Por qué Irán es mucho más peligroso que ISIS
George Chaya
Infobae
Las potencias occidentales sitúan al Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) en la cima de su agenda antiterrorista en política exterior. Así caracterizan al grupo terrorista como la principal amenaza a la seguridad mundial. Antes de ISIS, la peor amenaza fue Al Qaeda.
Sin embargo, esta priorización estratégica y de seguridad, lejos de subestimar la capacidad operativa manifestada en sus crímenes por el grupo terrorista sunita, no solo no es procedente, sino que está fuera de lugar por varias y distintas razones.
En la actualidad, un análisis profundo sobre los peligros del terrorismo islamista indica que el régimen iraní es mucho más peligroso como amenaza mundial para la seguridad del mundo que los grupos terroristas no estatales como el ISIS.
En primer lugar, la República Islámica de Irán encarna un mayor peligro porque los líderes políticos y militares del régimen disfrutan de la legitimidad del sistema de una nación-Estado avalado por Naciones Unidas. Ello a pesar que el régimen no es ni una democracia ni un representante de la totalidad de la nación iraní. En consecuencia, las intervenciones, el aventurerismo militar y los crímenes de lesa humanidad cometidos por el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI), la Fuerza al Quds y sus milicias adictas como Hezbollah en Líbano o Ánsar Allah en Yemen, llaman menos la atención porque operan bajo la "legitimidad" de un estado soberano. Así, los khomeinistas han escapado a sus acciones brutales durante casi cuatro décadas porque disponen de un "Gobierno reconocido".
En segundo lugar, la historia ha demostrado que el poder y las capacidades de grupos terroristas como ISIS finalmente se desvanecen. Un ejemplo palmario fue Al Qaeda. Sin embargo, el ascenso del dominio y el control del régimen iraní en la región continuará creciendo y generando conflictos si no es detenido por la comunidad internacional.
Otra razón fundamental es que la República Islámica tiene vastos establecimientos militares y milicias con más de 500.000 hombres activos en países vecinos y apoya económicamente a cientos de organizaciones e Instituciones en ultramar.
Otro aspecto relevante es que a diferencia de los grupos terroristas como ISIS, Al Nusra y Al Qaeda, el régimen iraní dispone de un moderno sistema balístico transcontinental y poderosos misiles, algunos de los cuales ha utilizado contra otras naciones, como quedó demostrado recientemente en Siria y Arabia Saudita. Sus generales del CGRI se han jactado repetidamente de que sus misiles balísticos pueden golpear a cualquier país de la región e incluso Europa Occidental. Y actualmente, con la ayuda del régimen de Corea del Norte, Irán sigue trabajando en la producción de su sistema balístico intercontinental.
Por otra parte, el régimen de Irán es el principal patrocinador estatal del terrorismo que apoya militar y financieramente a grupos rebeldes en varias latitudes creando nuevos grupos terroristas. No importa cuánto gasten otros gobiernos en recursos para luchar y erradicar organizaciones terroristas, el régimen iraní creará otras nuevas, y cuando se elimina a uno de esos grupos, Teherán preparará y financiará a otros para avanzar con su agenda.
Un documento publicado por la cadena Al-Arabiya en lengua árabe y difundido en Europa por la revista alemana Der Spiegel indica que de acuerdo con varias investigaciones de agencias de inteligencia occidentales: solo una entidad, Irán, ayuda a casi la mitad de los grupos terroristas que actualmente operan en todo el mundo. El régimen ha contribuido en los ataques terroristas de mayor impacto a nivel mundial. Esto significa que es responsable del derramamiento de sangre en muchas naciones, y como lo sindica la Justicia de la República Argentina, del ataque con bomba a la Embajada de Israel y a la Mutual Israelita de Buenos Aires (AMIA), cuyo saldo, en la sumatoria de ambos arrojaron más de 100 muertos y unos 500 heridos.
Arabia Saudita ha denunciado en Naciones Unidas que Irán ha colocado espías, grupos afines de presión y agentes en todo el mundo, incluso en los EEUU. Como se jactó el general iraní Hassan Abbasi en marzo de 2017 en un video al que accedió Infobae y donde se puede ver al militar persa declarando públicamente que Irán puede activar células en cualquier país del mundo.
El régimen iraní es una ingeniería gigantesca que fabrica constantemente grupos terroristas. Los grupos militantes no estatales son un síntoma; el régimen de Teherán es la enfermedad.
Los khomeinistas controlan y explotan los recursos y la riqueza de la gran nación persa y ejercen toda la influencia que la sumatoria del poder le otorga. Los líderes iraníes no tienen que preocuparse por quedarse sin fondos, ya que gobiernan un país con la segunda mayor reserva de gas y la tercera mayor reserva de petróleo del mundo. Sin embargo, no redistribuyen la riqueza entre su pueblo, por el contrario, ellos someten a sus ciudadanos a un alto nivel de pobreza.
El acuerdo nuclear firmado con la administración Obama ha ayudado a Teherán permitiéndole recibir un flujo de miles de millones de dólares adicionales. Estos fondos no han sido utilizados en infraestructura o industria para generar empleo, han sido destinados en el apoyo a grupos terroristas y dictadores como Hezbollah y Bashar al Assad.
No es menor la creciente influencia de Irán en Irak, Yemen, Líbano, Siria y otros países que puede convertirse en una realidad permanente de guerra sectaria si la Liga Árabe y la comunidad internacional no toman las medidas políticas necesarias con Teherán.
Los khomeinistas han ampliado su poder exponencialmente desde 1979. Al principio, apenas tenían influencia en otras naciones. Hoy han formado partidos políticos "legítimos" de grupos de milicias iraquíes y libanesas con presencia en los parlamentos de ambos países, y controlan la seguridad y las políticas del régimen sirio, además de acosar a casi todas las demás naciones del Golfo.
Irán produce armas sofisticadas y tiene un programa nuclear avanzado. El régimen trata de obtener armas nucleares independientemente del acuerdo firmado con la anterior administración estadounidense del ex presidente Obama. La República Islámica de Irán lleva a cabo políticas a largo plazo con una diplomacia muy profesional que ha llevado a occidente en distintas direcciones durante años de negociaciones que en definitiva fortalecieron sus propios intereses y burlando a las cancillerías europeas.
Por último, pero no menos importante: mientras todo esto sucede, no cabe duda que ISIS, si bien no ha desaparecido, fue expulsado del territorio conquistado y sus finanzas, logística, comunicaciones y operaciones están en baja condenando al grupo terrorista a su segura extinción o repliegue y confinamiento a alguna zona geográfica acotada que pudiera ser Afganistán, Pakistán o Filipinas, pero sin la relevancia de políticas estratégicas ampliadas que pudieran expandirse como las que desarrolla Irán.
Infobae
Las potencias occidentales sitúan al Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) en la cima de su agenda antiterrorista en política exterior. Así caracterizan al grupo terrorista como la principal amenaza a la seguridad mundial. Antes de ISIS, la peor amenaza fue Al Qaeda.
Sin embargo, esta priorización estratégica y de seguridad, lejos de subestimar la capacidad operativa manifestada en sus crímenes por el grupo terrorista sunita, no solo no es procedente, sino que está fuera de lugar por varias y distintas razones.
En la actualidad, un análisis profundo sobre los peligros del terrorismo islamista indica que el régimen iraní es mucho más peligroso como amenaza mundial para la seguridad del mundo que los grupos terroristas no estatales como el ISIS.
En primer lugar, la República Islámica de Irán encarna un mayor peligro porque los líderes políticos y militares del régimen disfrutan de la legitimidad del sistema de una nación-Estado avalado por Naciones Unidas. Ello a pesar que el régimen no es ni una democracia ni un representante de la totalidad de la nación iraní. En consecuencia, las intervenciones, el aventurerismo militar y los crímenes de lesa humanidad cometidos por el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI), la Fuerza al Quds y sus milicias adictas como Hezbollah en Líbano o Ánsar Allah en Yemen, llaman menos la atención porque operan bajo la "legitimidad" de un estado soberano. Así, los khomeinistas han escapado a sus acciones brutales durante casi cuatro décadas porque disponen de un "Gobierno reconocido".
En segundo lugar, la historia ha demostrado que el poder y las capacidades de grupos terroristas como ISIS finalmente se desvanecen. Un ejemplo palmario fue Al Qaeda. Sin embargo, el ascenso del dominio y el control del régimen iraní en la región continuará creciendo y generando conflictos si no es detenido por la comunidad internacional.
Otra razón fundamental es que la República Islámica tiene vastos establecimientos militares y milicias con más de 500.000 hombres activos en países vecinos y apoya económicamente a cientos de organizaciones e Instituciones en ultramar.
Otro aspecto relevante es que a diferencia de los grupos terroristas como ISIS, Al Nusra y Al Qaeda, el régimen iraní dispone de un moderno sistema balístico transcontinental y poderosos misiles, algunos de los cuales ha utilizado contra otras naciones, como quedó demostrado recientemente en Siria y Arabia Saudita. Sus generales del CGRI se han jactado repetidamente de que sus misiles balísticos pueden golpear a cualquier país de la región e incluso Europa Occidental. Y actualmente, con la ayuda del régimen de Corea del Norte, Irán sigue trabajando en la producción de su sistema balístico intercontinental.
Por otra parte, el régimen de Irán es el principal patrocinador estatal del terrorismo que apoya militar y financieramente a grupos rebeldes en varias latitudes creando nuevos grupos terroristas. No importa cuánto gasten otros gobiernos en recursos para luchar y erradicar organizaciones terroristas, el régimen iraní creará otras nuevas, y cuando se elimina a uno de esos grupos, Teherán preparará y financiará a otros para avanzar con su agenda.
Un documento publicado por la cadena Al-Arabiya en lengua árabe y difundido en Europa por la revista alemana Der Spiegel indica que de acuerdo con varias investigaciones de agencias de inteligencia occidentales: solo una entidad, Irán, ayuda a casi la mitad de los grupos terroristas que actualmente operan en todo el mundo. El régimen ha contribuido en los ataques terroristas de mayor impacto a nivel mundial. Esto significa que es responsable del derramamiento de sangre en muchas naciones, y como lo sindica la Justicia de la República Argentina, del ataque con bomba a la Embajada de Israel y a la Mutual Israelita de Buenos Aires (AMIA), cuyo saldo, en la sumatoria de ambos arrojaron más de 100 muertos y unos 500 heridos.
Arabia Saudita ha denunciado en Naciones Unidas que Irán ha colocado espías, grupos afines de presión y agentes en todo el mundo, incluso en los EEUU. Como se jactó el general iraní Hassan Abbasi en marzo de 2017 en un video al que accedió Infobae y donde se puede ver al militar persa declarando públicamente que Irán puede activar células en cualquier país del mundo.
El régimen iraní es una ingeniería gigantesca que fabrica constantemente grupos terroristas. Los grupos militantes no estatales son un síntoma; el régimen de Teherán es la enfermedad.
Los khomeinistas controlan y explotan los recursos y la riqueza de la gran nación persa y ejercen toda la influencia que la sumatoria del poder le otorga. Los líderes iraníes no tienen que preocuparse por quedarse sin fondos, ya que gobiernan un país con la segunda mayor reserva de gas y la tercera mayor reserva de petróleo del mundo. Sin embargo, no redistribuyen la riqueza entre su pueblo, por el contrario, ellos someten a sus ciudadanos a un alto nivel de pobreza.
El acuerdo nuclear firmado con la administración Obama ha ayudado a Teherán permitiéndole recibir un flujo de miles de millones de dólares adicionales. Estos fondos no han sido utilizados en infraestructura o industria para generar empleo, han sido destinados en el apoyo a grupos terroristas y dictadores como Hezbollah y Bashar al Assad.
No es menor la creciente influencia de Irán en Irak, Yemen, Líbano, Siria y otros países que puede convertirse en una realidad permanente de guerra sectaria si la Liga Árabe y la comunidad internacional no toman las medidas políticas necesarias con Teherán.
Los khomeinistas han ampliado su poder exponencialmente desde 1979. Al principio, apenas tenían influencia en otras naciones. Hoy han formado partidos políticos "legítimos" de grupos de milicias iraquíes y libanesas con presencia en los parlamentos de ambos países, y controlan la seguridad y las políticas del régimen sirio, además de acosar a casi todas las demás naciones del Golfo.
Irán produce armas sofisticadas y tiene un programa nuclear avanzado. El régimen trata de obtener armas nucleares independientemente del acuerdo firmado con la anterior administración estadounidense del ex presidente Obama. La República Islámica de Irán lleva a cabo políticas a largo plazo con una diplomacia muy profesional que ha llevado a occidente en distintas direcciones durante años de negociaciones que en definitiva fortalecieron sus propios intereses y burlando a las cancillerías europeas.
Por último, pero no menos importante: mientras todo esto sucede, no cabe duda que ISIS, si bien no ha desaparecido, fue expulsado del territorio conquistado y sus finanzas, logística, comunicaciones y operaciones están en baja condenando al grupo terrorista a su segura extinción o repliegue y confinamiento a alguna zona geográfica acotada que pudiera ser Afganistán, Pakistán o Filipinas, pero sin la relevancia de políticas estratégicas ampliadas que pudieran expandirse como las que desarrolla Irán.