cuando el equipo iba a bajar a Tercera, en un partido en el estadio de la Victoria, el entonces entrenador Antoñete pidió que se pusiera el himno para enardecer al público y resulta que el disco se rayó en la frase “no hay equipo, no hay equipo” y aquello se convirtió en un cachondeo memorable. En fin, fue una época muy mala para el fútbol de mi tierra.
¿Y ahora?
Se puede decir que ahora soy del Madrid. Y en parte gracias a un personaje, Zidane, del cual por cierto tenía yo muy mala opinión después de haberle visto dar un cabezazo a otro en la final de un Mundial. Sin embargo, ahora le veo como entrenador, sigo sus ruedas de prensa y me parece que todo lo dice es de lo más sensato. Me gusta.
¿Cuál es el futbolista más literario que ha visto?
En mi juventud había dos ídolos que eran Kubala y Di Stéfano y parecía que nadie en la historia del fútbol podría hacerles sombra. Sin embargo, no hace mucho tiempo me dieron un premio en Nápoles y el taxista que me recogió en el aeropuerto llevaba una especie de altarcito en el coche con una imagen de Maradona. Me quedé impresionado de la adoración casi religiosa que se le tiene allí. Han encerrado al mito en su época gloriosa y no han tenido en cuenta la posterior época más negra. Como dicen los clásicos, uno debería morirse a tiempo para no estropear su imagen. Pero allí han suspendido la imagen y la han dejado congelada, en el mejor de los tiempos. Me impresionó, porque de esa adoración por Maradona participa gente de lo más sensata. Es increíble la fe que se ganó allí sin ser su país de origen.
El que Italia se haya quedado fuera del próximo Mundial de fútbol tiene que ser algo así como un colapso nacional.
Tengo observado que el aficionado identifica mucho la cuestión nacional con el fútbol. Y vemos que puede ser un apoyo para gente, como los argentinos, que a veces tienen sus dudas sobre la viabilidad de su país y sin embargo, le tienen una fe inquebrantable a su equipo. Para una sociedad tan apasionada como la italiana tiene que ser una tragedia.
¿Y de dónde cree que viene ese frenesí violento que no desaparece del fútbol?
Hay gente que es violenta, pero sólo se atreve a demostrarlo en el fútbol, y me estoy refiriendo a los hooligans ingleses que por separado suele ser gente de lo más normal. Pero cuando se juntan en manada, les queda ese regusto tribal del ser humano y se manifiesta la violencia. Además, el fútbol refleja muchos problemas sociales. Y en Inglaterra está claro que desde hace tres generaciones cada vez se vive peor. El fútbol recibe muchas influencias.
Su último libro está lleno de sorpresas. ¿Es verdad que en la antigüedad fuimos caníbales?
Sí, desde luego. Y cuando nos ponen en el disparadero lo seguimos siendo. El hambre es muy mala, pero cuando uno tiene hartazgo no piensa en eso. Pero sí, en la antigüedad hemos sido caníbales, incluso algunas veces por motivos religiosos.
Oiga, ¿y lo del derecho de pernada y el cinturón de castidad fueron mitos?
Y tanto. El cinturón se lo ponían a señoras muertas porque los enterradores a veces abusaban de las difuntas. Y el derecho de pernada era un impuesto que consistía en que de cada res que matabas, le tenías que dar una pata o un jamón al señor. Otra cosa es el acoso sexual. El que el poderoso se haya acostado con quien quisiera, eso por desgracia ha existido siempre.
En la antigüedad, ¿qué deporte ocupaba el papel del fútbol actual?
Hubo momentos de enorme pasión por las carreras de cuadrigas. Toda cultura se manifiesta en el juego. O el juego determina la cultura. Lo que pasa es que el juego cambia con el tiempo. En Roma, las luchas de gladiadores eran una institución casi deportiva. Había equipos, entrenadores y forofos. Las escuelas de gladiadores eran como clubes y había luchadores casi míticos a los que las fans les acosaban.
A los romanos lo del circo les apasionaba.
Además tenían mucho tiempo libre. Trabajaban por la mañana y se dedicaban a sus negocios y la tarde era para estar con los amigos, ir al circo o a los baños que era como ir al casino. Les gustaba reunirse a comer y lo hacían durante horas y luego había un espectáculo ofrecido por unas chicas que eran mezcla de bailarinas, artistas y putas.
No vivían nada mal.
Sí, ya le digo que allí en Roma los únicos que trabajaban de sol a sol eran los esclavos. Además para que el pueblo estuviera contento les daban la nona, que era un reparto de trigo y en un momento posterior de aceite. El espectáculo, es decir el circo, era gratis y vivir en la ciudad era muy fácil.
También en su libro habla usted del gran secreto que tuvo Colón para descubrir América.
Se conoce pero no se ha desentrañado. Colón sabía a qué distancia de la isla canaria de El Hierro había tierra y que era mucho menos distancia de lo que se pensaba. Lo que no sabía es que era América. Pero ¿por qué sabía que había tierra? ¿quién se lo había dicho? Ese era el gran secreto de Colón.
Hay muchas leyendas negras sobre la conquista de América.
Son mitos que hay que derribar. La conquista más humana fue la española. Isabel la Católica le dijo a Colón que no esclavizase a nadie porque eran súbditos de la corona. Eso no quita que allí se hicieran barbaridades. Hubo una mortandad enorme cuando llegaron los españoles porque contagiaron a los indios enfermedades europeas para las que ellos no tenían defensas. A cambio nos regalaron la sífilis, algo que no teníamos en Europa.
Lo que está ocurriendo en Cataluña también da para una enciclopedia.
Como decía Ortega, Cataluña es un problema que no se puede resolver sino que hay que conllevarlo. Si tu estás bajo de defensas llegan las enfermedades y cuando España está baja de defensas se le manifiesta la enfermedad catalana. En medio de la crisis y cuando se habló del rescate, el nacionalismo catalán se exacerbó. A lo largo de la historia ha pasado siempre lo mismo. En momentos de crisis se disparaba el asunto catalán. Dentro de un par de años el incidente actual lo veremos con distancia y habrá que esperar hasta la próxima.
En esto de la independencia, también ha jugado un papel el equipo de fútbol.
El deporte no se puede mezclar con la política excluyente y el Barça se ha mezclado. Es un problema que tienen que resolver ellos. Todos conocemos muchos aficionados que se han sentido más que incómodos con la postura del Barça en este asunto. Todo el mundo sabe que con el independentismo el Barcelona se iría a la ruina en dos años.
¿Por qué tanta gente se ha creído el discurso del independentismo?
Han estado inmersos en una burbuja propagandística. Pero sobre todo una persona puede ser muy inteligente pero las cosas que no son de pensar sino de sentir te arrastran. Y esto es un sentimiento y no un pensamiento y por tanto no puedes razonar con ellos. Ante el sentimiento no hay razonamiento posible. Se han creído sus propias mentiras.
¿Cómo se llega a escribir más de cincuenta libros, algunos enciclopédicos?
Mantengo siempre la misma rutina. Pienso además que para que el trabajo funcione, lo mejor es adoptar rutinas, porque entonces no te cuesta trabajo. Si quiere le cuento.
Adelante.
Me levanto cuando despierto, hoy a las cinco de la mañana pero en verano a lo mejor a las tres y media o las cuatro. Me levanto y me pongo a trabajar. Sobre las siete se levanta mi mujer, entonces hace un café y desayunamos juntos. Después me ducho y me pongo a trabajar hasta las once. Entonces voy al mercado a comprar porque en muchas ocasiones el que cocina soy yo. Hago la comida y comemos a la una. Trabajo y vemos el telediario y me quedo roque. Normalmente se me pasan los deportes. Cuando despierto me pongo a trabajar otra vez y cuando anochece salgo a dar una vuelta. Vemos alguna serie y sobre las once me acuesto. Y cada tres meses vamos al cine. Esa es mi rutina. Vida social no tengo. Me gusta leer, estudiar y escribir. Y cuando veo que mi mujer está como muy nerviosa, entonces le propongo un viaje que curiosamente suele coincidir con un sitio donde necesito documentarme.