Al Atleti lo mata su receta
Un gol de Sergio García en el 88' premió al mejor. El Atlético, casi inexistente en ataque. Gameiro falló la ocasión del partido. Primera derrota en Liga de los de Simeone.
Patricia Cazón
As
Salió el Atleti a la caza del líder y regresó sin récord fuera de casa. Se lo arrebató el Espanyol. Un Espanyol que salió a asfixiar con un movimiento de pizarra de Quique: Baptistao a la izquierda y Darder, derecha. Salvo una ocasión cocinada por Torres que Griezmann no alcanzó a rematar, el ataque rojiblanco en la primera parte fue el nadaísmo. Después no mejoraría demasiado.
El Espanyol, en las botas de Aarón, electricidad pura, lograba su plan: arrinconar a un Atleti sin centro del campo. Porque Thomas pierde balones tontos, porque Grizi estuvo siempre muy solo, porque Filipe tuvo un segundo de pájara casi mortal: robo del Espanyol, pase de Sergio García, y Baptistao, solo, que lo envió fuera. Siempre podrá decir que Oblak se la desvió con los ojos. Otra no hay.
El partido ya rascaba. Rascar a juego con la noche fría, a juego con el fútbol. Grizi trató de animarlo, disfrazándose de penalti antes del descanso. Pero no picó el árbitro y Simeone se fue con negar de cabeza. Lo que veía era un horror. Y de pesadilla se le pintaría a Baptistao al regresar de la caseta, al finalizar una contra con otro extraño caso de error absurdo. No era su día. Sólo las arrancadas de Gerard le ponía sal a un partido anodino a las botas y los ojos.
Simeone tiraba de banco y Gameiro, en el último sin Costa, demostraba por qué se echa tanto de menos a Diego: envió a las manos de Pau, manso, un balón de Grizi de gol. Tarda una vida en chutar. Y, mientras, Gerard y Sergio García seguían tratando de colarse en cada imprecisión rojiblanca, Quique tiraría de Granero. En el primer balón que éste tocó mató al Atleti con arma cholista: recogió un balón de Piatti y miró a Sergio García, en el segundo palo, que remató a gol. Eran las 23:31 del 22 de diciembre cuando a Cornellá le tocaba El Gordo. Los atléticos, mientras, miran el calendario suspirando: cuando vuelva el fútbol ya será 2018, ya estará Costa.
Patricia Cazón
As
Salió el Atleti a la caza del líder y regresó sin récord fuera de casa. Se lo arrebató el Espanyol. Un Espanyol que salió a asfixiar con un movimiento de pizarra de Quique: Baptistao a la izquierda y Darder, derecha. Salvo una ocasión cocinada por Torres que Griezmann no alcanzó a rematar, el ataque rojiblanco en la primera parte fue el nadaísmo. Después no mejoraría demasiado.
El Espanyol, en las botas de Aarón, electricidad pura, lograba su plan: arrinconar a un Atleti sin centro del campo. Porque Thomas pierde balones tontos, porque Grizi estuvo siempre muy solo, porque Filipe tuvo un segundo de pájara casi mortal: robo del Espanyol, pase de Sergio García, y Baptistao, solo, que lo envió fuera. Siempre podrá decir que Oblak se la desvió con los ojos. Otra no hay.
El partido ya rascaba. Rascar a juego con la noche fría, a juego con el fútbol. Grizi trató de animarlo, disfrazándose de penalti antes del descanso. Pero no picó el árbitro y Simeone se fue con negar de cabeza. Lo que veía era un horror. Y de pesadilla se le pintaría a Baptistao al regresar de la caseta, al finalizar una contra con otro extraño caso de error absurdo. No era su día. Sólo las arrancadas de Gerard le ponía sal a un partido anodino a las botas y los ojos.
Simeone tiraba de banco y Gameiro, en el último sin Costa, demostraba por qué se echa tanto de menos a Diego: envió a las manos de Pau, manso, un balón de Grizi de gol. Tarda una vida en chutar. Y, mientras, Gerard y Sergio García seguían tratando de colarse en cada imprecisión rojiblanca, Quique tiraría de Granero. En el primer balón que éste tocó mató al Atleti con arma cholista: recogió un balón de Piatti y miró a Sergio García, en el segundo palo, que remató a gol. Eran las 23:31 del 22 de diciembre cuando a Cornellá le tocaba El Gordo. Los atléticos, mientras, miran el calendario suspirando: cuando vuelva el fútbol ya será 2018, ya estará Costa.