Rusia confrontada al problema de la violencia en el fútbol antes del Mundial

Moscú, AFP
Junto a unos amigos, Andrey voló a Francia durante la Eurocopa 2016 con un solo objetivo: dar a los hinchas ingleses, considerados los fundadores del movimiento hooligan, una lección antes del Mundial 2018.
"Fue como ganar a Brasil", explica a la agencia AFP este treinteañero, que desea proteger su identidad, recordando aquella jornada de violencia en Marsella, el 11 de junio de 2016, horas antes del partido Rusia-Inglaterra.
"Era nuestra última oportunidad de exhibirnos antes del Mundial, porque sabíamos que Putin iba a hacer lo posible para que nada de eso se reprodujese en Rusia", añade.


El estallido de violencia que arrasó el centro urbano de Marsella tuvo un desenlace sangriento. Unas 35 personas, principalmente aficionados ingleses, resultaron heridos, uno de ellos en estado muy grave y cuya vida pendió de un hilo durante unas horas.

A esta escena le siguieron otras de peleas en el interior del Estadio Vélodrome, cuando 200 ultras rusos atacaron a los hinchas ingleses durante el encuentro, que finalizó con empate a un gol.

"Casi-fútbol"

Para los hooligans rusos, medirse a los ingleses, considerados como los fundadores de este movimiento de violencia en el fútbol en los años 1970 y 1980, era una cuestión de reputación. Los rusos, que se han apropiado de esta "subcultura" del fútbol, deseaban mostrar al mundo quien ha tomado las riendas del hooliganismo.

"Estos tipos eran los reyes en los años 1990, antes de que la policía pasase a la acción", subraya Andrey. "En Marsella, tuvieron primero una actitud muy provocadora, pero después se volvieron muy dóciles".

Tras el drama de Heysel, provocado por hinchas del Liverpool en 1985, provocando la muerte de 39 personas, la mayoría hinchas de las Juventus, poco antes de la final de la Copa de Europa, las medidas tomadas por las autoridades inglesas y la creación de la Premier League, convertida en el símbolo del "football-business", prácticamente acabaron con el hooliganismo en el Reino Unido.

Pero en Rusia, el hooliganismo se ha convertido casi un una disciplina deportiva, con cadenas de YouTube dedicadas y que incluso ha sido rebautizado como "Okolo-Football", el "casi-fútbol".

La rivalidad más intensa opone a los seguidores de los principales clubes de Moscú (sobre todo CSKA y Spartak, aunque también Lokomotiv) y los de éstos con los hinchas del Zenit de San Petersburgo o los de otros equipos de otras zonas más pobres del países.

Esta rivalidad traspasa incluso fronteras. El domingo, al menos un ultra del Spartak de Moscú fue detenido en Bulgaria tras haber participado en una "fight" (pelea) en Plovdiv (este), donde acudió para apoyar a los seguidores del club local en un encuentro contra el CSKA de Sofía.

Gracias a una fuerte presencia policial, los incidentes en los estadios rusos son aislados, pero las peleas entre grupos rivales, a menudo organizadas en zonas boscosas, se repiten cada fin de semana. Y aquellos que siguen este movimiento sabían que Marsella era su última oportunidad de acaparar focos al menos durante mucho tiempo.

"El combate contra el 'casi-fútbol' comenzó hace 5 o 10 años, cuando el movimiento estaba en su máximo apogeo", explica a la AFP el periodista Andrey Malassolov, cuya cadena Fanzone TV trata este tema con frecuencia. "Estos últimos años, el trabajo se ha intensificado y, por supuesto, está directamente relacionado con la Copa del Mundo".

Convertirse en "hombres"

Durante la Copa de las Confederaciones del pasado mes de junio, se instauró una "tarjeta de identidad del hincha" ("fan-ID") obligatoria para todos aquellos que querían presenciar alguno de los partidos en los estadios. Este carnet se entregaba después de comprobar que el solicitante no estaba fichado como hooligan. Esta medida se repetirá durante el Mundial.

Las fuerzas de seguridad rusas trabajan también en estrecha cooperación con los servicios extranjeros, sobre todo ingleses, para impedir la llegada a territorio ruso de personas que pudieran ocasionar disturbios.

Pero la verdadera batalla contra el hooliganismo se ha llevado a cabo en los clubes de artes marciales, donde muchos de los que participaron en los episodios de Marsella se entrenaban.

Según Andrey, las autoridades han tomado medidas contra los líderes de los grupos de hooligans de los principales clubes del país.

"Actualmente, al menos 10 miembros de cada grupo de 'casi-fútbol' está bajo arresto domiciliario", explica. También asegura que la mayoría de ellos no son más que jóvenes "a los que le gusta pelearse".

"Imagina a hombres enviados al ejército, ahí donde los chicos se convierten en hombres. El hooliganismo es lo mismo", concluye.

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