Condicionamientos impiden el diálogo y el conflicto médico no encuentra salida
Se había perfilado un acercamiento cuando en la mañana el vicepresidente Álvaro García convocó a los movilizados a un encuentro de alto nivel para solucionar el conflicto, los galenos piden que se fije una agenda antes de la cita.
La Razón Digital / Rubén Ariñez / La Paz
Con este jueves suman 29 los días del paro indefinido de los médicos y pese a la convocatoria del propio vicepresidente Álvaro García para instalar una reunión con los dirigentes del sector, los condicionamientos de una ruta de trabajo y la cancelación de las medidas de presión impiden el diálogo y el conflicto no encuentra salida.
En la mañana se había perfilado un acercamiento cuando el vicepresidente Álvaro García, quien ejerce al momento la presidencia interina del país, convocó a los movilizados, a través de los presidentes de cámara del Legislativo, a un encuentro de alto nivel, pero con la condición de que se levanten las medidas de presión.
“Mientras no nos reunamos previamente con el Ejecutivo para trazar un plan de trabajo, irresponsabilidad mía seria ante el anuncio de un diálogo, levantar las medidas de presión que tomaron las bases a nivel nacional”, sentenció Edgar Villegas, vocero del Consejo Departamental de Salud (Codesa), reportó radio Metropolitana.
No obstante, el ministro de la Presidencia, René Martínez, formalizó la convocatoria en una misiva enviada al presidente del Colegio Médico de Bolivia, Aníbal Cruz, aunque en ella lamentó el saldo de los violentos hechos que marcaron la media jornada en La Paz.
Los movilizados y policías se enfrascaron en una violenta refriega desde el mediodía hasta pasadas las 16.00. Se reportaron más de una quincena de heridos entre los trabajadores y estudiantes en salud, además de un policía y una periodista de un medio televisivo lesionados.
Las fuerzas del orden arrestaron a tres movilizados vestidos con mandiles blancos, un extremo que fue cuestionado por los dirigentes médicos, quienes declararon su fortaleza para resistir hasta conseguir su objetivo de anular el articulado penal sobre la mala práctica profesional y decretos que fijan fiscalización en el sector.
Martínez le hizo saber a Cruz que sus afines causaron destrozos en el Ministerio de Salud, el nuevo edificio de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) y otros bienes públicos que “provocó zozobra y perjuicios en la ciudadanía”.
Pero los destrozos alcanzaron al Monoblock de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) en cuyas dependencias se atrincheraron un grupo de estudiantes de medicina que fueron reprimidos por policías, quienes en el intento de capturarlos dañaron el edificio al lanzar gases en su interior. El rector de esa casa de estudios, Waldo Albarracín, repudió el hecho y advirtió con procesos contra los efectivos del orden que participaron de ese operativo.
Policías en las puertas de la UMSA. Foto: La Razón.
Pese a ello, el titular de la Presidencia demandó a Cruz: “Le pedimos que por razones humanitarias repongan la atención a sus pacientes y asistan a un diálogo con el presidente en ejercicio Álvaro García Linera, en el lugar y hora que se pueda consensuar en cuanto suspendan sus medidas de presión”.
A decir del viceministro de Coordinación con Movimientos Sociales, Alfredo Rada, la “intransigencia” del sector está llevando el conflicto a “un punto extremo”. Reiteró, como en otras ocasiones, que el conflicto tiene un trasfondo político.
“Mientras no tengamos un compromiso escrito con una agenda determinada y con un temario adecuado obviamente que vamos a seguir con las medidas”, insistió Villegas.
Edgar Villegas, vocero del Colegio Médico de La Paz. Foto: Radio Metropolitana - Yoel López.
Un estudiante de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS) se enterró en un féretro en Cochabamba y la Federación de Universitaria Local (FUL) de la UMSA anunció que reforzará las movilizaciones y exigió a las autoridades del Gobierno a atender las demandas.
Bolivia cierra el año con un conflicto que pone en riesgo la salud de miles de personas que soportan un paro médico que comenzó el 23 de noviembre y que cumple este jueves 29 días. Pese a todo, no tiene visos de solución por la posición inflexible de las partes en conflicto.
La Razón Digital / Rubén Ariñez / La Paz
Con este jueves suman 29 los días del paro indefinido de los médicos y pese a la convocatoria del propio vicepresidente Álvaro García para instalar una reunión con los dirigentes del sector, los condicionamientos de una ruta de trabajo y la cancelación de las medidas de presión impiden el diálogo y el conflicto no encuentra salida.
En la mañana se había perfilado un acercamiento cuando el vicepresidente Álvaro García, quien ejerce al momento la presidencia interina del país, convocó a los movilizados, a través de los presidentes de cámara del Legislativo, a un encuentro de alto nivel, pero con la condición de que se levanten las medidas de presión.
“Mientras no nos reunamos previamente con el Ejecutivo para trazar un plan de trabajo, irresponsabilidad mía seria ante el anuncio de un diálogo, levantar las medidas de presión que tomaron las bases a nivel nacional”, sentenció Edgar Villegas, vocero del Consejo Departamental de Salud (Codesa), reportó radio Metropolitana.
No obstante, el ministro de la Presidencia, René Martínez, formalizó la convocatoria en una misiva enviada al presidente del Colegio Médico de Bolivia, Aníbal Cruz, aunque en ella lamentó el saldo de los violentos hechos que marcaron la media jornada en La Paz.
Los movilizados y policías se enfrascaron en una violenta refriega desde el mediodía hasta pasadas las 16.00. Se reportaron más de una quincena de heridos entre los trabajadores y estudiantes en salud, además de un policía y una periodista de un medio televisivo lesionados.
Las fuerzas del orden arrestaron a tres movilizados vestidos con mandiles blancos, un extremo que fue cuestionado por los dirigentes médicos, quienes declararon su fortaleza para resistir hasta conseguir su objetivo de anular el articulado penal sobre la mala práctica profesional y decretos que fijan fiscalización en el sector.
Martínez le hizo saber a Cruz que sus afines causaron destrozos en el Ministerio de Salud, el nuevo edificio de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) y otros bienes públicos que “provocó zozobra y perjuicios en la ciudadanía”.
Pero los destrozos alcanzaron al Monoblock de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) en cuyas dependencias se atrincheraron un grupo de estudiantes de medicina que fueron reprimidos por policías, quienes en el intento de capturarlos dañaron el edificio al lanzar gases en su interior. El rector de esa casa de estudios, Waldo Albarracín, repudió el hecho y advirtió con procesos contra los efectivos del orden que participaron de ese operativo.
Policías en las puertas de la UMSA. Foto: La Razón.
Pese a ello, el titular de la Presidencia demandó a Cruz: “Le pedimos que por razones humanitarias repongan la atención a sus pacientes y asistan a un diálogo con el presidente en ejercicio Álvaro García Linera, en el lugar y hora que se pueda consensuar en cuanto suspendan sus medidas de presión”.
A decir del viceministro de Coordinación con Movimientos Sociales, Alfredo Rada, la “intransigencia” del sector está llevando el conflicto a “un punto extremo”. Reiteró, como en otras ocasiones, que el conflicto tiene un trasfondo político.
“Mientras no tengamos un compromiso escrito con una agenda determinada y con un temario adecuado obviamente que vamos a seguir con las medidas”, insistió Villegas.
Edgar Villegas, vocero del Colegio Médico de La Paz. Foto: Radio Metropolitana - Yoel López.
Un estudiante de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS) se enterró en un féretro en Cochabamba y la Federación de Universitaria Local (FUL) de la UMSA anunció que reforzará las movilizaciones y exigió a las autoridades del Gobierno a atender las demandas.
Bolivia cierra el año con un conflicto que pone en riesgo la salud de miles de personas que soportan un paro médico que comenzó el 23 de noviembre y que cumple este jueves 29 días. Pese a todo, no tiene visos de solución por la posición inflexible de las partes en conflicto.
