Reino Unido sube sustancialmente su factura del Brexit en una cesión a la UE

La prensa británica asegura que Londres estaría dispuesto a pagar cerca de 50.000 millones de euros al abandonar la UE, más del doble de lo que implícitamente proponía

Pablo Guimón
Claudi Pérez
Londres / Bruselas, El País
Reino Unido ha aumentado sustancialmente su oferta a la Unión Europea para saldar sus compromisos financieros tras el Brexit. Londres acepta elevar la factura a entre 45.000 y 55.000 millones de euros, según ha publicado The Daily Telegraph y, después, otros medios británicos como Financial Times, citando fuentes anónimas de la negociación. La oferta pretende despejar uno de los principales obstáculos para que, en la cumbre de mediados de diciembre, los Veintisiete acepten abrir la segunda fase de las negociaciones y empezar a hablar de la relación comercial futura. El Gobierno de Theresa May eleva así sustancialmente el cheque ofrecido inicialmente inicial (de apenas 20.000 millones, frente a las peticiones de 60.000 millones en Bruselas) y pretende desbloquear así unas conversaciones que se habían quedado estancadas.


Los mercados han recibido la noticia con una fuerte subida de la libra esterlina. Se espera que la primera ministra, Theresa May, presente formalmente la oferta —sin mencionar una cifra exacta y planteando un calendario de pagos a lo largo de las próximas décadas— como parte de un paquete conjunto. Se trata de convencer a los Veintisiete, en la cumbre prevista para mediados de diciembre, de que se ha alcanzado el “progreso suficiente” en los tres asuntos de los términos del divorcio (factura, Irlanda del Norte y derechos de la ciudadanía), necesario para superar la primera fase de las negociaciones.

El acuerdo en el tema de los derechos de los ciudadanos europeos residentes en Reino Unido parece al alcance de la mano —a falta de pactar el papel del Tribunal Europeo de Justicia—, y solo quedaría el tercer frente: la cuestión sobre la frontera entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte. Este último es, hoy por hoy, el principal escollo para el progreso de las negociaciones, sobre todo después de que, en las últimas semanas, el Gobierno irlandés haya dejado claro que el “progreso suficiente” está lejos de alcanzarse y que está dispuesto a vetar el avance de las negociaciones si no obtiene de Londres compromisos explícitos de un estatus especial para Irlanda del Norte, que evite la necesidad de una frontera física en la isla. Bruselas cree que Berlín y París presionarán a partir de ahora para despejar el acuerdo. Pero el Gobierno irlandés sabe que esta fase de las conversaciones es quizá la última en la que puede exigir concesiones a los británicos, según las fuentes consultadas.

La oferta económica de Londres duplica con creces la propuesta inicial de unos 20.000 millones de euros, implícita en el discurso que pronunció May en septiembre en Florencia, y se acerca más al mínimo de 60.000 millones que reclama —oficiosamente— la Comisión Europea. Ambas partes dejan claro siempre que los números concretos no llegarán hasta más adelante: se trata de acordar los principios contables, no el cheque definitivo. La nueva suma habría recibido el visto bueno de algunos de los miembros más euroescépticos del Gobierno británico, como Michael Gove, según el diario The Guardian. Pero exigirá un ejercicio de humildad por parte de determinados ministros como Boris Johnson, titular del Foreign Office, que hace solo cuatro meses dijo que la UE podía “irse a paseo” y calificó de “exorbitantes” las demandas de Bruselas. La idea de que los británicos seguirán aportando a las arcas europeas durante décadas no será fácil de digerir para los más fervientes defensores del Brexit.

Bruselas ve esa concesión como un paso adelante en la negociación. El comisario europeo de agricultura, el irlandés Phil Hogan, ha asegurado que esa nueva aproximación está "muy cerca" de las aspiraciones de Bruselas. El negociador de la Eurocámara, Guy Verhofstadt, ha matizado que serán necesarios "progresos suplementarios". El jefe negociador, Michel Barnier, ha subrayado que queda trabajo por hacer, y su equipo advierte que será clave la reunión entre May y el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, prevista para el próximo lunes.

El diputado laborista Chuka Umunna ha aprovechado para recordar que los principales líderes de la campaña del Brexit, como los propios Johnson y Gove, no fueron sinceros con el electorado. “Esto es un enorme símbolo de la imposibilidad de lograr un Brexit en los términos en los que se vendió al público británico, a la gente no se le dijo que tendríamos que pagar esto”, ha asegurado.

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