El SPD vota a favor de negociar con Merkel y evitar nuevas elecciones
El líder socialdemócrata alemán defiende unos “Estados Unidos de Europa” en el primer congreso del partido tras la derrota electoral
Ana Carbajosa
Berlín, El País
La socialdemocracia alemana ha aparcado sus intereses de partido en aras de la gobernabilidad del país. El SPD ha apoyado la propuesta de su líder para entablar negociaciones con el partido de la canciller, Angela Merkel (CDU), con vistas a la formación de un Gobierno en Alemania y ha respaldado también con una amplia mayoría de votos el liderazgo de Martin Schulz. Los 600 delegados reunidos en un congreso federal crucial celebrado en Berlín permiten a Schulz negociar con Merkel, sin excluir de entrada la opción de formar una nueva gran coalición, como pedía la ejecutiva del partido y rechazaban las juventudes del SPD.
La reticencia a reeditar una alianza como con la que gobernaban hasta ahora con el bloque conservador de Merkel (2005-2209 y 2013-2017) y que tan malos resultados les ha reportado es todavía notable. Pero la presión arrecia desde hace semanas para que el SPD llegue a un entendimiento con el partido de la canciller, con el objetivo de evitar nuevas elecciones y de que la primera economía europea eche por fin a andar y forme un Gobierno dos meses y medio después de unas elecciones que ganó Merkel, pero sin mayoría suficiente como para poner en pie un Ejecutivo. Un gobierno de minoría con apoyos puntuales es otra de las opciones que baraja el SPD, con la idea de evitar una repetición de elecciones, de la que el electorado probablemente les culparía. Schulz tiene ahora vía libre para negociar de forma “constructiva” y “sin precondiciones”, aunque si cualquier acuerdo de Gobierno deberá ser ratificado por los militantes.
Los delegados votaron también la continuidad de Schulz como presidente del partido, a pesar del batacazo electoral de septiembre. El 81,9% de los votos obtenidos, un resultado a primera vista un gran éxito, contrasta sin embargo con el entusiasmo que en marzo encumbró a Schulz como líder del SPD con el 100% de los votos.
Schulz se ha esforzado en este congreso por cambiar el paso y reemplazar el debate sobre gran coalición sí o no por uno de grandes ideas y contenidos. En un apasionado discurso de más de una hora, Schulz pidió un nuevo comienzo para su partido, unos "Estados Unidos de Europa" protegidos por un tratado constitucional y el apoyo a los delegados para sentarse a negociar con la canciller sin precondiciones. “Lo importante no es gobernar a cualquier precio. La clave son los resultados que logremos [para los ciudadanos]”, dijo. “Lo importante es el contenido y no la forma”. Pero en las intervenciones de los delegados y en los pasillos no se hablaba de otra cosa. Groko sí o groko no (el acrónimo de la gran coalición, en alemán) es la disyuntiva que obsesiona al partido.
Las palabras de Schulz dejaron claro que este es un congreso introspectivo en el que el SPD busca renovarse y forjar una nueva identidad que le permita reconectar con los electores. “La pérdida de confianza en la política es un problema general, pero afecta de manera especial a la socialdemocracia”, reconoció Schulz. Recordó también que su partido ha perdido 10 millones de votos en los últimos 20 años, lo que supone la mitad de su electorado. “Lo que aquí se decida puede marcar el final político de este partido”, estiman fuentes del SPD que observan con preocupación la deriva de sus partidos hermanos en países como Grecia, Francia u Holanda. “Los responsables de la situación del partido no son ni Merkel, ni la gran coalición ni el neoliberalismo, ni los medios. La responsabilidad es nuestra”, remarcó Schulz, quien también pidió perdón por su fracaso.
Discurso proeuropeo
Europa, la gran ausente en la campaña electoral alemana ha pasado a un primer plano en el discurso socialdemócrata. “Somos un partido europeo. Es Europa la que puede regular la globalización”, estimó Schulz. Defendió una “Europa solidaria” y no “de los bancos y las multinacionales”. El que fuera presidente de la Eurocámara dijo que la UE necesita un salario mínimo europeo que evite el dumping entre países, un europresupuesto y un euroministro de Finanzas. Y pidió unos “Estados Unidos de Europa” para el año 2025, con un contrato constitucional europeo que proteja una UE federal. "Ese contrato constitucional debe ser presentado a los Estados Miembros y los que no lo aprueben deberán abandonar automáticamente la UE".
Este es el primer congreso del partido después del batacazo electoral de septiembre. Con un 20,5% de los votos, el SPD cosechó su peor resultado desde 1949. A la pérdida de votos se le ha sumado un desafío político monumental, que ha terminado por fracturar a la socialdemocracia alemana. Tras fracasar el intento de formar un Gobierno tripartito en Alemania –conservadores, verdes y liberales- un pacto entre la CDU de Merkel, ganadora de los comicios, el SPD pasó a ser la única opción matemáticamente viable para formar Gobierno. Era el escenario más temido para los socialdemócratas, que aspiraban a reconstruirse en la oposición y que habían prometido a sus militantes y votantes que bajo ningún concepto volverían a cohabitar con Merkel en una gran coalición.
La falta de opciones razonables y la presión que arrecia tanto en Alemania como procedente de otros países europeos, ha obligado al SPD a reconsiderar su posición y esa tesitura es precisamente la que se ventilaba este jueves en el congreso federal al que el partido llegaba dividido. “Lo importante son las políticas y preguntarse si podemos cambiar algo desde una gran coalición. Si la respuesta es sí, lo vamos a hacer”, explica a este diario Niels Annen, miembro de la ejecutiva del SPD.
Un partido dividido
Parte del ala izquierda del SPD y las juventudes del partido (Jusos) no ceden en su oposición al Groko. Están convencidos de que la derrota de septiembre no será nada comparado con la caída que sufrirán en las urnas si se alían con la canciller atrapalotodo, a la que consideran capaz de capitalizar los logros propios y ajenos. “Para la democracia es necesario que los grandes partidos tengan posiciones diferenciadas. Si no, al final solo la extrema derecha saldrá fortalecida”, sostiene Katharina Andres, vicepresidenta de los Jusos.
En el otro extremo, el ala más conservadora del SPD, capitaneada por el influyente círculo de Seeheim, pide responsabilidad a un partido que tiene en su mano la llave de la gobernabilidad de Alemania. Creen que solo con un acuerdo estable de gobierno podrán ejercer una influencia real en la vida de los ciudadanos. Y en medio, probablemente la mayoría de una militancia condenada a decidir entre la peste y el cólera.
El proceso se prevé dilatado. Fuentes del partido explican que el tiempo que se prevé que duren las conversaciones resulta crucial para que la militancia vaya venciendo la resistencia y para que la defensa de políticas concretas gane terreno argumental frente al debate institucional y estructural.
Con la aprobación del inicio de conversaciones con Merkel, pronto darán comienzo unas negociaciones difíciles, a las que el SPD acudirá con una batería de condiciones que puedan justificar su supuesto sacrificio político. Una decidida política proeuropea que pase por una profunda reforma de la eurozona como la que defiende Macron es una de las condiciones. La inversión en políticas sociales y sanitarias son otras de las exigencias de la propuesta que se vota este jueves. Schulz ha adelantado líneas rojas que anticipan fricciones en caso de que se negocie una posible gran coalición. Entre ellas, la de fijar un tope a la entrada de refugiados como defiende el bloque conservador CDU/CSU.
Ana Carbajosa
Berlín, El País
La socialdemocracia alemana ha aparcado sus intereses de partido en aras de la gobernabilidad del país. El SPD ha apoyado la propuesta de su líder para entablar negociaciones con el partido de la canciller, Angela Merkel (CDU), con vistas a la formación de un Gobierno en Alemania y ha respaldado también con una amplia mayoría de votos el liderazgo de Martin Schulz. Los 600 delegados reunidos en un congreso federal crucial celebrado en Berlín permiten a Schulz negociar con Merkel, sin excluir de entrada la opción de formar una nueva gran coalición, como pedía la ejecutiva del partido y rechazaban las juventudes del SPD.
La reticencia a reeditar una alianza como con la que gobernaban hasta ahora con el bloque conservador de Merkel (2005-2209 y 2013-2017) y que tan malos resultados les ha reportado es todavía notable. Pero la presión arrecia desde hace semanas para que el SPD llegue a un entendimiento con el partido de la canciller, con el objetivo de evitar nuevas elecciones y de que la primera economía europea eche por fin a andar y forme un Gobierno dos meses y medio después de unas elecciones que ganó Merkel, pero sin mayoría suficiente como para poner en pie un Ejecutivo. Un gobierno de minoría con apoyos puntuales es otra de las opciones que baraja el SPD, con la idea de evitar una repetición de elecciones, de la que el electorado probablemente les culparía. Schulz tiene ahora vía libre para negociar de forma “constructiva” y “sin precondiciones”, aunque si cualquier acuerdo de Gobierno deberá ser ratificado por los militantes.
Los delegados votaron también la continuidad de Schulz como presidente del partido, a pesar del batacazo electoral de septiembre. El 81,9% de los votos obtenidos, un resultado a primera vista un gran éxito, contrasta sin embargo con el entusiasmo que en marzo encumbró a Schulz como líder del SPD con el 100% de los votos.
Schulz se ha esforzado en este congreso por cambiar el paso y reemplazar el debate sobre gran coalición sí o no por uno de grandes ideas y contenidos. En un apasionado discurso de más de una hora, Schulz pidió un nuevo comienzo para su partido, unos "Estados Unidos de Europa" protegidos por un tratado constitucional y el apoyo a los delegados para sentarse a negociar con la canciller sin precondiciones. “Lo importante no es gobernar a cualquier precio. La clave son los resultados que logremos [para los ciudadanos]”, dijo. “Lo importante es el contenido y no la forma”. Pero en las intervenciones de los delegados y en los pasillos no se hablaba de otra cosa. Groko sí o groko no (el acrónimo de la gran coalición, en alemán) es la disyuntiva que obsesiona al partido.
Las palabras de Schulz dejaron claro que este es un congreso introspectivo en el que el SPD busca renovarse y forjar una nueva identidad que le permita reconectar con los electores. “La pérdida de confianza en la política es un problema general, pero afecta de manera especial a la socialdemocracia”, reconoció Schulz. Recordó también que su partido ha perdido 10 millones de votos en los últimos 20 años, lo que supone la mitad de su electorado. “Lo que aquí se decida puede marcar el final político de este partido”, estiman fuentes del SPD que observan con preocupación la deriva de sus partidos hermanos en países como Grecia, Francia u Holanda. “Los responsables de la situación del partido no son ni Merkel, ni la gran coalición ni el neoliberalismo, ni los medios. La responsabilidad es nuestra”, remarcó Schulz, quien también pidió perdón por su fracaso.
Discurso proeuropeo
Europa, la gran ausente en la campaña electoral alemana ha pasado a un primer plano en el discurso socialdemócrata. “Somos un partido europeo. Es Europa la que puede regular la globalización”, estimó Schulz. Defendió una “Europa solidaria” y no “de los bancos y las multinacionales”. El que fuera presidente de la Eurocámara dijo que la UE necesita un salario mínimo europeo que evite el dumping entre países, un europresupuesto y un euroministro de Finanzas. Y pidió unos “Estados Unidos de Europa” para el año 2025, con un contrato constitucional europeo que proteja una UE federal. "Ese contrato constitucional debe ser presentado a los Estados Miembros y los que no lo aprueben deberán abandonar automáticamente la UE".
Este es el primer congreso del partido después del batacazo electoral de septiembre. Con un 20,5% de los votos, el SPD cosechó su peor resultado desde 1949. A la pérdida de votos se le ha sumado un desafío político monumental, que ha terminado por fracturar a la socialdemocracia alemana. Tras fracasar el intento de formar un Gobierno tripartito en Alemania –conservadores, verdes y liberales- un pacto entre la CDU de Merkel, ganadora de los comicios, el SPD pasó a ser la única opción matemáticamente viable para formar Gobierno. Era el escenario más temido para los socialdemócratas, que aspiraban a reconstruirse en la oposición y que habían prometido a sus militantes y votantes que bajo ningún concepto volverían a cohabitar con Merkel en una gran coalición.
La falta de opciones razonables y la presión que arrecia tanto en Alemania como procedente de otros países europeos, ha obligado al SPD a reconsiderar su posición y esa tesitura es precisamente la que se ventilaba este jueves en el congreso federal al que el partido llegaba dividido. “Lo importante son las políticas y preguntarse si podemos cambiar algo desde una gran coalición. Si la respuesta es sí, lo vamos a hacer”, explica a este diario Niels Annen, miembro de la ejecutiva del SPD.
Un partido dividido
Parte del ala izquierda del SPD y las juventudes del partido (Jusos) no ceden en su oposición al Groko. Están convencidos de que la derrota de septiembre no será nada comparado con la caída que sufrirán en las urnas si se alían con la canciller atrapalotodo, a la que consideran capaz de capitalizar los logros propios y ajenos. “Para la democracia es necesario que los grandes partidos tengan posiciones diferenciadas. Si no, al final solo la extrema derecha saldrá fortalecida”, sostiene Katharina Andres, vicepresidenta de los Jusos.
En el otro extremo, el ala más conservadora del SPD, capitaneada por el influyente círculo de Seeheim, pide responsabilidad a un partido que tiene en su mano la llave de la gobernabilidad de Alemania. Creen que solo con un acuerdo estable de gobierno podrán ejercer una influencia real en la vida de los ciudadanos. Y en medio, probablemente la mayoría de una militancia condenada a decidir entre la peste y el cólera.
El proceso se prevé dilatado. Fuentes del partido explican que el tiempo que se prevé que duren las conversaciones resulta crucial para que la militancia vaya venciendo la resistencia y para que la defensa de políticas concretas gane terreno argumental frente al debate institucional y estructural.
Con la aprobación del inicio de conversaciones con Merkel, pronto darán comienzo unas negociaciones difíciles, a las que el SPD acudirá con una batería de condiciones que puedan justificar su supuesto sacrificio político. Una decidida política proeuropea que pase por una profunda reforma de la eurozona como la que defiende Macron es una de las condiciones. La inversión en políticas sociales y sanitarias son otras de las exigencias de la propuesta que se vota este jueves. Schulz ha adelantado líneas rojas que anticipan fricciones en caso de que se negocie una posible gran coalición. Entre ellas, la de fijar un tope a la entrada de refugiados como defiende el bloque conservador CDU/CSU.