Fallece Aharon Shteinman, último gran rabino de una era ultraortodoxa

Cientos de miles de judíos ultrarreligiosos despiden a su influyente líder espiritual en Israel


Juan Carlos Sanz
Jerusalén, El País
En un inmenso, negro cortejo, cientos de miles de judíos ultraortodoxos despidieron este martes al rabino Aharon Yehuda Leib Shteinman, su líder espiritual, fallecido la madrugada anterior a los 104 años. Pese a no haber ocupado altos cargos en el escalafón del rabinato ni desempeñado puestos políticos, Shteinman influyó durante décadas en el sesgo de sucesivos Gobiernos de coalición de Israel como jefe del consejo de sabios del Degel Ha Torá, un minúsculo partido ultrarreligioso.


El masivo funeral en su honor en Bnei Brak, suburbio convertido en feudo de los temerosos de Dios en la profana aglomeración de Tel Aviv, puso de relieve su figura de gadol hador, el más reverenciado rabino de su generación, de acuerdo con la nota necrológica que le dedicó el diario Haaretz. Conocido en vida por su modestia, prohibió antes de morir cualquier ceremonia fúnebre extraordinaria y pidió ser enterrado en una simple tumba del cementerio municipal de su distrito.

Shteinman solo era el guía espiritual de la llamada rama askenazi lituana, pero sus prédicas y estudios teológicos rompieron barreras con los ritos oriental y sefardí del judaísmo y se convirtieron en faro moral de los 900.000 jaredíes del Estado hebreo —un 11% de la población israelí, que en tres décadas habrán triplicado su presencia en el censo— y para otros cientos de miles en Estados Unidos, Francia y el resto de la diáspora.

Nacido en 1912 en Kamyanyets, en lo que hoy es Bielorrusia y entonces se situaba a caballo entre Lituania y Polonia, sobrevivió al Holocausto que erradicó a toda su familia gracias a haberse exiliado en Suiza. Después de la Segunda Guerra Mundial emigró a la Palestina bajo mandato británico y se instaló con el nacimiento del Estado de Israel en Bnei Brak, donde vivió el resto de su vida.

Atento a los complejos equilibrios de un Gabinete a seis bandas, en el que el movimiento Degel es facción principal dentro del partido coaligado Unión Torá y Judaísmo, el panegírico de Benjamín Netanyahu sonó como uno de los más emocionados de Israel. “Fue un maestro para generaciones enteras de estudiantes que portarán la antorcha de la Torá con orgullo”, declaró el primer ministro en un comunicado.

Desde hace más de tres decenios Shteinman sentaba las directrices educativas de su comunidad. En público mantenía un discurso rigorista y proclamaba que la Torá era la única fuente de conocimiento. Pero quienes le conocían de cerca aseguran que fue ante todo un pragmático empeñado en preservar las tradiciones de su comunidad religiosa en medio de la acelerada modernización y transformación social de Israel. Su consenso tácito al alistamiento de ultraortodoxos en el Ejército le granjeó la enemistad de los sectores jaredíes más extremistas, que se echaron a la calle contra su reclutamiento.

Con su muerte parece empezar a extinguirse un oscuro mundo de antaño. Algunos ultraortodoxos israelíes no solo cumplen el servicio militar —en unidades reservadas a los religiosos— sino que también osan navegar por Internet y manejar un teléfono móvil inteligente.

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