Macron presidirá su primer acto de memoria de la masacre del 13-N
Francia, AFP
El presidente francés, Emmanuel Macron, presidirá mañana su primera ceremonia de homenaje a las víctimas de los atentados que el 13 de noviembre de 2015 costaron la vida a 130 personas en París y Saint Denis, un acto que se produce en plena reevaluación de la amenaza terrorista en Francia.
Macron, que llegó al poder en mayo pasado, acordó con las asociaciones de víctimas que la de este año sería la última ceremonia de homenaje de ámbito nacional y también que se haría de forma sobria.
El presidente no pronunciará ningún discurso y se limitará a guardar un minuto de silencio en cada uno de los escenarios trágicos de aquella noche de noviembre.
Primero en el Estadio de Francia, en Saint Denis (afueras e París), donde comenzó la serie mortal, posteriormente en la capital, en las terrazas de los bares y restaurantes del Petit Cambodge, el Carillon y el Belle Équipe, para acabar frente al Bataclan, la sala de espectáculos en la que perecieron 90 personas y que ha simbolizado la trágica jornada.
En los actos también participará el expresidente François Hollande, cuyo mandato estuvo marcado por esos atentados, así como la alcaldesa de París, Anne Hidalgo.
Francia recuerda, dos años después, a las víctimas del peor atentado de su historia en medio de un cambio en la política de combate contra el terrorismo.
El Gobierno ha decidido acabar con el estado de emergencia aunque muchas de las medidas previstas en ese dispositivo excepcional han quedado inscritas en una nueva ley antiterrorista.
El ministro del Interior, Gérard Collomb, indicó en una entrevista publicada hoy por el semanario Le Journal du Dimanche que la amenaza terrorista en el país sigue siendo “muy elevada”, pero aseguró que las fuerzas del orden cuentan con mejores recursos para combatirla.
Los avances en inteligencia, la coordinación de la información recolectada, la presencia policial creciente, el uso de las nuevas tecnologías o la cooperación a nivel internacional permiten estar mejor armados frente a esa amenaza, según el ministro.
Además, el debilitamiento del grupo yihadista Estado Islámico (EI) en Siria e Irak como fruto del avance de las tropas de la coalición en los territorios controlados por el califato está cambiando la naturaleza de la amenaza.
Fuentes de la lucha antiterrorista citadas por Le Journal du Dimanche señalan que Francia ahora teme más la acción de personas aisladas residentes en el país, inspiradas por la ideología mortífera del EI, que a acciones coordinadas y preparadas en Siria o Irak, como fue el caso de los atentados del 13-N.
En lo que va de año, el país ha sufrido tres víctimas mortales fruto de atentados de carácter yihadista, un policía en los Campos Elíseos el 20 de abril y dos estudiantes en Marsella el 1 de octubre.
Otras nueve personas han resultado heridas en este tipo de actos, mientras que las fuerzas del orden han logrado desarticular 13 atentados, según el Ministerio del Interior.
Los terroristas han actuado en lugares emblemáticos, el museo de Louvre en febrero, el aeropuerto de Orly en marzo, la catedral de Notre Dame en junio, un golpe de efecto muy negativo para un país que tiene en el turismo una de sus principales actividades económicas.
En todos esos casos, fueron personas que actuaron con un arma blanca, a los que se unió el autor del atentado de Levallois-Perret, a las afueras de París, que atropelló a seis soldados con un vehículo a la salida del edificio en el que residían.
Pero los servicios de seguridad franceses han evitado otros atentados más organizados, lo que les hace pensar que esa amenaza no ha acabado.
En abril pasado, en plena campaña electoral, desarticularon en Marsella una célula que fabricaba explosivo TATP siguiendo los tutoriales del EI para atentar contra candidatos presidenciales.
Y, en septiembre pasado, encontraron bombonas de gas preparadas para hacer saltar por los aíres un edificio del distrito 16 de París.
El presidente francés, Emmanuel Macron, presidirá mañana su primera ceremonia de homenaje a las víctimas de los atentados que el 13 de noviembre de 2015 costaron la vida a 130 personas en París y Saint Denis, un acto que se produce en plena reevaluación de la amenaza terrorista en Francia.
Macron, que llegó al poder en mayo pasado, acordó con las asociaciones de víctimas que la de este año sería la última ceremonia de homenaje de ámbito nacional y también que se haría de forma sobria.
El presidente no pronunciará ningún discurso y se limitará a guardar un minuto de silencio en cada uno de los escenarios trágicos de aquella noche de noviembre.
Primero en el Estadio de Francia, en Saint Denis (afueras e París), donde comenzó la serie mortal, posteriormente en la capital, en las terrazas de los bares y restaurantes del Petit Cambodge, el Carillon y el Belle Équipe, para acabar frente al Bataclan, la sala de espectáculos en la que perecieron 90 personas y que ha simbolizado la trágica jornada.
En los actos también participará el expresidente François Hollande, cuyo mandato estuvo marcado por esos atentados, así como la alcaldesa de París, Anne Hidalgo.
Francia recuerda, dos años después, a las víctimas del peor atentado de su historia en medio de un cambio en la política de combate contra el terrorismo.
El Gobierno ha decidido acabar con el estado de emergencia aunque muchas de las medidas previstas en ese dispositivo excepcional han quedado inscritas en una nueva ley antiterrorista.
El ministro del Interior, Gérard Collomb, indicó en una entrevista publicada hoy por el semanario Le Journal du Dimanche que la amenaza terrorista en el país sigue siendo “muy elevada”, pero aseguró que las fuerzas del orden cuentan con mejores recursos para combatirla.
Los avances en inteligencia, la coordinación de la información recolectada, la presencia policial creciente, el uso de las nuevas tecnologías o la cooperación a nivel internacional permiten estar mejor armados frente a esa amenaza, según el ministro.
Además, el debilitamiento del grupo yihadista Estado Islámico (EI) en Siria e Irak como fruto del avance de las tropas de la coalición en los territorios controlados por el califato está cambiando la naturaleza de la amenaza.
Fuentes de la lucha antiterrorista citadas por Le Journal du Dimanche señalan que Francia ahora teme más la acción de personas aisladas residentes en el país, inspiradas por la ideología mortífera del EI, que a acciones coordinadas y preparadas en Siria o Irak, como fue el caso de los atentados del 13-N.
En lo que va de año, el país ha sufrido tres víctimas mortales fruto de atentados de carácter yihadista, un policía en los Campos Elíseos el 20 de abril y dos estudiantes en Marsella el 1 de octubre.
Otras nueve personas han resultado heridas en este tipo de actos, mientras que las fuerzas del orden han logrado desarticular 13 atentados, según el Ministerio del Interior.
Los terroristas han actuado en lugares emblemáticos, el museo de Louvre en febrero, el aeropuerto de Orly en marzo, la catedral de Notre Dame en junio, un golpe de efecto muy negativo para un país que tiene en el turismo una de sus principales actividades económicas.
En todos esos casos, fueron personas que actuaron con un arma blanca, a los que se unió el autor del atentado de Levallois-Perret, a las afueras de París, que atropelló a seis soldados con un vehículo a la salida del edificio en el que residían.
Pero los servicios de seguridad franceses han evitado otros atentados más organizados, lo que les hace pensar que esa amenaza no ha acabado.
En abril pasado, en plena campaña electoral, desarticularon en Marsella una célula que fabricaba explosivo TATP siguiendo los tutoriales del EI para atentar contra candidatos presidenciales.
Y, en septiembre pasado, encontraron bombonas de gas preparadas para hacer saltar por los aíres un edificio del distrito 16 de París.