Casillas no aguanta más
Oporto, ABC
La presión ejercida sobre Íker Casillas en el Porto ha desembocado en que el guardameta no aguanta más la condición de suplente y tiene previsto marcharse el próximo mes de enero, cuando se abra el mercado invernal.
De acuerdo con las informaciones apuntadas por varios medios locales, el exportero del Real Madrid se encuentra en la antesala de comunicar al presidente del club portugués, Pinto da Costa, que no está dispuesto a continuar como hasta ahora, calentando banquillo.
Los partidos vistos desde la grada se han ido acumulando en las últimas semanas, hasta el punto de que el entrenador, Sérgio Conceiçao, solo contaba con él para la Copa.
La pesadilla comenzó en Alemania recientemente. Solo unos minutos antes de arrancar el Leipzig-Oporto de la fase de grupos de la Champions League, todo estalló en forma de discusión con el técnico, quien lo dejó sentado y sin jugar.
Para el excapitán de la selección española, esta circunstancia suponía revivir los tiempos de José Mourinho, primero que le condenó a la suplencia en su carrera.
Abusar del teléfono móvil
Conceiçao, con fama de temperamental, no ha dado su brazo a torcer y considera que el mostoleño no se ha redimido en ningún momento de los dos reproches que le hizo: usar demasiado el teléfono móvil y entrenar con baja intensidad.
Pero la verdadera razón que hay detrás es puramente económica: el Oporto acumula un déficit de 35 millones de euros y la sombra de una sanción de la UEFA por no cumplir el ‘fair play’ financiero ha terminado por empujar al club del Estadio do Dragao a vender a su jugador más caro lo antes posible.
El técnico ya dio muestras de cansancio por el tema, pues los periodistas lusos no dejan de cuestionarle por el asunto. De hecho, después del 3-1 al Leipzig, reaccionó de la siguiente manera en plena rueda de prensa: «Siguiente pregunta, por favor».
El caso es que el joven guardameta portugués José Sá goza ahora de su confianza. Transcurren las jornadas, se afianza en el puesto e incluso ha sido llamado a la selección por Fernando Santos.
El difícil momento deportivo del exídolo madridista no tiene nada que ver con una mala experiencia vital portuguesa. Más bien al contrario: Íker disfruta de la felicidad personal que le produce vivir en Oporto junto a Sara Carbonero y sus dos hijos.
Incluso se cambió hace unas semanas de domicilio, en primera línea de playa y con vistas directas al Océano Atlántico. Siempre en la exclusiva zona de Foz do Douro, muy cerca de Matosinhos.
Si han dado prioridad a ese distrito es porque Casillas encuentra grandes facilidades para el desplazamiento diario en automóvil a la ciudad deportiva portuense.
Lo que está claro es que la carrera de Íker ha dado un giro insospechado en pocas semanas, desde que se hicieron públicas las cuentas del histórico club, no precisamente un modelo de gestión de la mano de un Pinto da Costa que lleva 37 años en el cargo.
Casillas no ha ganado ni un solo título en su periplo portugués, al que llegó convencido por Julen Lopetegui, que entrenaba entonces al equipo blanquiazul.
Desde el primer momento, el portero se convirtió en ídolo para la afición local. Eso sí, los primeros errores garrafales no tardaron en aflorar y las circunstancias comenzaron a tornarse distintas a nivel depopularidad entre la afición.
Tanto es así que, en un choque contra el Vitória Guimaraes, a Íker no le quedó más remedio que optar por una actitud conciliadora para dirigirse a la grada donde se arremolinaban los fans portuenses y pedirles disculpas por una de sus ‘cantadas’.
La presión ejercida sobre Íker Casillas en el Porto ha desembocado en que el guardameta no aguanta más la condición de suplente y tiene previsto marcharse el próximo mes de enero, cuando se abra el mercado invernal.
De acuerdo con las informaciones apuntadas por varios medios locales, el exportero del Real Madrid se encuentra en la antesala de comunicar al presidente del club portugués, Pinto da Costa, que no está dispuesto a continuar como hasta ahora, calentando banquillo.
Los partidos vistos desde la grada se han ido acumulando en las últimas semanas, hasta el punto de que el entrenador, Sérgio Conceiçao, solo contaba con él para la Copa.
La pesadilla comenzó en Alemania recientemente. Solo unos minutos antes de arrancar el Leipzig-Oporto de la fase de grupos de la Champions League, todo estalló en forma de discusión con el técnico, quien lo dejó sentado y sin jugar.
Para el excapitán de la selección española, esta circunstancia suponía revivir los tiempos de José Mourinho, primero que le condenó a la suplencia en su carrera.
Abusar del teléfono móvil
Conceiçao, con fama de temperamental, no ha dado su brazo a torcer y considera que el mostoleño no se ha redimido en ningún momento de los dos reproches que le hizo: usar demasiado el teléfono móvil y entrenar con baja intensidad.
Pero la verdadera razón que hay detrás es puramente económica: el Oporto acumula un déficit de 35 millones de euros y la sombra de una sanción de la UEFA por no cumplir el ‘fair play’ financiero ha terminado por empujar al club del Estadio do Dragao a vender a su jugador más caro lo antes posible.
El técnico ya dio muestras de cansancio por el tema, pues los periodistas lusos no dejan de cuestionarle por el asunto. De hecho, después del 3-1 al Leipzig, reaccionó de la siguiente manera en plena rueda de prensa: «Siguiente pregunta, por favor».
El caso es que el joven guardameta portugués José Sá goza ahora de su confianza. Transcurren las jornadas, se afianza en el puesto e incluso ha sido llamado a la selección por Fernando Santos.
El difícil momento deportivo del exídolo madridista no tiene nada que ver con una mala experiencia vital portuguesa. Más bien al contrario: Íker disfruta de la felicidad personal que le produce vivir en Oporto junto a Sara Carbonero y sus dos hijos.
Incluso se cambió hace unas semanas de domicilio, en primera línea de playa y con vistas directas al Océano Atlántico. Siempre en la exclusiva zona de Foz do Douro, muy cerca de Matosinhos.
Si han dado prioridad a ese distrito es porque Casillas encuentra grandes facilidades para el desplazamiento diario en automóvil a la ciudad deportiva portuense.
Lo que está claro es que la carrera de Íker ha dado un giro insospechado en pocas semanas, desde que se hicieron públicas las cuentas del histórico club, no precisamente un modelo de gestión de la mano de un Pinto da Costa que lleva 37 años en el cargo.
Casillas no ha ganado ni un solo título en su periplo portugués, al que llegó convencido por Julen Lopetegui, que entrenaba entonces al equipo blanquiazul.
Desde el primer momento, el portero se convirtió en ídolo para la afición local. Eso sí, los primeros errores garrafales no tardaron en aflorar y las circunstancias comenzaron a tornarse distintas a nivel depopularidad entre la afición.
Tanto es así que, en un choque contra el Vitória Guimaraes, a Íker no le quedó más remedio que optar por una actitud conciliadora para dirigirse a la grada donde se arremolinaban los fans portuenses y pedirles disculpas por una de sus ‘cantadas’.