Zidane tiene demasiadas vacas sagradas

Alfredo Relaño
As
Me lo decía un amigo: “De repente, parece que el Madrid sólo son once”. Se refería a lo del curso pasado, cuando había una ‘segunda unidad’ que se valía por sí sola para ganar salidas de compromiso. Salvo error u omisión, el segundo equipo del Madrid ganó en Eibar, Gijón, Coruña, Leganés y Granada. Quince puntos como quince soles, cinco partidos en los que los titulares descansaron. Partidos bien ganados, además, con juego alegre, ofensivo. Vitalidad, marcaje, desmarque, compenetración, gol. Ese equipo hacía dos cosas: arrimar puntos para el título de Liga y presionar a los titulares, que tenían que estar al loro.


Pero el verano desmanteló aquello, entre descuido y afán recaudatorio. Se fueron Danilo, Pepe, James, Morata y Mariano. Vinieron buenos jugadores de futuro, pero ese futuro lo ve Zidane lejano. No tira de ellos. Vallejo, que vino por Pepe, sólo contó en Fuenlabrada. Theo tiene sus ratitos, pero no se le ve a Marcelo muy inquieto con él. Ceballos se come las uñas viendo jugar mal a Kroos y regular a Modric. Benzema no tiene mucho que temer de Mayoral. Achraf está teniendo sus ratos por la enfermedad de Carvajal, que ojalá le sirvan para crecer. Llorente está todavía hoy lejos de Casemiro. Los titulares no tienen presión, en suma.

Y, peor, los que empujaban se cansan de hacerlo, y hablo de Asensio y Lucas Vázquez, sobre todo el primero. Brillaron en aquella ‘segunda unidad’. Asensio deslumbró en el arranque de temporada. Pero luego le tocó chupar banquillo. Sabe que Bale y Benzema tienen plaza fija, como Ceballos sabe que la tienen Modric y Kroos, estén como estén, hagan lo que hagan. Como Theo sabe que la tiene Marcelo. Los que apretaban se fueron, hasta Cristiano los echa en falta y lo dijo al final del partido de Wembley. Los titularísimos se sienten seguros, pierden balones en cantidades industriales y corren menos que el rival. Eso hay que moverlo.

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