Suárez, en el agujero: un 72% menos de goles que hace 2 años

En la temporada 15-16 llevaba once goles a estas alturas y el año pasado, nueve (un 66% más). En Atenas no forzó ni una parada de Proto aunque lo intentó siete veces.

Juan Jiménez
As
Luis Suárez no sale del túnel. El uruguayo se dejó la piel en Karaiskakis, pero mientras Messi disparó cinco veces y las cinco fueron a puerta, él lo intentó hasta siete y no forzó una sola parada de Proto. Una vaselina muy mal tocada peinó el larguero por la parte superior, tres disparos más se marcharon fuera y otros tres fueron interceptados por defensa, una muestra de la poca destreza de sus movimientos, lejos de lo que demostró en anteriores temporadas. Valverde dice que le "gusta" esta versión de Suárez, pero lo cierto es que, a estas alturas (10 jornadas de Liga y cuatro de Champions), el uruguayo ya había marcado 11 goles en la temporada 2015-16, la de su segunda Bota de Oro, y 9 el curso pasado. Eso representa un 72,27 y un 66,6 por ciento de menor producción goleadora porque este curso anda por tres. Su último tanto fue en el Wanda ante el Atlético. Desde entonces, y pese a jugar casi todo ante Málaga (sustitución con enfado), Athletic y el doble enfrentamiento frente a Olympiacos, no ha sido capaz de hacer gol.


Quien quiera encontrar explicaciones al agujero en el que está el uruguayo, las puede encontrar: su estado físico no es óptimo. Arrastra problemas en la rodilla (quiste de Baker) desde la Supercopa ante el Real Madrid que está siendo intervenido con un tratamiento conservador. Su posición en el campo tampoco es 'perfecta' para él. Con el nuevo 4-4-2, juega un poco volcado a la banda izquierda, aunque en realidad tiene libertad. Ante Olympiacos acabó jugando de delantero centro puro. Puede que sea más fácil que eso. A Suárez se le nota ansioso, sin toque y, lo que es peor, sin confianza. Su acción en la segunda parte en Karaiskakis, cuando se quedó solo ante Proto y se entretuvo en buscar a Messi no tuvo que ver con la obsesión de otros compañeros en encontrar al argentino sino en su falta de confianza. Sus compañeros le aplauden y, probablemente, el gol acabe llegando para el uruguayo. Pero que no ve portería es incluso algo más que números. Ahora mismo está cegado.

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